de criollismo, pt. 1: sueños de opio

A diferencia de países como Colombia o Brasil, donde aún es posible reconocer en el ADN de música popular contemporánea la influencia del vallenato o de la samba, o de los EEUU, donde la música country tiene un considerable éxito de ventas, o de lo que pueda pasar en países de lo que poco o nada llegamos saber (Etiopía, por ejemplo), en el Perú la música que durante gran parte del siglo XX se identificó con lo nacional, la música criolla, nombre original si es que los hay, está muerta de toda mortandad.

Cada 31 de octubre, fecha en la que se celebra, o se debería celebrar, Halloween lo ocupa todo, vemos reaparecer, como zombies o fantasmas, a sus estrellas ya olvidadas reclamando un poco del antiguo lustre que perdieron hace mucho. Políticos y periodistas se rasgan las vestiduras lamentando el desinterés de una juventud que se identifica más con modas extranjeras que con las tradiciones de su pueblo, mientras que la juventud entera hace caso omiso a lo que debería hacerse, y hace lo que quiere.

Motivos para que esto haya sucedido hay muchos. El principal es, creo, los cambios sociales que vivió Lima a partir de la segunda mitad del siglo. La migración masiva no solo ha cambiado el rostro de la capital, ha hecho lo propio con sus gustos, y es posible ver ahora conciertos multitudinarios de cantantes de huayno, mientras que derivados de la cumbia amazónica y norteña dominan el FM.

No se trata, sin embargo, de una ausencia de talento. Cantantes tenemos, y superlativos. Pero si tu repertorio está compuesto de canciones escritas hace más de 30 años, hay pocas posibilidades de conectarte con personas que han crecido entre las bombas y viven en las redes.

(Y, como pasa casi siempre, todas mis teorías y mis teoremas se deshacen sobre sí mismos al chocar con la realidad de las cosas: escucho a Oscar Avilés, tan vital, tan real, como si la esquina y el callejón aún fueran lugares de creación y de vida, y escucho a Susana Baca, tan elegantemente triste, capaz de iluminar el mundo con su negrura, y me digo que los culpables no son ellos, como siempre los culpables somos nosotros que jamás entendimos ni entenderemos nada. Pero a algo iba, y ahí voy.)

Y a lo que iba, y a lo que voy, es que, a pesar del paulatino abandono de la percepción de importancia del Autor, del creador individual, frente a una obra, abandono que se ve perfectamente ilustrado hoy en día por las acciones colectivas de Annonymous, o en la Wikipedia, es solamente la aparición de estos Autores la que permite, la que origina, evoluciones en la cultura.

Felipe Pinglo Alva es uno de ellos. En el momento en el que aparece, el recambio generacional en la música criolla se hacía necesario. Descendiente de valses vieneses, mazurcas polacas y jotas españolas cholificados, es recién a principios del siglo XX que esta música se consolida como una entidad independiente y reconocible como tal, articulada en torno a manifestaciones populares, y a algunos compositores y grupos (Montes y Manrique, Karamanduka, Pedro Manrique), conocidos luego como la Guardia Vieja.

Para la década de 1920, ya la temática y la estructura de las canciones había empezado a anquilosarse, a tornarse repetitiva y previsible. La popularidad de tangos y boleros, traídos con el cine, amenazaba también con sofocar al criollismo. La obra de Pinglo, compleja y multifascética, fue la inyección de vida que necesitaba la música criolla.

Inyección de vida que comienza como muchas: ignorando por completo lo que manda la tradición, y haciendo precisamente lo contrario. Utilizando como base aquellos ritmos extranjeros (no solo el bolero y el tango, también el fox-trot, el one-step y el jazz) que muchos criollos tradicionales ignoraban o despreciaban, Pinglo introduce innovaciones rítmicas y armónicas que definieron su década, y las que vinieron.

