Cherish The Light Years
Wes Eisold recorrió un largo camino desde los primeros lanzamientos de American Nightmare hasta el nuevo disco de Cold Cave. La evolución fue larga y lenta pero clara. Del hardcore brutal y elemental de American Nightmare/Give Up The Ghost en el que destacaba la poesía de sus letras al hardcore más experimental, matemático y cercano al grindcore de Some Girls; de ahí curioso y un tanto fallido híbrido de hardcore y rap que fue XO Skeletons y al proyecto efímero Ye Olde Maids. Con XO Skeletons era bastante claro que se estaba alejando de la escena hardcore casi definitivamente, pero Ye Olde Maids fue la confirmación. Ahí aparece todo lo que eventualmente sería Cold Cave: canciones oscuras con sintetizadores, con toda la misma angustia de antes pero sin nada de la ira. Era despolijo y atonal, casi nada sonaba como una canción terminada, se le veían las costuras por todos lados, le faltaba un poco de foco, pero Eisold había encontrado una nueva forma que ya no abandonaría. No es difícil imaginarse qué atractivo pudo haberle encontrado a los sintetizadores, después de todo Eisold, nacido sin la mano izquierda, que comentaba en entrevistas cuán frustrante era para él hacer música pero no poder tocar un instrumento, que contaba como de chico soñaba con aprender guitarra hasta que le avisaron que con una sola mano no se puede, estaba por primera vez ocupándose de la instrumentación y componiendo los temas en su totalidad por sí mismo. Después de otro compilado de temas sueltos ya con el nombre de Cold Cave (Cremations, un poco más prolijo, con algunas canciones propiamente dichas) terminó de pulir su sonido gracias a la inclusión en el proyecto de otro músico en plena evolución, Dominick Fernow.
Fernow recorrió una ruta donde el cambio fue más sutil pero igual de constante. Empezó por los comienzos de la década pasada blandiendo sobre el público su propia variedad de harsh noise particularmente brutal. Tocaba en vivo, usualmente en cueros, con una violencia e intensidad notables, parado adelante de los amplificadores con un micrófonos en cada mano que usaba para generar breves pero estremecedoras explosiones de feedback. Esta modalidad lo llevó al centro de la escena noise norteamericana pero pronto empezó a cambiar, a ajustar su imagen, se cortó el pelo, dejó de andar en cueros y empezó a usar camperas de cuero, y más importante, empezó a tocar con sintetizadores en vivo. Su sonido se volvió más sutil, menos violento, más preocupado por los timbres, las texturas y la atmósfera. Por eso aunque su obra previa a Cold Cave contrasta todavía más que la de Eisold, es dificilmente sorprendente.
En el 2009 un Cold Cave conformado por Eisold, Fernow y Caralee McElroy (ex-Xiu Xiu) editó Love Comes Close, posiblemente el disco que más me gustó de ese año. La combinación justa entre canciones perfectas de synth pop oscuro y noise. Las pegadizas líneas de sinte invitaban a bailar mientras gravitaban sobre bases de ruido que le agregaban a las canciones todo un nuevo nivel de contradicción y significado evitándoles caer en ser canciones puramente pop, eran como destellos de color sobre un fondo gris. Mientras la voz grave de Eisold cantaba letras de angustia, desesperación, enfermedad y desolación. Era una combinación ideal, la música perfecta para (parafraseando a Eisold en un tema de Give Up The Ghost) “bailar al son de todo lo que perdiste, al son de la miseria de tu vida”.
Cherish The Light Years, el nuevo disco de Cold Cave (sin Caralee y con Jennifer Clavin de Miko Mika en su lugar) hace un salto desde Love Comes Close comparable al que ese disco hizo con respecto a Cremations. Eisold parece estar recorriendo la música de los 80s cronológicamente y si en el anterior disco la principal influencia era el synth pop, en este parece ser el new pop. La oscuridad de los otros discos casi desapareció el ruido ya no está, los sintetizadores suenan limpios y estridentes, la desesperación y la angustia existencialista de las letras de Eisold dieron lugar a otras emociones más diversas y hasta se indulge en momentos de melodrama del tipo Morrissey (“I feel guilty being alive/when so many beautiful people have died”). Hay guitarras y bajos y baterías no sintetizados. ¡Hasta hay una trompeta! Es un disco casi alegre. Ya no existe esa contradicción, esa tensión en las canciones que se debatían entre el baile y la desesperación, este disco es pop sin culpa. Al mismo tiempo eso lo hace un poco menos interesante y Cherish The Light Years es un poco menos redondo que su predecesor.
