Principios

“There are too many groups, there are too many musicians,” he says later. “And they’re all in it for the wrong reasons. I’m sorry Tony, but they are. I saw this documentary on BBC2 about Pulp or Blur. They’re going, ‘We’re in it because of women or drugs’ What you fucking talking about?”’ They’re saying, ‘We always wanted to be like The Beatles: get women’ Imagine saying that to This Heat [Mark laughs, hysterical] It’s always: ‘Jarvis Cocker would never get a woman unless he was in a group’ So who cares? Good for you boy. Well done. I got more women before I was in The Fall. I had more money before I was in The Fall.”

– Mark E. Smith
(de acá)


Un poco de teoría no le hace mal a nadie

Algunos artículos que encontré hoy buceando por Metafilter, todos relacionados con la teoría musical:
Un excelente articulo de Slate acerca de la lucha por lograr la afinación perfecta en los pianos y clavicordios, arrancando con la teoría de las escalas, al sistema de temperado equivalente, llegando al sistema creado por Bach y demostrado en su obra ‘the well tempered claver’, y sigue, mostrando como es una lucha bastante inútil y casí imposible de resolver. La nota esta muy clara y usa un lenguaje muy sencillo.
– Los usuarios de Ask.Metafilter se dedican a hacer preguntas en general, que se responden en los comments. Como un «Yahoo Answers» pero más viejo, y de mayor alidad. Siguiendo el tema del otro artículo, encontré este post donde preguntaban que onda con la clasica progresión de 4 acordes «I V vi IV», que es utilizada en cientas y cientas de canciones pop. ¿Porqué funciona? ¿Porque es tan inevitable de utilizar? Entre las muy buenas respuestas encontramos esta, excelentemente escrita y que explica todo muy bien.
– Para cerrar el cuelgue teórico musical, el artículo en la Wikipedia sobre el Tritono (intervalo de cuarta aumentada), esa progresión incómoda y disonante,  conocido por siglos como «el intervalo del diablo» que, sin embargo, son las primeras notas que se escuchan en la canción de Los Simpsons.


Máquinas Encantadas del Cielo : Presentando a Judee Sill

Hace como 2 años que quiero escribir un buen post sobre Judee Sill, pero nunca lo pude concluir. La razon es simple y bastante tonta, y es que me cuesta mucho expresar en palabras lo genial de su música. Esto es debido a que no soy muy conocedor de su mundo músical (el folk de principios de los 70s) y siempre tuve miedo de tirar fruta. Pero me parece que igual vale la pena hacer el esfuerzo, ya que se trata de una de mis artistas favoritas.

Primero, una breve introducción: ¿Quien es esta muchacha largirucha y de lentes, pelo largo y vestimenta hippie pagana? La obra de Sill se basó en seguir la tradición singer-songwriter de los 60s, con bastante de country, y muchos arreglos inspirados en la música clásica y coral. Sus letras,  plagadas de imagenes bíblicas y ocultistas, son su otro sello de fábrica. Pero sobre todo, la muchacha es espantosamente buena, y me atrevo a decir que sus discos estan al nivel de esos grandes discos etéreos, serenos y espirituales, como el astral weeks de van morrison, los últimos discos de talk talk, etc.
Como buena introducción, aquí esta este video de Sill en vivo, interpretando una de sus mejores canciones, «The Kiss»:

Hagamos un poco de Biografía: La carrera de Judee fue desgraciadamente corta. Sacó solo dos discos, el primero homónimo, de 1971 y el segundo,»Heart Food», de 1973. Lo otro que hay de ella es un show en vivo en la BBC, y un compilado armado por Jim O’Rourke, «Dreams come true», que tiene 8 canciones de un tercer disco inconcluso, así como algunos demos caseros. Ese disco fue lanzado en el 2005. En 1979, Sill fallecía a causa de una sobredosis de Cocaína y Codeína. Esta es su historia.