Pero es en la temática de sus canciones en donde Pinglo modifica de manera sustancial el vals peruano. Además del amor no correspondido, tema criollo por excelencia, sus canciones hablan de su tiempo: la migración a Lima, la industrialización, la polarización de las clases sociales, la modernidad, la droga, el tiempo. Todo esto filtrado por una sensibilidad mayor, capaz de encontrar los detalles precisos que vuelven una escena memorable.

El Plebeyo, por ejemplo, comienza con una descripción del anochecer en una ciudad que empieza a modernizarse (“la luz artificial, con débil proyección, propicia la penumbra que esconde en su sombra venganza y traición”), para contar luego el drama de Luis Enrique, enamorado de una mujer de clase más alta. Drama que pasaríamos por alto si la melodía que lo encarna no fuera tan hermosa y compleja.

Es exactamente en esta capacidad de hermanar melodía y letra en la que radica la genialidad de Pinglo. El coro de Porfiria es una obra maestra de la mala leche, la canción perfecta de despecho y victoria del abandonado. Es imposible no sentir esa alegría contenida que suelta el cantante cuando le dice, a quien quiso y ya no quiere, que “todititito lo has perdido, por ambiciosa y necia”.

Y luego está la que es para mí la canción que mejor ejemplifica lo sintonizado que estaba Felipe Pinglo Alva con el espíritu de su época: Palabras Esdrújulas. Lo que es aparentemente un vals común y corriente se convierte en una exploración del lenguaje y sus posibilidades sonoras, muy en línea de lo que hacían entonces Vallejo, Adán, Oquendo de Amat. Palabras esdrújulas es, aunque tal vez ahora suena a oxímoron, un vals vanguardista


Youtube saved the video star

Una de las cosas por las que el 2010 debería ser recordado es por ser el año en el que Youtube le ganó definitivamente a la televisión como el ámbito natural de los videoclips. Ustedes, chicos ultramodernos, me van a decir que eso no es nada nuevo y que hace cinco años que miran todos sus videos online o que ya ni siquiera miran videos, y tendría algo de razón, pero no fue un cambio brusco, fue un proceso y creo que ese proceso llegó a su fin este año.

En algún momento de este año Lady Gaga alcanzó los mil millones de reproducciones entre sus varios videos convirtiéndose en la artista más vista en internet hasta el momento, un mérito que ahora parece enorme y hace un par de años no existía. Al mismo tiempo que pasaba eso Disturbed, sí, esos, los que tocaban nü-metal, los de “Get Down with the Sickness”, que seguro que pensaban que ya no existían, metían su disco nuevo en el primer puesto de Billboard sin que su popularidad y su lugar en el foco público se acercaran ni a kilómetros de los de Gaga en este momento, dejando muy en claro que es hora de cuestionar la función de los charts y cuan urgentemente necesitan una modernización. En el estado de las cosas después post-internet-mp3-p2p las ventas de discos funcionan apenas como un dato de la industria en vez de como un verdadero índice de popularidad como supo ser en otra época.

Ahora piensen en la última vez que vieron un video en MTV. En la última década el canal que inventó los canales de música se convirtió gradualmente en un canal de realities mal actuados para adolescentes y ese cambio terminó y fue reconocido por la cadena misma este año cuando sacó la tagline “Music Television” de su logo después de tenerla ahí por casi 30 años. Cualquier joven que vea MTV por primera vez en esta época no tiene ninguna razón para asociar a la cadena con videoclips.

Lo importante acá no es la capitulación de las cadenas de videos, que no las vamos a extrañar, si no el efecto sobre las bandas y sus videoclips. Por mucho tiempo las bandas poco masivas le dieron poca importancia a los videos porque sabían que no tenían lugar en la rotación de los canales entre artistas exitosos y artistas manijeados por su discográfica, pero con los servicios de video la tiranía de la rotación y los programadores se terminó. Ya nadie mira lo que hay sino que busca lo que quiere y las bandas se dan cuenta de que un video que llame la atención puede serles útil. También se dieron cuenta que podían hacer lo que quisieran porque no necesitaban tener en cuenta los límites de tiempo de la televisión ni los límites de contenido aceptable. Y así es como la tendencia de los videos en el último año fueron los videos largos, muy largos, más largos que la canción y los videos con contenido intelevisable, desnudos, violencia, sexo o simplemente rareza y asquerosidad general.