Por sobre todo el disco se siente como el cierre o la apertura de una etapa; como si Eisold hubiese hecho las paces con algo, no sé muy bien con qué. El tema que abre el disco “The Great Pan is Dead” es una conmovedora canción realizada con una sensibilidad y una sensación de grandiosidad y epicidad hímnica totalmente nuevas para él. Dice que esta canción está dedicada a toda esa gente que extraña y que sabe que posiblemente no vaya a ver nunca más en su vida. También dice que llegó a un momento de su vida en el que ya está grande para avergonzarse de sus emociones y que este disco es una carta de amor al camino que lo trajo a este momento de su vida. Dice que pasó los meses previos a la grabación recorriendo ciudades en las que vivió y lugares de su pasado para sumergirse en la nostalgia y no me sorprende. El disco suena a algo así.
El otro gran tema del disco es “Catacombs”, el tema que mejor pone en práctica sus influencias new wave y el más abiertamente pop del disco. Con un beat de batería saltarín y unos sintetizadores prístinos que parece sacados de la banda de sonido de una película de John Huges, Eisold se pone al nivel de la situación y ya no canta con la voz grave y fría de antes. Al contrario su voz suena sensible y emocional y le dice con añoranza a alguien “yo sé que estoy enterrado en algún lugar ahí abajo, en las catacumbas de tu mente […] y cuando la lluvia ácida inunde tu cerebro, voy a aparecer” y se regodea en la hipérbole autocompasiva cuando pregunta “¿recordás cómo te mudaste y nunca volví a escuchar de vos? A veces finjo que un día vas a volver por mí y esa es la única razón por la que todavía soy parte de este espantoso decorado”.
Hay momentos en los que se extraña la voz de Caralee y hay otros en los que se nota que un disco con estas pretensiones necesitaba otro tipo de producción, que necesitaba un sonido más amplio, más limpio, más ampuloso, que le falta exuberancia, como que la sensibilidad de las canciones se queda corta por la insensibilidad de la producción. Es de cualquier manera un gran cambio para la banda y si este disco es realmente el comienzo de una nueva etapa entonces sólo nos queda esperar a ver qué hace Eisold una vez que se acostumbre y se sienta cómodo en este nuevo papel y le termine de tomar la mano a los nuevos trucos que aprendió.
Lima City Rockers
Una parte importante de la mitología indie gira en torno a las disqueras. Mientras leía Our Band Could Be Your Life me daba cuenta que la historia del indie no es solo la historia de las bandas que escriben las canciones, sino también de los que se dieron el trabajo de grabar y distribuir la música, de los que se soplaron doblar a mano cada uno de los encartes de los discos, y de comprar la gasolina y ver que no se gasten todo en drogas. La logística nunca ganó una guerra, pero las perdió todas.¿Dónde estaríamos ahora sin SST, Touch and Go, Homestead, Dischord, K Records, Sarah Records, Flying Nun, Merge, Matador, Rough Trade, Sub Pop, Factory? ¿Qué tan diferentes sonarían las cosas sin Electric Audio? En el Perú, donde no queda sino ser independendiente, le tengo especial cariño a Mundano Records. Me han dicho, quienes saben, que las grabaciones podrían sonar mejor. Y muchas de las bandas que han grabado ahí no me gustan para nada. Pero también son muchas las canciones que tengo tatuadas en el cerebro,
En Sound Cloud se pueden encontrar tres (1, 2, y 3) mini-compilados de la disquera. Me parece que son un punto tan bueno como cualquier otro para ver lo que se ha venido haciendo en los últimos veinte años por estos lares.
