Los años dorados.


Hace unos meses que estoy obsesionado recordando cierto período de mi adolescencia. Un momento que calculo que comparto con toda mi generación, y un poco con la anterior y siguiente. Algo que ocurrió – al menos en el río de la plata – entre 1998 y 1999. Hablo del momento donde el paradigma de como accedemos y podemos llegar a consumir básicamente todo cambió. ¿Se acuerdan? Estoy hablando del momento en que llegó la banda ancha en Internet. Eso lo cambió todo.
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Tablets

Hace más o menos un mes me compré una tablet.
Seamos sinceros y consideremos que la razón principal fue el simple consumismo, el adquirir un juguete nuevo brillante y hermoso. Luego de quitarme ese peso de encima, digamos otras razones, más o menos válidas, por las cuales decidí adquirirla: Primero, trabajo en tecnología y me parece importante para mi oficio de diseñador saber qué esta ocurriendo con la tecnología y usar lo que la gente usa. Los sitios webs se hacen para tablets, la gente consume en tablets. La gente usa tablets. ¿Como se navega con tablets? ¿Es lo mismo?
La otra razón es también para hacer música con ella. iOS es un sistema operativo que funciona muy bien con audio y siempre leo sobre sintetizadores, cajas de ritmos, samplers, sequencers que distintos músicos usan día a día. Como plataforma me parecía muy atractiva y quería experimentar con ella.
A la adquisición de la tablet se le sumó hace unos días me ocurrió un pequeño incidente hogareño: Se me cayó un poco de agua en el teclado de la laptop. No fue grave, pero – considerando que es mi herramienta de trabajo – decidí ponerme ultra cuidadoso y paranoico y hacer lo que recomiendan en la Internet, o sea apagarla, secarla, y dejarla con el teclado para abajo sobre una toalla y material absorbente durante unos días. Salió todo bien y mi computadora anda feliz e impecable, pero estuve unos días utilizando exclusivamente la tablet como mi «aparato principal», lo cual fue interesante.
ENTONCES, algunas observaciones sobre estos nuevos aparatejos que cuando aparecieron todo el mundo se burló de ellos y ahora son más o menos omnipresentes:
1) Son una computadora. En el sentido de que las tareas básicas que uno hace con una computadora se pueden hacer perfectamente con ella: Leer en internet, responder mails, escribir mails, armar documentos, ver netflix, youtube, twitter, facebook, ver fotos, leer RSS, escuchar música en spotify, etc. Todo esto, claro está, con un teclado bluetooth conectado. De otra forma sería una tortura total tipear todo con el tecladito touch.
2) Para hacer trabajo real no funcionan muy bien. Supongo que puedo conseguir un editor de texto y un app FTP y subir un sitio online, pero es algo muchísimo más cómodo y eficiente en una computadora normal. Lo mismo para trabajar en edición y diseño. Lo más que logré hacer fue armar documentos, presupuestos, textos (con la aplicación de Google Docs), enviarlos y todo sin problemas. Pero hasta ahí llegamos. Además, flaquea en todo lo que sería multitarea y poder pasar de una aplicación a otra rápidamente. El paradigma de las ventanas funciona y es usado por todos los sistemas operativos por algo.
3) Para música, es muy raro. Como que el mercado de las tablets hoy en día se encuentra en el borde entre algo realmente utilizable y práctico y un juguete. Hay aplicaciones que suenan muy, muy bien, y algunas que están muy bien hechas (como el Animoog, y algunas aplicaciones de Korg como el iMS20 y el iPolysix). Pero siempre hay como unos «faltantes» muy extraños, o al menos cosas que uno jamás pensaría que pueden faltar, como configuraciones de canales MIDI, de buffer size y de latencia. El garageband, por ejemplo, no permite elegir canal MIDI y recibe midi de todos los canales, todo el tiempo. Los apps de Korg tienen un buffer enorme por defecto y no se puede cambiar, o sea, tienen una latencia ridiculamente grande y no se sincronizan con otros apps. Etc. Otros realmente funcionan como un instrumento y muy bien (Animoog, Magellan), pero en general están en un umbral extraño, no terminan de convencer. Espero que en unos años evolucione la plataforma y se vean cada vez cosas más «serias» y bien hechas. El motor funciona.
4) Inevitablemente, el uso de la tablet se empieza a pisar con el de otros dispositivos. Al menos, en mi casa casi dejé de usar el celular para chusmear / leer notitas / twitter / mail / etc. El Kindle, por ejemplo, queda obsoleto excepto para leer textos muy largos; para leer notas o artículos de Internet el iPad y el App de Kindle funciona perfecto. La laptop, por otro lado, ahora la uso en la casa más como desktop y no se sale de su estante. Obvio que cuando viajo se mueve conmigo, pero sino queda ahí. Me parece que está bueno. Pero se que a otras personas les ha pasado al revés: Consiguieron una laptop muy portable y la tablet les quedó obsoleta. O con un smartphone o una tablet cubren su uso de la tablet. Para cada persona hay una medida/solución.
5) Para juegos está de más. Posta. Kingdom Rush. Monument Valley. Hearthstone. Volví a jugar un montón y la verdad es que es un placer.