Esta moda no solo se extendió entre artista menores. Lady Gaga consiguió esa cantidad de vistas porque apostó a videos gigantescos con una estética peculiar y llamativa, fuerte y un poco ridícula, que duran hasta el doble que la canción; todos los cortes del Embryonic de Flaming Lips tienen videos rarísimos con desnudos, violencia, monos y tortura; y el que se más al carajo se fue (poco sorprendentemente) fue Kanye West que hizo para el single “Runaway” un video de 35 minutos. Eso ya ni siquiera es un video, es un corto cinematográfico que incluye la canción.

Hubo un momento en el que Youtube estaba apenas empezando y la etapa «music television» de MTV estaba terminando en la que no miraba videos y me arriesgo a decir que era algo general, ya no nos interesaban los videos. Tal vez incluso nos atrevimos a pronosticar que los videoclips ya no tenían sentido e iban a desaparecer porque nosotros, tan apocalípticos y adelantados, no mirábamos televisión y bajábamos todo tipo de cosas que jamás íbamos a ver en los canales de música y ni nosotros ni las bandas necesitaban los videos. Como siempre nos apuramos en hacer lecturas de cosas que realmente no estaban pasando, wishful thinking, y ahora nos encontramos con que internet no mató al videoclip sino que lo salvó.

Ahora, algunos ejemplos ilustrativos:

Bonus Track: algunos ejemplos más que no puse porque ya eran muchos embeds o porque eran menos interesantes los videos o porque no me gustan los temas.
MIA-«Born Free» || The Klaxons-«Twin Flames» || Die Antwoord-«Evil Boy» || Devendra Banhart-«Foolin» || El guincho-«Bombay» || Astrud-«La música de las supercuerdas» || Ariel Pink’s Haunted Graffiti-«Round and Round» || The Flaming Lips-«Watching the Planets«/»The Sparrow Looks Up At The Machine» || Former Ghosts-«Taurean Nature«/»Hold On«/»Flowers» || Hot Chip-«I Feel Better«


Bueno ta.

(introducción)

– Todo empezó leyendo este post de Fluxblog donde Matthew Perpetua mostraba su entusiasmo ante un nuevo tema de My Chemical Romance. La descripción me pareció interesante – la banda dejo su lado hardcore depresivo y se pasaron al power pop energético:

«I’ll be very honest with you: I definitely never anticipated loving a My Chemical Romance record this much, but then again, I also never thought they’d be the band who’d try to make Andrew W.K. seem sluggish and morose. “Planetary (GO!)” is a super-concentrated shot of thrill power, totally overwhelming in its barrage of gleeful, hyperactive hooks.»

Escuché «Planetary (GO!)» y me gustó. Me recordó a los daneses cromados y melosos de Alphabeat, pero más aún más energéticos, bomásticos y exagerados. Perfecto.

Christopher Weingarten es un crítico de rock (él mismo se pone en su bio de twitter «last music critic standing»)  que en el 2009 tuvo la demente idea de hacer 1000 reseñas de discos, de discos editados ese año, todos en tweets de 140 carácteres. Lo logró, y siguió twitteando reviews (aunque no tan compulsivamente) en el 2010. También comenzó a escribir en varios medios, incluyendo el Village Voice. Me pareció siempre un crítico como mínimo interesante, y siempre entre los mejores 10-20 discos del año que él elige hay muchas bandas y proyectos totalmente desconocidos, al igual que mucho pop hiper-mainstream, así como hip hop y bandas de las que todos hablan y a todo el mundo le gusta. ¿Snob? Segurísimante, pero me da la sensación de que es Weingarten es un tipo con una opinión bastante formada y personal sobre lo que le gusta y lo que es bueno.
– Así que.. uno de los discos recomendados de Christopher del 2010 es «A Thousand Suns», el nuevo de Linkin Park. En su reseña del disco habla maravillas: «All hail A Thousands Suns, the finest dystopian fusion a major label can buy». Lo compara con el Ok Computer. También dice que la mayoría de la música del disco haría que los rajen a la mierda de cualquier Ozzfest. Pensé: «Bueno, tal vez es interesante».
– ENTONCES… cuando abrí el soulseek y decidí bajarme el «Danger Days: The True Lives Of The Fabulous Killjoys» de My Chemical Romance, dije «fuck off!» y me bajé también el de Linkin Park. Y escuche ambos. Varias veces.