(O sino empiece buscando el Back to Perú -y luego todo lo que hayan grabado Los Saicos y Los Yorks y Traffic Sound- , o The Roots of Chicha, o el primer disco de Leuzemia y el de Narcosis y el Suicida de 16, y el de Electro Z, este es el mejor, acostúmbrese a la jerga, a la cadencia de la voz, y luego vuelva, y sentémonos a conversar en peruano a la sombra de un jacarandá)
Pero si les da flojera escuchar todo, a continuación mis selecciones:
Metamorphosis – Directo al volcán: O prefiguración 1. Mientras estuvieron en actividad pocas bandas sonaban como ellos. En una escena más cercana al punk tradicional, Metamorphosis destacaba por un tratamiento más complejo de la guitarra y sus posibilidades sonoras. Y ahora cada vez que Millones de Colores, o Buh, o Cecimonster vs. Donka tocan un arpegio de novena sobre una base hardcore, es como que Meta aún estuviera vivo.
El Ghetto – La Medicina: O prefiguración 2. Desde mediados de la década pasada se ha gestado una especie de mutación peruana del ska, con ritmos machacantes, predominancia de las líneas de vientos, interludios reggae y raggamufin, espíritu punk. Los Vespa, Los Filipz, Radio Makkonen, la Renken, tal vez en alguna medida La Mente, son buenos ejemplos de esto. El Ghetto fue el primero. Tal vez haya sido el mejor.
G3 – En Casa: G3 es, de todas las bandas que se encontrarán en los compilados, la más importante. No solo porque fueron durante dos décadas uno de los motores principales de esa aventura quijotesca que es el rock peruano, sino porque de no haber sido por ellos Mundano no existiría: el estudio fue construido originalmente para grabar las canciones de la banda. En Casa, de su último disco, es una de sus mejores canciones, el retrato de un viejo punk que siente que no puede volver a los lugares de los que se alejó ya hace bastante, no a estas alturas, no todavía.
Los Zapping – Vietnam: En el segundo disco de Los Zapping, que espero alguna vez salga, hay una canción mía. Así que sobre el segundo disco no me escucharán emitir opinión alguna. Pero antes de eso, Los Zapping eran los amiguitos adolescentes de mi enamorada jugando a ser estrellas de rock, y escribiendo joyas como esta en el camino.
Turbopótamos – Ultrabeba: El primer disco de Turbopótamos, nombre genial si es que los hay, es para muchos el mejor de la década pasada. Aunque lo que vino luego no puede ser de ninguna manera considerado malo (a mí personalmente me gusta mucho el 2012), la combinación de ska, rockabilly y pop del debut es intoxicante.
Los Fuckin Sombreros – Barbacoa Punk: Pipe Villarán, ex guitarrista de G3, escribe esta canción homenaje a dicho grupo. Y resume de lo que se trata todo esto en una línea: «Recordaré la belleza de lo simple».
Plug Plug – Lima City Rockers: Esta podría ser la evolución final del estilo compositivo que Garzo empezó a desarrollar en el último disco de Metamorphosis, y que continuó a lo largo de toda la obra de Plug Plug: los arpegios al borde de la disonancia, el ritmo hiperactivo de un niño con ADD, la melancolía de la progresión, la letra simple (las mejores despedidas son simples), la emoción en la voz.
Adictos al Bidet – Somos los piratas: Adictos al Bidet son, como los Ramones, expertos en el arte de hacerse los tontos para burlarse del que los tome en serio. Detrás de canciones como Ni que fueras mi mamá, Tus tetas son lo peor que me ha pasado o Eres capitalista está la idea de que la mejor forma de oponerse al sistema, tal vez la única cuerda, es satirizarlo.
Boom Boom Kid – No siempre simple, pero suave y feliz: Una melodía cincuentera, una letra repetitiva, chistes sobre pronombres, palmaditas, rayitos lásers, un juguete nuevo.