Modernistas 19: Darius Kazemi

Esta entrevista va a ser un poco diferente ya que me parece importante introducir primero al entrevistado, una persona fascinante a quien estoy siguiendo todo lo que hace hace ya un buen tiempo. Así que empecemos: ¿Quién es Darius Kazemi?

Darius es un programador y artista y que hace un buen tiempo se dedica a crear todo tipo de proyectos, muchos de esos pequeños, experimentales, y siempre interesantes. Estuvo trabajando en la industria de videojuegos durante 10 años, para luego alejarse y crear su lugar propio. Es muy difícil de definir que es precisamente lo que “hace”, ya que se trata de básicamente “cosas”, “juegos”, “proyectitos”, ideas que se le ocurren y las programa furiosamente en unas horas, para publicarlas inmediatamente sin pensarlo dos veces. Básicamente, un desarrollador Punk. Su especialidad son bots de Twitter, que generan contenidos aleatorios, y que quiere como pequeños retoños que deja libres a que hagan lo que se les antoja, con resultados inesperados, a veces divertidos, a veces aburridos pero siempre interesantes. Pero por sobre todo son un pequeño comentario sobre cómo funciona Internet, y como nos relacionamos con ella. Todo en bots furiosos y ridículos que son creados al ritmo de uno o dos por semana.
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Modernistas 17: Agustín Ferrando

Agustin02(una versión reducida de esta entrevista fue publicada en La Diaria el 14/2/2014)

Hace un año y un par de meses Agustín estaba con su novia y vieron un video de una señora robando flores. Decidieron que se podría hacer un programita con videos de ese tipo, uruguayo, y a los 3 días tenían el primer capítulo terminado. El resto ya es historia conocida: Tiranos Temblad es uno de los fenómenos más grandes de Internet en Uruguay, un fenómeno tan grande que tomó por asalto la vida de Agustín y Fernanda (Montoro, pareja y co-autora de la serie). Me reuní con ellos para charlar un poco sobre el programa pero también sobre la tecnología, la independiente y las particularidades de trabajar exclusivamente en un medio Online.
Por una limitación de tamaño, tuve que sacar un fragmento muy largo de la entrevista para que sea posible publicar en La Diaria. Una pena, porque es todo un intercambio muy interesante sobre los medios alternativos, Netflix, la televisión y como la gente consume cosas hoy en día. Encima me perdí la posibilidad de nombrar la nota con el título de “El sueño de la antena parabólica”, que me parecía genial. Así que bueno, aquí va la entrevista completa, que más que una entrevista es una conversación larga y tendida.

(¡Ah! y si nunca vieron nada de Tiranos Temblad, una buena introducción es el último capítulo, un especial de verano de Febrero)
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Una introducción a Twine y la ficción interactiva.

(esta nota fue originalmente publicada en La Diaria el miércoles 4 de julio. De cualquier forma, fue bastante editada en cuanto al tono para este pequeño y querido blog)

Es muy fácil visualizar gráficamente el panorama de los videojuegos hoy en día: Soldados armados hasta los dientes peleando contra hordas de monstruos alienígenas. Guerreros medievales rescatando doncellas con muy poca ropa, simuladores de carreras de autos, de fútbol, de tenis, etc. Más guerreros, marines, héroes mitológicos, dragones, espadas, magos, naves espaciales. Todos juegos realistas, con excelentes gráficos, y miles y miles de horas de trabajo hechos por equipos de cientas de personas que se fijan en cada detalle para que el jugador promedio se sienta conforme y satisfecho. Ya hace más de diez años que hay muy poca diferencia entre el mundo de los videojuegos y el cine hollywoodense más pochoclero. La situación es simple: los juegos realistas y modernos, como por ejemplo los de las franquicias Call of Duty, Assassin’s Creed o Grand Theft Auto – son carísimos y al ser los riesgos tan altos, las productoras terminan construyendo la misma experiencia y refritando el mismo juego de siempre.

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