– Antes: En mi vida escuché nada de My Chemical Romance excepto algún video en algúna televisión ajena de algo que me parecía una porquería depresiva al palo que no me decía nada con videos over-the-top. Pero dentro de todo nunca tuve ningún contacto con ellos. No conocía gente que los escuchaba. Es una banda que se hizo popular en el 2004-2006, y ya ahí estaba en mis veintialgo de años, fuera del target de su público. No pasó lo mismo con Linkin Park, que me los tuve que fumar por todos lados entre los 18 y 21 años, en la época que habían sacado el «Hybrid Theory» y el «Meteora». Me parecía una GADORCHA, y no le creía nada a esos rich kids con el ceño fruncido, tan en ese plan «aay, vivo en el suburbio, tengo toda mi vida solucionada y ningún problema, pero ESTOY MUY ENOJADOO!!1».
– (Algo que siempre me pareció interesante es como las bandas establecidas, famosas y con sello mainstream, de vez en cuando se rallan y sacan discos «raros», alienan a su audiencia de una forma u otra, y mandan todo a cagar. Es algo que – como muy bien decía mvc – ocurre desde los Beatles, y muchísimas veces esos discos son los más interesantes de una banda. Tanto el disco de Chemical como de Linkin Park parecían entrar en ese canon, aunque de una forma muy diferente cada uno)
– Pero bueno, la cuestión es que sí, me bajé ambos discos y los escuché, y esto es lo que puedo escribir al respecto acerca de cada uno, que justamente son lo suficientemente distintos y opuestos para que sea interesante hablar de ellos en conjunto:

My Chemical Romance – Danger Days: The True Lives Of The Fabulous Killjoys

Este disco es un ALL-CAPS-FEST. Todo el disco esta tocado con la máxima intensidad posible, las guitarras super distorsionadas, la batería tocada fuertísima, las canciones todas gritadas, TODAS tienen coros y más coros, y todo esta repleto de ganchos, arreglos de sintes y cuerdas. Obviamente, es pretencioso y ligeramente conceptual, con track introductorio, dos tracks de interludio, secciones de spoken word, etc. Pero el disco zafa muy bien debido a que logra nunca tomarse del todo en serio. Es demasiado bombástico y exagerado para eso. Y esta en las antípodas de la oscuridad: Es un disco divertido, dinámico, que no tiene ningún miedo en exagerar y pasarte por encima como una aplanadora. También es, inevitablemente, cansador, y no cualquiera puede soportar entero sus 50 minutos de himnos, ganchos interminables, cánticos heróicos y ritmos al palo sin parar. Pero igual el promedio de los temas es muy bueno y hay muy poco relleno.
Ojo, que uno también puede encontrar mucho para odiar aquí: La superproducción glossy y digital moderna, con todo perfectamente en su lugar, la sobredosis de arreglos, la voz de Gerard Way (que en lo particular no me molesta para nada, pero esa impostación constante puede ser muy ladilla), las baladas mermelosas. Pero lo hacen muy muy bien, y es todo una oda a los sentimientos larger-than-life de la adolescencia, el «vámonos corriendo de la mano a otra ciudad, esto es un espanto», y el «Bailemos que esta por explotar la galaxia» y al muy comiquero «Salvemos a este planeta de las garras de un poder terrible y maligno». Porque parece que Way es escritor de comics y esta bastante metido en el medio y lo conoce muy bien, y todo ese mundo repleto de vueltas de tuerca inesperadas, enemigos gigantes y desconocidos, batallas intergalácticas, y supervillanos esta expresado de forma perfecta acá. Es la banda sonora perfecta para una película de superhéroes. Realmente.
Mellando un poco en las canciones, esta la anteriormente mencionada Planetary (GO!), que sin duda es el tema más brutal del disco – con batería disco incluída! – pero hay otros temas que estan bárbaros. El primer tema, inmundamente llamado «Na Na Na (Na Na Na Na Na Na Na)» es insoportable aunque muy efectivo como intro de lo que se va a venir. Lo sigue «Bulletproof Heart», que es un punk-pop muuy bien hecho con todos los clichés imaginables del género pero que no hay con que darle – funciona. «The only hope for me is you» es uno de los temas donde vuelven un poco a la oscuridad, pero sigue siendo tan exagerado y heroico y repleto de sintes como el resto del disco, con un muy bien estribillo. Hay baladas indie como «Summertime» y «S/c/a/r/e/c/r/o/w», y los temas punkies más guerrilleros, como «Party poison» y «Vampire Money», que cierra el disco y sorprende un poco con la pseudo-desprolijidad, palmas, guitarra con guzz y mugre general. Buen tema para cerrar, ya que cierra con la idea general del disco: Estos tipos se están divirtiendo, mucho. Y cuando logran contagiar su entusiasmo, es genial.