I’ve seen the future of hip hop and it’s Odd
Esto da por iniciada la temporada musical 2011 para mi. Este nuevo single adelanto de Tyler The Creator es increible. El primer disco de Tyler, Bastard del 2009, es buenísimo pero este tema es mucho mejor así que tengo grandes expectativas. Para aumentar la ansiedad Tyler dio una presentación incendiaria en el programa de Jimmy Fallon donde tocó otro tema nuevo junto a Hodgy Beats, compañero de Tyler en el grupo Odd Future Wolg Gang Kill Them All (conocido como Odd Future a secas). El disco tiene fecha de edición para algún momento de abril
Un comentario en youtube decía que OFWGKTA son como el Wu-Tang del siglo XXI, y me pareció que tal vez tenía razón.
Mujeres
· Hace ya varios meses que vengo posponiendo este post acerca de los canadienses Women, pero se me hacía difícil definir bien las virtudes y ventajas de la banda con respecto a otras. Sí, es una banda muy buena y su último disco “Public Strain” del año pasado es muy bueno, pero ¿Por qué?
Me di cuenta que es más fácil definirlos no por lo que hacen bien sino por lo que no hacen mal.
· En toda esta última vorágine de bandas nuevas, las influencias siempre son las adecuadas, las ideas son buenas, pero falla siempre algo en el proceso de la ejecución, en algún concepto que pasan de largo, en prestarle demasiada atención a eso que justamente no es importante.
· Women es una banda de indie-noise-rock. Sí, ya esta todo escuchado. Pero sus influencias del noise no son el Dirty de Sonic Youth, ni el Loveless de My Bloody Valentine. Más bien son influenciados por la parte más interesante (en mi opinión) de Sonic Youth, la época del Confusion is Sex, Bad Moon Rising y Sister. Los colores ocres, las olas de ruido atonal insoportable, el clima opresivo. La grabación como si fuera hecha en un portastudio a medio andar en un baño enorme y sucio.
· Ok, si hicieran buen noise podría ser suficiente, pero la gracia de estos muchachos ees que hacen buenas canciones, con excelentes melodías, bien construidas, con buen conocimiento del espacio y los silencios. Saben cuando tiene que estar sonando algo, cuando no, cuando es mejor que haya una sensación de vacío, de “acá falta algo”, y usarlo a su favor.
· Women fueron conocidos en su primer disco con su hit, “Black Rice”, una hermosa canción que parecía hecha por unos Shins más tímidos, que les daba verguenza demostrar que la melodias que usaban era realmente lindas. Se podría considerar que esto también pasa en su segundo disco“Public Strain”, con varias melodías e ideas pop que quedan un poco sepultadas bajo la producción y la mezcla caprichosa. Pero lo que se fue es esa sensación de inseguridad, de “que sí pero no”. Abrazan su sonido,y construyen con sus influencias un lenguaje personal y propio sin darle muchas vueltas al asunto.
· Creo que es necesario hacer un espacio para hablar de la voz de Patrick Flegel, vocalista y guitarrista. En realidad no hay mucho para decir, porque Patrick cumple el rol pasado de moda de cantante en segundo plano, más del principio de los 90s (léase, dinosaur jr, mudhoney, y un montón de bandas twee, donde el cantante en cierta forma hace lo que puede). Su impostación es seca, un tanto fría, apática y nasal. Conoce muy bien las limitaciones de su voz y no tiene el más mínimo miedo en usar todo su rango, de una postura más grave y reminiscente a un Ian Curtis menos dramático, a un casi falsete más en la línea de los Beach Boys. Todo sin que quede forzado ni raro, todo en su medida justa.
· De nuevo, todas las virtudes de esta banda se puede reducir a cuan poco se equivocan. El disco esta lleno de interludios ambientales (al estilo del Silent Shout, de The Knife), que.. ¡Funcionan muy bien! ¡Son lindos, y no son pretenciosos! En “Drag Open”, el tema por lejos más Sonic Youthero y cáustico del disco, evitan caer en el plagio gracias a una línea de bajo buenísima y pegadiza que jamás podría ser escrita por Kim Gordon. “Heat Distraction” esta en una métrica compleja al mejor estilo rock progresivo, pero la canción funciona tan bien que ni siquiera se nota (¡Así es como se hace!). Y en “Narrow With The Hall”, un genial tema pop de 2 minutos y medio de duración, cuando el tema realmente empieza luego de una intro, el bajo decide entrar un compás después de donde debería, y nada, no se, me emociona.
