7 Tesis Sobre Batman/Morrison.

Batman And Robin Will Never Die

If there’s one thing I hate is art without content.
Batman, Batman #656.

Hace apenas un mes terminó el Batman de Morrison, una mega saga que el escocés tejió con uno de los personajes que, a primera vista, parecen menos adecuados para su sensibilidad épica y múltiple. Cuando lo tomó, en el 2006, casi nadie se imaginaba que iba a durar tanto en el personaje. Al final se quedó siete años, lo máximo que Morrison estuvo en cualquier serie regular.

El final, lamentablemente, fue bastante ignorado por todos, desde DC Comics hasta los fans, pasando por la comunidad artística. Comparado con la fiesta que se armó cuando Geoff Johns dejó Green Lantern, con un número especial lleno de dedicatorias y palabras bonitas, el último número de Batman Incorporated se publicó como si fuese algo vergonzoso a lo que había que darle un final, un vestigio de épocas pasadas, algo que no encaja en la nueva visión de las cosas de DC. Además, su final circular, anticlimático y extrañamente poco sentimental dejó a bastantes con gusto raro en la boca que hace olvidar los extremos a los cuales Morrison llevó a Batman a lo largo de estos años.

Por lo tanto, decidí releer todos sus setenta y pico de números para ver que se puede rescatar de este Batman, que, como todo lo que ha escrito Morrison, es mucho, pero que, asimismo y quizás por primera vez en una obra del escocés, encierra una contracara un poco descorazonadora.

(Spoilers, etcétera). 

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Antropólogo Universal.

¿Qué es Finder? En primer lugar, Finder es un comic de ciencia ficción publicado de forma independiente por Carla Speed McNeil desde 1996 que ha cosechado el fanatismo de Warren Ellis. Esa es una introducción corta, fáctica y que recurre a la siempre aburrida cita de autoridad para decirte que leas algo.

En segundo lugar, Finder es definida por su autora como “ciencia ficción aborigen”. Es de resaltar, sin embargo, que Speed McNeil no suele ser muy afecta a definir de forma definitiva a su serie y que esa frase le fue sonsacada seguramente bajo presión. De cualquier manera, funciona bastante bien, porque Finder es ciencia ficción en el sentido de repensar por completo las bases de la sociedad, de viajar en el tiempo pero sobre todo de flexibilizar las maneras en que pensamos que está organizada la sociedad, sin que importe realmente el tiempo en que la serie sucede: no hay un fechado preciso que remita a nuestro presente en alguna dirección, no hay evidencia de ningún evento límite que re-escriba nuestra sociedad (no hay Apocalipsis, no hay éxodo en las estrellas) sino una sensación de lenta y ligeramente inusual evolución.

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La Guerra No Es Linda.

Vuelvo con ustedes para llamar a su atención una interesante controversia que ha estado corriendo en el sitio web de The Comics Journal y aledaños sobre el valor plástico y la importancia histórica de E.C. Comics.

Para aquellos que no lo saben, breve reseña histórica: E.C. (al principio significaba “Educational Comics”, luego “Entertaining Comics”) fue una línea de comics de terror, ciencia ficción, guerra, humor y crimen publicada entre 1949 y 1955 y creada por algunos de los mejores dibujantes y guionistas de su época. La línea fue suspendida luego de la publicación de “Seduction of the Innocent” del psiquiatra austríaco (formado en la escuela de Frankfurt) Fredric Wertham, que los mostraba como la causa del crimen, la homosexualidad y las desviaciones sexuales en los adolescentes norteamericanos (curiosamente, hallazgos recientesparecen demostrar la largamente acariciada sospecha de que Wertham mintió sobre sus fuentes). El libro incitó un pánico generalizado entre los buenos ciudadanos de EE.UU. que derivó en una serie de audiencias públicas en el Senado de los Estados Unidos y, finalmente, en la autocensura de la industria a través de la creación del Comics Code Authority, un sistema draconiano de reglas diseñado para que E.C. no pueda publicar más. Debido a su innovación gráfica y sus historias con moraleja irónica y altos grados de humanismo, la línea pasó a la historia como una gran oportunidad perdida para los comics yankees.

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El Proyecto JLA (Parte 03).

JLA #01 (1996).

Finalmente, llegamos al segundo relanzamiento que vale la pena de la Liga post-Crisis. Y el último, por ahora. Le entregan a Grant Morrison, quién en aquel entonces todavía no era una super-estrella, las llaves del auto familiar. Y éste realiza, por primera vez en un escenario tan grande, su tradicional operación de nuevo-y-viejo. Rescatar lo viejo que vale la pena, el concepto principal, y rodearlo de ideas nuevas, de una pintura totalmente moderna, que confunde a los puristas pero oculta un corazón clásico.

La JLA de Morrison (y ahora es JLA, como si eso sencillamente significase TODO, ya no importa si es de América o si es de Justicia, es una sigla, un sello, una agencia gubernamental, un mantra) es un retorno a la idea de los Superhéroes Más Grandes Del Mundo. Pero acompañados de desafíos (y un estilo taquigráfico de escritura) acorde a los grandes momentos que se supone que viven estos seres. La Liga de Morrison está hecha de situaciones en las cuales todo parece perdido, de grandes frases, de escenas en las cuales con uno o dos gestos corta al núcleo de los personajes, de rescates de último minuto. Como el “I know who you are” del primer arco, o la bala al cerebro de Darkseid, o el ojo parpadeando bajo el lago.

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El Proyecto JLA (Parte 02).

Justice League #01 (1987).

Bueno, acá tenemos, al fin, el inicio de otra era de grandeza para la Liga de la Justicia. ¡Lo dice ahí en la tapa! Más allá de eso, y de los trucos de la nostalgia (yo comencé a leer comics prácticamente gracias a esta Liga) la verdad que la Liga de Giffen, DeMatteis, Maguire y etc. es uno de los grandes ejemplos de cómo construir un grupo de superhéroes con majestuosidad, humor, relaciones interpersonales, grandes dibujos, sin perder ni el sentido de la amenaza ni el sentido de lo cósmico de un universo compartido.

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