Notas Completamente Azarosas Sobre Algunas Películas
I) Ví “Blade Runner” (el corte del director) por primera vez en mi vida hace una semana. No voy a meterme a analizar demasiado la película en si (aunque, por lo que vale, puedo decir que me pareció una obra maestra) pero hay algo que atrapó mi imaginación inmediatamente: la ciudad. Además de ser una ciudad que capta el espíritu de Dick sociologicamente, con esas masas de personas que ocupan sus calles como hormigas, hablando un idioma que parece pidgin, multiétnicos y globales pero al mismo tiempo intercambiables; es, al mismo tiempo una ciudad que capta el espíritu de Dick arquitecturalmente. Una ciudad donde llueve TODO EL TIEMPO, donde los edificios se pudren en la humedad y parecen antiguas “soluciones habitacionales” de hace cuarenta años abandonadas, donde los autos vuelan pero son igual de mugrosos, donde la tecnología de la información solo sirve para transmitir avisos (es un detalle de genialidad, probablemente producto de la necesidad, que haya planos en los que se repitan los avisos de manera idéntica). Uno siente que es el producto mutante y espantoso de todas las ideas progresivas sobre urbanismo, una ciudad donde hay enormes porciones en decadencia y la gente vive en latas de sardinas, que crece hacia arriba sin pensar con que objetivo, donde el sistema cloacal esta espantosamente congestionado y las veredas son demasiado pequeñas para la masa pegajosa que camina por ellas. Por eso a la ciencia ficción se le decía “literatura de anticipación” en alguna época.
II) La visión por segunda vez de “Monkey Warfare” solo confirma todo lo bueno que pensaba de Reginald Harkema. Con una economía de recursos envidiable (75 minutos, 3 personajes, mínimos detalles de la edición y la dirección de arte que transmiten toneladas de información) cuenta una historia que es a la vez simpática comedia familiar, un comentario sobre la contracultura de los 60 (realizado por personajes que ni siquiera tuvieron nada que ver con ella) y una película stoner. Además es envidiable como lo que comienza en un territorio apto para los lugares comunes y chistes fáciles (pareja de stoners que juntan basura conocen a bella joven que les vende porro) se enriquece a medida que pasa la película con las actuaciones completamente equilibradas y la química que va llevando la película a un lugar muy diferente y mucho mas humano. Y todo ello condimentado con discusión política que en ningún momento parece forzada.
III) “25 Watts” es la película que todo joven que viva en una ciudad pequeña debería ver. No es por desmerecer a Montevideo, que es capital nacional y todo, pero los personajes, las situaciones, los diálogos y, sobre todo, el ennui, la sensación espantosa de que no pasa NADA no pudo evitar recordarme a San Miguel de Tucumán, el lugar donde vivo. Si hasta la ciudad, con sus calles llenas de pozos, sus casas de años más prósperos derruidas, su sensación de “esto en algún momento pudo ser ALGO, pero nos conformamos con una versión de feria americana del crecimiento” se siente demasiado cercana. “El progreso, pibe”, como dice el increíble jefe de Javi. Por otra parte: “25 Watts” no es una película “triste” en el sentido tradicional, ni a palos. Es maravilloso como Revella y Stoll cubren esa sensación de vació y angustia con momentos de humor geniales, con esos personajes secundarios que todos en algún momento conocimos, con esas frases pegajosas (“Marmota chicoooooooooooooo!”) que te permiten reírte de lo extraño que es ser alguien de entre 20 y 25. Te diría que es la “Clerks” rioplatense (y esto, para mi, es un elogio de los mejores).
IV) Gondry esta lleno de aire caliente. “The Science Of Sleep” es una película…simpática. Que lindo, Michel, como te gusta jugar con las imágenes, que lindo como le pones onda a ese estudio de Stéphane, que bonita esa secuencia final. Lastima que te olvidaste de contar una historia con personajes creíbles y cuyas reacciones ante el otro tengan cierta lógica. Una cosa es utilizar la timidez y pequeños detalles absurdos para construir un personaje cuya dificultad para relacionarse con los demás lo ha llevado casi al aislamiento (ver “The 40 Year Old Virgin”), otra es generar personajes que se comportan como idiotas que no entienden que es lo que pasa en el mundo que los rodea, JAMAS. Y como es una película que depende tanto de la química particular entre sus protagonistas (es una historia de amor, al fin y al cabo) cuando esta falla y no nos creemos lo que sienten por el otro, el hermoso castillo de cartas de Gondry se derrumba, a pesar de que esta hecho con cartas, De Verdad!, y mide 100 metros!, con dragones de papel saliendo por las ventanitas!. Y un foso relleno de gelatina.