· Women es una muestra de como una banda de 2 guitarras, bajo y batería puede seguir siendo un formato válido y fresco. Que se puede hacer noise sin caer en los lugares más comunes, y hacer pop pegadizo sin ni siquiera un dejo de “quiero pegarla” o de “me estoy re subiendo al carro”. Porque al fin y al cabo, son solo 4 pibes en su sala haciendo la música que les gusta, construyendo su mundo sonoro y haciéndolo muy bien. La pregunta, como siempre, es: ¿Era tán difícil?

Descargar Women – Public Strain
PD: En Pitchfork.tv hay 3 videos de ellos tocando en vivo temas de este disco. Estan muy bien interpretados y el sonido es muy bueno, y pese alguna terrajada con respecto al ‘contexto’ de los videos, es una buena introducción a la banda.
Quirky Scottishmen IV.
O, una carta de amor a Billy McKenzie.
(esto viene de aquí, aquí y aquí)
01.
En mis momentos de insomnio me imagino que, en algún futuro lejano, digamos el año 2749, en el planeta Tierra, hay una estatua gigante de Billy McKenzie. Es toda plateada y esta cincelada con golpes lustrosos. Parece un cuadro de acrílico plateado. Mira hacia el futuro, hacia el horizonte que se eleva por sobre el mar (porque esta, obviamente, en una ciudad con vista al mar). Está vestido como un aviador de los años 30, pantalones bombachos holgados en los muslos y ajustados en los tobillos, botas, una de esas camperas peluchonas. Bajo su brazo izquierdo tiene un casco futurista. A pesar de ello, en su cabeza se observa una boina, por supuesto. A su alrededor zumban hombres en jet packs, naves unipersonales, gigantescos cilindros de carga manejados a la distancia, seres mitad murciélago mitad humano, humanoides brillantes que vuelan por el poder de su propia pila atómica incorporada en el torax, medianas unidades de transporte público. En el pedestal en el que se apoya hay una placa dorada en la cual se lee: “Billy McKenzie dice: ‘¡Crean siempre en ustedes mismos, niños!’”.

02.
Como tantas otras cosas valederas de mi vida, The Associates apareció de la mano de un español iconoclasta (que rareza que algunos agentes de España, que tiene ese inmemorial mal gusto musical me hayan recomendado algunas de las bandas más significativas en mi existencia) que hablaba de Billy McKenzie y Alan Rankine como si fuesen la segunda venida de un Cristo melodramático, irónico, demasiado elegante de traje-y-corbata y pelo engominado para ser glam, demasiado histriónico y absurdista para encajar en el mundo del post punk con total comodidad.
Obviamente que lo primero que me llamó la atención cuando finalmente “Sulk” cayó en mis manos fue el falsetto de McKenzie, esa voz que combina perfectamente hastío, ansiedad, desesperación y ambigüedad sexual. Realmente, ¿qué le pasa a la voz de Billy McKenzie? ¿Cómo se volvió tan alta? Me pregunto si hablaba como un tipo normal. Su voz es de aquellas que no te olvidas nunca jamás, y más allá de los arreglos vanguardistas, staccatados, furiosos, de Rankine y compañía, lo queda impreso es ESA voz demasiado cálida para ser una diva (parecía un chico realmente vulnerable y no su mera imitación o alguien que alguna vez fue eso pero ahora está enterrado bajo cincuenta capas de estrellato autoimpuesto) pero demasiado alienígena y alienada para ser normal, procedente de la clase de persona que podría confesarte su más oscuro secreto de la nada y llorar en el medio de la noche.
03.