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Linkin Park – A Thousand Suns

Bueno, escuchar este disco fue bastante más complicado pero al mismo tiempo más interesante.
Veamos, a los Linkin Park les pegó lo que yo llamo el «efecto Bono» a cara de perro: Tienen treinta y algo, se pudrieron de la guitarra nu-metal chugga chugga, están forrados en guita, se cansaron de ponerla, se aburrieron de estar aburridos y apáticos. Entonces quieren sacar un disco «conceptual», «importante», «politizado», etc. Muchas veces esto termina en una careteada, ya lo sabemos todo, pero «A thousand sounds» es realmente es un disco conceptual, bastante hermético, tranquilo, triste y sereno, para lo que es Linkin Park. Las guitarras eléctricas distorsionadas están ausentes, excepto por algún arreglo ocasional y pequeño. Su violencia necesaria en algunas canciones esta reemplazada por sintes muy mugrientos, beats distorsionados, tambores tribales. ¿Querían conceptual? Este disco no tiene un tema de intro, tiene DOS. Por suerte, todos los interludios están muy bien logrados, son muy musicales y funcionan muy bien como nexo entre cada tema.
El primer enemigo de este disco es bueno, la cantada de Chester Bennington y también de Shinoda, que tiene esa cosa de perfección afinando, lamentosa y dramática que es totalmente infumable. Si podemos superar eso en el primer tema propiamente dicho («Burning in the Skies») encontramos un tema con muy buenas melodías, que esta todo el tiempo luchando con no-explotar y reventar al pedo. Pero en sí, nada muy nuevo, es una balada con base electrónica y piano, bien armada y producida.
La sorpresa llego un poco más con «When they come for me», con un beats tribales y unos sintes recontra podridos. La atmósfera es agobiante y oscura. El track se mantiene constante en un solo arreglo y un acorde , excepto en el obligado «Puente Sensible»(tm), que por suerte funciona para contrastar con la outro jodida y percusiva. Acá es cuando uno piensa «Epa, ¿Qué le pasó a estos muchachos?».
El disco es relativamente corto, y 6 de los 15 temas son en realidad interludios, o fragmentos de otros temas. Los temas se podrían dividir un poco en las baladas tranquilas y reflectivas, y los temas con más influencia de hip-hop como el mencionado «When they come for me», o «Wretches and kings». Son de los temas más interesantes, donde son solo base ritmica y violencia contenida, y esquivan cualquier contacto con el metal que podían tener antes.
Quizás el tema que más me llamó la atención es «Blackout», con una base que podría considerarse.. indietrónica oscura? con bateria marcial y algunos teclados muy juguetones. Ok, pero sobre eso tenemos una voz que se dedica a gritar sacado en los estribillos al mejor estilo screamo. Pero la música nunca llega a explotar y se mantiene esa diferencia enorme entre la voz y el resto de la música. Queda RARO y muy incómodo, como si en cierta forma se hubieran dado cuenta de que gritar como un desesperado no funciona para nada, o no tiene sentido. «Iridiscent» es una balada de piano con beat electrónico, como otros de los temas del disco. Es bonita y triste. Al final del tema entran en modo Arcade Fire cantando la canción a coro entre varios. Terminan cantando todos algo que podría ser el motto de todo el disco: «Remember all the sadness and frustration / And let it go».
«The Catalyst» es el tema elegido como simple, cosa que no entiendo del todo. Dura como seis minutos y arranca como si fuese Born Slippy de Underworld, con un frase entre el spoken word y el rapeo. Es el tema más electrónico, con un bombo que esta demasiado alto y pone nervioso, y unos stab de sinte noventeros. En el puente de nuevo caen en el piano (bo, basta). Y terminan también con muchos coros, big rock drums y muchos coros – de nuevo, el efecto Arcade Fire.
Y termina el disco. Termina con «The Messenger.» ¿Querían baladas? Esto es guitarra acústica (la única del disco) y voz y un poco de.. sí, piano, pero nada más. Dura 3 minutos, la canción propiamente dicha más corta del disco.
«The Messenger» es una buena canción, breve y triste. El problema – para variar – es la postura vocal, cantada totalmente desgarrada y rota y exageradísima. La letra es muy simple y cierra con la línea de todo el disco – un rayo de luz esperanzador ante un posible apocalípsis. Pero esa forma de cantar.. ay. El Horror. ¿Pero qué onda, que pasaría si la canta otra persona? ¿Sí esta canción la cantas bajito, y chiquita? ¿Sí esta canción la hace como cover no se, Springsteen?