V) “Music And Lyrics” seria una película intrascendente, otra comedia romántica mas, de no ser por tres cosas: la primera, lo placentero que es ver a actores con indudable encanto actuar un guión y entregar unos diálogos que están repletos de buenos momentos, amplificados por la facilidad con que Hugh Grant y Drew Barrymore encarnan sus personajes y los vuelven completamente queribles. Es una comedia como las que hacia Hollywood hace mucho tiempo y en las que actuaba el homónimo de Hugh. Lo segundo es la banda sonora: no todas las canciones funcionan (ciertamente el tema sobre el que depende toda la historia no es TAN bueno, pero quizás eso también sea parte de la idea) pero el tema de PoP! es tremendamente pegajoso y algunas de las canciones de Cora son fascinantes como parodias de música pop actual. En tercer lugar, la tesis de la película, que básicamente es la siguiente: hay placer, trabajo, corazón y, si, incluso arte en la música pop y no deberíamos sentirnos avergonzados por ello. Una película anti-rockista. Poptimista.
I Don’t Need You To Hold My Hand
Este fantástico artículo sobre “All My Friends” de LCD Soundsystem me puso a pensar mucho sobre el que quizás sea el disco que mas voy escuchando en lo que va del año (junto con el de Spoon) y un firme contendiente a disco del 2007: el segundo lp de Whitey, “Great Shakes”.
Whitey es un ingles que, cuando apareció en escena hace dos años con “The Light At The End Of The Tunnel Is A Train”, parecía que se iba a convertir en la respuesta de las islas a LCD Soundsystem y la corriente de “música electrónica para que bailen los chicos indie”. Un solo tipo, que construye su personalidad alrededor de su misantropía y de una arrogancia desafiante, que encima tenia algunos hits (como “Leave Them All Behind”) construidos con mucha mas fineza, estilo y oscuridad que la mayoría de sus contemporáneos. Canciones sobre las que continuamente caía un manto negro que parece de película muda. Y que encima se daba el lujo de cerrar el disco con un tema que parecía una canción isleña para escuchar en el futuro, al mismo tiempo que el sol se apaga lentamente.
Sin embargo, y a pesar de haber disfrutado tanto de su primer disco, no esperaba de ninguna manera el crecimiento que demuestra en “Great Shakes”. En una evolución paralela pero con diferencias a la de LCD Soundsystem, este segundo disco es un intento de escribir canciones con las cuales uno pueda angustiarse en la pista de baile. O que al menos intenten ser reflexivas. La diferencia radica en que mientras James Murphy pareciera ser un tipo con crisis de los 40, preocupado por su éxito y la falta de amistad (es “Sound Of Silver” el equivalente a esos discos donde los raperos se quejan de su fama?) y todavía demasiado cargado con su autoconciencia como para que le creamos del todo, Whitey parece un animal enjaulado atacando a todos los que se acercan e intentando masticar su propia pierna para huir de ahí. Todo el disco esta recubierto de una amargura vengativa deliciosa, de un odio completo, que abarca al mismo artista y al mundo que lo rodea.
Seguro, todo parece muy arrogante y seguro de si mismo a primera vista, con su myspace cuyo slogan es “There’s only one thing to do: get even”, el estribillo de su primer single, “Wrap It Up”. Pero en el fondo son todo humo y espejos para esconder un profundo sentimiento de derrota, de oscurísimo cinismo. Es el producto de un cabeza dura intentando tener las cosas a su manera y arruinando todo mas con su estúpido orgullo. Todo esta plagado de frases del estilo de “I don’t care what we talk about / I don’t listen to no-one else” o “And when I go out / I sit on my own”. La conclusión lógica de la misantropía es la soledad y a ese lugar parece haber llegado Whitey.
Y, de ese modo, es muy apropiado que el disco sea un producto originalísimo, una especie de mezcla entre elementos clásicos, guitarras acústicas, baterías tocadas con escobillas, violines, contrabajos, pianos y elementos electrónicos, voces distorsionadas, ruidos de fondo, sampleos empleados como parte de un collage, que se completa con la voz hermosamente desganada de Whitey, entre cansada y despreciativa. Y el resultado es un disco que suena como un mundo: clásico y moderno, ganchero y reflexivo, engañoso, insolente e inseguro, idiosincrásico. El producto de un cabeza dura intentando tenerla a su manera.
Whitey – Cigarette
Quería escribir sobre otra canción, ya que esta es una de las que salta a primera vista, uno de los posibles hits y me parecía que era mas interesante resaltar alguna de las perlas ocultas, pero es inescapable, no puedo ignorar una canción que tiene la frase: “Please save me from myself and rescue me from everyone I know”. No es tanto la frase en si, sino la manera en que esta cantada, repetida, mecánicamente, como una persona en el borde de la desesperación, a punto de llorar. Y que luego la continué con una frase como “Don’t forget that I need you around / like I need another cigarette” sin explicitar nunca si eso es bueno o malo, es absolutamente genial.