¿Se acuerdan de cuando en la primaria nos decían a todos que los próceres se habían muerto pobres, olvidados, en un país ignoto, en una habitación de hotel, que lo único que poseían era ese traje con el que los enterraron y su pelela? Bueno, todo eso es obviamente una mentira. Sarmiento quizás murió en Paraguay en una habitación de mierda, vetusta, pero porque Sarmiento estaba LOCO. ¿Todo el resto? Tenían unos pesos en el banco. En realidad, muchachos, la verdadera tragedia es ser un músico más talentoso que la media que ha tenido un roce con la fama, UNO y solo uno, un momento fugaz en que una de sus canciones sonaba en la televisión y en la radio, en las discotecas y en las playas, y después siguió haciendo buena música sin jamás recapturar el oído popular. Esos son los que terminan mal, solos, deprimidos, hinchados y sin un peso.

Imagínense a Billy McKenzie en el cobertizo de herramientas del jardín de la casa de su padre en Dundee (“la cuarta ciudad más grande de Escocia”), deprimido, observando sus 40 años muy de cerca, un hombre que hacía poco había declarado que “se arrullaba cada noche para dormir”, con cicatrices que comenzaban a asomar en su sien de héroe de acción, triste por la muerte de su madre, sentado en una reposera de fierros blancos y tiras de plástico mientras se toma una sobredosis de amitriptyline, temazepam y paracetamol.
Yo ni siquiera sabía que te podías morir tomando paracetamol.
04.
El problema es que una de las canciones que compusieron su breve recorrido por la fama es, probablemente, una de las mejores canciones del siglo XX. ¿Cómo sino se explica de donde sale “Party Fears Two”.
Miren, es una canción que escuché tantas, tantísimas veces que puedo acordarme del principio de memoria, y no hablo de letras, hablo del “ta na nan na nan na nan. tuuuuuntururuntuntuntuntututuntututuntututututuntututututun, tururun”. Bueno, quizás eso sea un mal ejemplo. Pero la manera en que se inicia la canción, con ese piano, como notas distantes en un salón de baile abandonado, con un extraño eco, para luego desatar esa cascada de sintetizadores que nos traen a la mente la imagen de McKenzie y Rankine apareciendo en el escenario subidos a un carro tirado por galgos, ataviados como caballeros españoles del siglo XVII.
Cuando finalmente escuchamos la voz de McKenzie eleva a una canción que ya parecía ser demasiado inteligente para su propio bien, que se balanceaba entre el absurdo y el compromiso, justamente porque no resuelve el conflicto entre lo irónico y lo sincero. McKenzie canta una canción con letras absurdas y surrealistas de un modo totalmente honesto. Los desafío, sino, a escuchar el “awaaaaaaaaaaaaaaaakeeeeeeeeeee meeeeeeee” sin que el esqueleto quiera salírseles por la boca y temblar.
Pero, realmente, ¿de qué carajo habla “Party Fears Two”? En primera instancia, es la descripción de una noche en la ciudad. Lo grandioso es que es una descripción no adjetivizada. O sea: ¿es una noche normal? ¿es una noche desastrosa? ¿el narrador se siente avergonzado de el mismo? Es una canción profundamente dubitativa en un sentido, compuesta de fragmentos de significado que, en algunos casos, chocan y se entremezclan y, si uno lee la porción de una frase significa algo completamente diferente que si se la lee precedida por las estrofas anteriores (el ejemplo más claro es “And you say it’s wonderful / to live with I never will”). La maldita canción está repleta de frases increíbles, de potenciales remeras que son demasiado witty para ser entendidas.
Es, en otras palabras, una composición de fiesta en el sentido más completo y hermoso del término. Una canción confusa, desesperante, repleta de picos de emoción, de momentos de fealdad, de memorias a medio recordar (lo mejor: “Have I done something wrong?” quién sabe, quizás lo hiciste). Con una sabiduría preclara acerca de lo que produce alcohol expresada en una frase telegráfica.