En fin. Es un golpe raro para el final del disco, y te deja – de nuevo, la misma sensación, – incómodo. Digamos, es Linkin Park, y tienen un montón de ideas estéticas y conceptuales que no me gustan para nada, pero éste es un buen disco, es un disco sincero, e interesante.

Escuchar estos dos discos me hicieron pensar bastantes cosas. En la construcción de los gustos. En que pasaría si uno realmente escucha todos los discos que realmente salen todo el tiempo. Pero no, uno termina bajándose la última garcha de no se, Japandroids y evita – en cierta forma, justificadamente – todo el Mainstream. ¿Y qué onda realmente con estas bandas? ¿Debería explorar todas sus discografías? ¿El anterior de Linkin Park qué onda? ¿Vale la pena escucharlas? ¿Quién es uno para decidir que vale la pena escuchar y qué no? De repente a uno le cae un «che, escucha esto, en realidad esta bueno», y uno prueba. Y puede rendir, o no.

En enero de este año escribí un post con una conclusión un tanto similar, acerca de la confusión acerca de las reseñas, de como es difícil a veces que uno pueda alcanzar otro tipo de música. En ese caso, me refería a la música de otros países, lejanos, música a la cual no accedemos. Esto es un poco lo mismo, pero al revés. En fin, siguen siendo reflexiones sobre como funciona la industria cultural en cierta forma, que a mi me sigue confundiendo y me hace reformularme algunas cosas. Y mientras todo eso siga pasando, bienvenido sea.


New Love

Una cosa que parecen tener en común casi todas las bandas nuevas que me interesaron de verdad en los últimos tiempos es su cercanía a Jamie Stewart de Xiu Xiu, digamos que si jugáramos “Seis grados de Jamie Stewart” todas esas bandas estarían a como mucho dos grados. Parenthetical Girls, Cold Cave, Casiotone for the Painfully Alone, YACHT, The Blow y alguna más que no me acuerdo. La última en agregarse a esa lista es Former Ghosts, un proyecto de Freddy Ruppert, anteriormente responsable de This Song is a Mess But So Am I, acompañado por Nika Roza Danilova, a quien deben conocer como la ascendente Zola Jesus, y el mismísimo Jamie Stewart.