¿La música? Bueno, como dije arriba, es un hit, un “propeller”, una de esas canciones que por su progresión dan la sensación de ir siempre hacia delante cargándose obstáculos. Baterías repetitivas como motores, palmas colocadas estratégicamente, sintetizadores que resaltan la paranoia y guitarras tan saltarinas que darían vergüenza a cualquier grupito que sale en la tapa de la NME.
Whitey – G.I.R.L.
Esta, por su lado, es una de esas canciones que descubrís cuando te sumergís en el disco, cuando te obsesionan esos beats que al principio parecen puro aburrimiento y monotonía. Una de las canciones que mejor encapsulan el sentimiento de paranoia, soledad y aislamiento del disco. Al escuchar las bases opresivas y las guitarras que parecen trabadas en un loop eterno me imagino a Max Renn de Videodrome, encerrado en su pieza, pero en vez de ver películas snuff, esta frente a una pantallita en la que se reproduce código binario.
sopwith camel
my dog is at it
again
I hear my neighbors
slam their windows
up
“shut that fucking dog up,”
they yell
every night it’s the
same
“shut that fucking dog up.”
it’s not his fault that he wants to dance
on top of a
piano
it’s not his fault that he pretends his doghouse
is a sopwith
camel
it’s not his fault that he spends many nights
pounding mad
on the typer
“shut that fucking dog up,”
they holler
it’s not his fault
he’s just a dog
Peanuts, por Charles Bukowski (via)
Los «Books Of Nonsense» de Edward Lear, completos y (Dios bendiga a la internet!) con sus ilustraciones originales. Como dijo mi padre el otro dia: «Ese hombre estaba a la altura de Lewis Carroll».
+«London Calling» reescrito como una serie de limericks. Fabuloso. (via)
There’s Nothing Wrong With Fun, You Thrill Killers!
La recepción que se le esta dando al nuevo disco de Rooney, “Calling The World”, y la diferencia marcada con la recepción de “Boys And Girls In America”, dice mucho sobre la larga aversión que tienen los periodistas (y escuchas) con la pura e in-adulterada diversión. Pareciera que la sombra del rockismo y la seriedad se extiende sobre la música (indie en particular, lo admitamos) como los dibujos de Alex Ross y las muertes innecesarias de personajes secundarios en los comics de superhéroes. ¿Que es lo que le pasa a nuestra cultura que un disco que es, básicamente, Springsteen con un nuevo set de referencias líricas (por mucho que me guste) es recibido como la segunda venida de Cristo y un disco como el de Rooney, que se solaza (y es feliz!) en su repetición de los mejores rasgos de la ELO, Duran Duran, George Harrison solista y hasta un poquito de Big Star es considerado banal y “cheesy”?.
Justamente es esta honestidad estilística, esta transparencia en su intención de solo hacer bailar a la gente con los recursos del pop mas efectivo, en la tradición de esas otras geniales bandas mencionadas arriba (y, no olvidemos nunca, los mas grandes: ABBA) lo que hacen que el disco sea un soplo de aire fresco, una hermosa carta de amor a la felicidad de abandonarse a una felicidad que es muy parecida a comer grandes cantidades de caramelos.
Rooney – When Did Your Heart Go Missing
Y si no, los desafío, LOS DESAFÍO, a no cantar a grito pelado el estribillo de “When Did Your Heart Go Missing” la segunda vez que aparece. La canción que podrían haber compuesto los Duran Duran circa “The Reflex” o Robert Palmer en un rapto de inspiración. Un verdadero floor filler que, en la gran tradición del pop comercial de los ochenta, cuenta con letras completamente cliches y ridículas. Pero no importa, porque lo que parece estar diciendo la energía de la canción, la urgencia de la voz, los sintetizadores al mismo tiempo completamente kitsch y catárticos, esa guitarra que entra en el estribillo y es COMPLETAMENTE un acto de manipulación de nuestros generadores de endorfinas, es que el “significado” de la canción misma no importa, solo interesa que te sumerjas en ese océano de alegría absoluta, que bailes como si en ese acto estuvieses redimiendo a toda la humanidad.
Rooney – Don’t Come Around Again
Y en “Don’t Come Around Again” se apropian de otra larga tradición en la escuela de bandas pop inventivas: la falsa canción rock. Es un truco de Big Star, se podría decir, pero yo no puedo dejar de pensar en la magnificencia de Cheap Trick, que fueron quizás quienes mejores lo hicieron. Parecen decir: “miren, también podemos ser malos y robar riffs de los Rolling Stones”, cuando en realidad son chicos bien, optimistas, que no podrían proporcionar nada de la alegría decadente que hemos venido a asociar con cierto rock cavernícola. Así que uno se los imagina en su estudio, pensando en hacer un rockito, pero sonriendo tan evidentemente al comenzar la grabación que todo colapsa en un gran espasmo colectivo de risa.