Y, sobre todo, con un deseo poderosísimo de romper algún tipo de restricción. O sea, ¿por qué carajo McKenzie canta de esa manera? ¿Por qué tiene ese coro de almas en pena en momentos puntuales de la melodía? Todo el tiempo McKenzie parece estar arañando un cascarón. Que es lo que hacemos cuando vamos de fiesta. La vida es aburrida, la secuencia tradicional de días se vuelve agobiante y lo único que nos queda es el fin de semana, ese territorio perverso y mítico en cuyas noches se supone que todo puede suceder y que la mayoría de las veces termina siendo una rutina suplementaria. Es un tema jubiloso que lucha contra la frustración todo el tiempo. Qué momento ese del final en el que Billy repite la frase inicial pero con un desgano desolador, que solo expresa la más profunda tristeza.
I’ll have a shower
And then phone my brother up
Within the hour
I’ll smash another cup
Please don’t start saying that
Or I’ll start believing you
If I start believing you
I’ll know that this party fears two
And what if this party fears two?
The alcohol loves you while turning you blue
View it from here
From closer to near
Awake me
Don’t turn around
I won’t have to look at you
And what’s not found
Is all that I see in you
My manners are failing me
I’m left feeling ugly
And you say it’s wonderful
To live with I never will
So what if this party fears two?
The alcohol loves you while turning you blue
View it from here
From closer to near
Awake me
I’m standing still
And you say I dress too well
Still standing still
I might but it’s hard to tell
Even a slight remark
Makes nonsense and turns to shark
Have I done something wrong?
What’s wrong’s the wrong that’s always in wrong
I’ll have a shower
And then phone my brother up
Within the hour
I’ll smash another cup
En definitiva, la fiesta te teme y vos le temes a la fiesta también.
05.
Punto de vista: como si estuvieses dentro de una nave espacial observando por el parabrisas. Se ve un pequeño planetoide de colores rojos y grises que se acerca rápidamente. Cráteres, rocas y polvo.
Vemos la nave que despliega uno de esos anacrónicos trenes de aterrizaje que parecen hechos de caños de hierro (por si importa, la nave es uno de esos transbordadores / jet espaciales. Líder 1 cruzado con Astrotrain). El terreno es, obviamente, baldío y pedregoso, una puna sin hippies.
De pronto aparecen unos bichos que parecen piedras con piel, grandes bocas con dientes cuadrados en el medio de una cara de arcilla, dos ojos redondos de caricatura, sin nariz, sin orejas. Textura rugosa. Dos brazos con cuatro dedo gruesos como velas les salen de los costados. Los bichos se desplazan arrastrándo su triste cuerpo con los brazos. No intentan elevarse ni saltan. Se expresan en un lenguaje que parece producido al chasquear la lengua.
Los astronautas (porque hay astronautas, bajaron de la nave hace instantes) descubren que los bichos son bastante amistosos y que los quieren arrastrar a una caverna cercana. Dubitativamente primero, y luego entusiasmados, los hombres se dirigen al lugar.
Al entrar en la caverna descubren un altar hecho de piedra sobre el que descansa el inmaculado cráneo de Billy Mckenzie. Mediante gestos, los cosmonautas descubren que las bolas de roca han estado venerándolo durante milenios, que cada 50 rotaciones de su planeta (unos 78 días humanos) realizan un ritual con la esperanza de que cante, lo cual, creen más allá de toda duda, traerá el fin de los tiempos.
06.
Q: ¿Tienen alguna fobia?
Alan: Och, solo las usuales. Estar usando un casco espacial con diez escorpiones reptando en su interior (risas) Creo que eso sería muy terrorífico.
Billy: Odio a las ratas. Cada vez que veo una quiero matarla. Y odio a los alsacianos. Hacer las compras – odio los supermercados, y no puedo soportar tiendas como Woolworths o Marks and Spencers, si camino y paso frente a un lugar como Top Man o algo así, realmente me pone enfermo. Y no puedo nadar ni siquiera si mi vida dependiese en ello. Le tengo miedo al agua, especialmente a las aguas profundas.
(De una entrevista con Smash Hits de 1982)