Descubrí Former Ghosts hace poco con el video de “Taurean Nature”, un video tristísimo e incómodo para una canción particularmente emotiva, me enteré quienes estaban ahí y escuché los dos discos inmediatamente. Su último disco, New Love, es bastante superior al primero (Fleurs) y entró rápido a mi lista personal de mejores discos del 2010.

El sonido es similar al de los otros proyectos de sus integrantes, durísimo, atonal, hecho de sonidos y fragmentos que no terminan de formar una canción y con la voz funcionando como elemento cohesivo y llevando todo el peso emocional. Ruppert pertenece a la misma escuela de cantantes exageradamente dramáticos que Jamie Stewart. Es una escuela difícil, lo sé, a mi me gusta particularmente pero está lleno de gente que le va a parecer inescuchable, como al tipo que reseñó el disco en Pitchfork, que no entiendo si lo critica por no cantar como él quiere o por no hacer música lo suficientemente escuchable, o no sé qué. No importa, la mitad de las veces no entiendo qué dicen las reseñas de Pitchfork, supongo que el tipo quería otro Cold Cave.

Todas las reseñas que leí todas parecían confundidas, como si no supieran qué pensar de lo que estaban escuchando, incluso las positivas. Todas pedían más sutileza en la voz o en la música o menos ruido o que se parezca más a Zola Jesus o más a Xiu Xiu. No voy a decir que el disco sea perfecto (aunque tenga un par de temas perfectos) pero pareciese que el mayor defecto es ser poco amable. No, no es un disco muy pop, no es un disco amable, pero es intenso, emotivo, revulsivo y personal, como la música de todas esa gente tan endogámica que mencioné antes hace en la periferia del indie. Intraducible al canon de Pitchfork.

Las letras de New Love parece girar alrededor de la idea de una nueva relación y las formas en las que puede desenvolverse y la voz de crooner torturado, densa y grabada con eco de Ruppert es justa para sus letras y da los mejores momentos del disco. Como “New Orleans”, uno de los temas más lindos y emotivos que escuché este año, con Ruppert diciendo son la voz temblorosa eso de “It’s my fault, I fell in love in the first place” o esa genialidad del resentimiento que es el estribillo “Taurean Nature” (“And everyone that comes after you I will love them more than you, just to spite you”). Es un disco que se desarrolla lento sin apuntar a la canción y sin preocuparse mucho por convencerte, con toda la intensidad puesta por la voz de Ruppert que no es un detalle más del disco sino que es el disco.


Este video me llegó por Agustín y anduvo dando vueltas después de que lo levantara Simon Reynolds en su blo por su parecido evidente con un tema del último de Ariel Pink. Sí, los temas son iguales pero acá lo importante no es eso, sino que es un tema increíble. Es etíope, la cantante se llama Yeshimebet Dubale y lo sé porque lo dice en el video, alguno en los comments dice que es del 82, no pude comprobarlo. Internet no devuelve ninguna información sobre esto, ya estuve buscando un buen rato de mis horas muertas en el trabajo y lo único que logré fue terminar en un Youtube etíope que se llama Ethiotube. Lo único que encontré para bajar fue algún torrent con un montón de discos etíopes entre los cuales había un compilado con un tema de esta chica. Un montón de discos mal taggeados, sin información ni contexto, inescuchable porque no tenés idea por donde empezar. Volvemos a lo que decíamos hace algunos meses, ¿cuántas cosas hay allá afuera que nunca nos vamos a enterar? ¿Y si mi disco favorito es de una estrella pop etíope pero nunca lo voy a escuchar? Nos seguimos creyendo que en internet está todo pero la gran multiplicidad de voces de la web 2.0 vale poco cuando todos los discursos que leemos replican lo mismo que bajan dos o tres medios (los hypes de Pitchfork, NME, etcétera). En youtube pueden encontrar unos cuantos videos de pop etíope como este, algunos están muy bien.