Judee Lynn Sill nació en 1944, en Oakland, California, una chica común de clase media cuya vida fue rápidamente golpeada por el destino y la mala suerte. Su padre trabajaba importando animales exóticos para Hollywood, y también era dueño de un bar, en el cual ella comenzó a tocar el piano. Su madre era alcohólica.
Cuando ella tenía 8 años, su padre falleció de neumonía. El negocio pasó a manos de su hermano mayor, pero, unos años después, él también murió en un accidente de auto. Su madre decidió trasladar la familia al sur de California, y a continuación casarse con Kenneth Muse, uno de los animadores de Tom & Jerry.  Sill odiaba a su padrastro, y jamás perdonó a su madre por haberse casado con él. Todos estos eventos convirtieron a la joven en una outcast, rebelde adolescente que no tardó en meterse en cuanto problema era posible. A los 15 años se escapó con un hombre mucho mayor, y al mejor estilo Bonnie & Clyde se dedicaron a robar gasolineras y locales de venta de licor. Fueron atrapados, lo cual dejó al señor preso y a Sill en un reformatorio, donde demostró sus habilidades musicales tocando el órgano de la iglesia en las misas.
A continuación entró a la universidad estudiando artes. Aparentemente era muy buena, y a través de su padrastro, estuvo cerca de conseguir un trabajo en la MGM, pero lo rechazó. A los 18 años, su madre falleió, dejándola sola, con unas acciones de una empresa de petróleo que le dejaba algo de dinero. La joven Judee abandonó la universidad y empezó a dedicarse a la música, pero también se hizo adicta a la heroína, se prostituyó para poder pagar su hábito y terminó en la cárcel vomitando y agonizando con un mono terrible. Ahí fue cuando Sill tocó fondo.

Judee salió de prisión y lentamente su carrera músical empezó a tomar forma. Conoció a miembros de The Leaves (la primera banda en tocar ‘hey joe’, interpretada por Jimi Hendrix), que quedaron bastante impresionados con sus habilidades compositivas. El bajista, Jim Pons, luego de la disolución de los Leaves se unió a The Turtles, que grabaron un tema compuesto por Sill, «Lady-O».
«Lady-O» no fue exactamente un gran hit pero causó que el nombre de la joven cantautora se empezara a mover por los círculos de músicos, hasta llegar a los oídos de David Geffen. Geffen – que en los 80s fundó su famoso sello bajo su nombre – estaba por armar su primera discográfica, Asylum Records. Así fue como el primer disco de Asylum fue el debut de Judee Sill, en 1971.

El debut de Sill es un disco redondo y cohesivo, formado más que nada por canciones que compuso para los Turtles. Esta muy bien arreglado, con guitarra slide, vientos, cuerdas, percusión, de una forma elegante y sin abusar del efecticismo de los arreglos de orquesta. También hay muchos arreglos de coros muy sofisticados, donde más se nota su influencia de Bach y la música barroca.

(en una entrevista, Judee tuvo la osadía de decir una de las citas más arrogantes y pretenciosas que alguna vez leí: Que sus tres mayores influencias eran Bach, Pitágoras y Ray Charles. Una grande.)

Una cosa que siempre me llamó la atención es la forma de Sill de tocar tanto el piano como la guitarra. Toca ambos instrumentos de una forma idéntica, y a veces parece que toca la guitarra como un piano y viceversa. Parece que su elección es solamente una cuestión de timbre. Entre los temas más destacados esta el single «Jesus Was A Cross Maker», una canción increíble, con una estructura pop bien clásica de la época. «The Lamb Ran Away With The Crown», con su delicadísimo increscendo al final (uno puede imaginarse que este tema de grabarse ahora sería un enchastre bombástico), y la brevísima y perfecta «The Phantom Cowboy».

Lamentablemente, la mala suerte siguió acechando la vida de la ascendiente artista. Los siguientes discos del sello Asylum fueron los debuts de Jackson Browne y los Eagles, lo que causó que Sill quedara sepultada en el fondo de los planes de Geffen, por detras de otros artistas más comerciales. El disco tuvo muy buenas reseñas, pero escasas ventas. Sill se dedicó a presentarse en vivo como telonera de varios artistas y bandas de rock, cosa que detestaba.

18 meses después salió su segundo disco, «Heart Food» (1973). Es un disco igual o tal vez mejor que el primero, con un sonido un poco más denso y hermético. Y bueno, tiene «The Kiss». ¿Que podemos decir de ese tema? Una de mis canciones favoritas de toda la historia, un vals tristísimo que esta al mismo nivel (o más arriba) que los mejores temas de Nick Drake y de varios songwriters de esa época. Un tema imposible, del cual Dario encontró una más que digna versión de Will Oldham, uno de los pocos cantantes que pueden acercarse a Sill en su poder como cantante (no en cuanto a técnica, por supuesto, que Oldham siempre fue un tronco que todos queremos).
Es común decir que uno siempre prefiere el primer disco que escuchó de un artista. A mi me paso con el primer disco de Judee, por lo tanto, me costó bastante entrarle al «Heart Food». Todavía lo voy digiriendo, de a poco, y conociendo las canciones, pese a escucharlo ya hace más de dos años. El folk más tradicional y el gospel bajan un escalón, y este es un álbum un poco más country, con bastante slide, armónica, guitarra eléctrica y órgano (como en «Soldier Of The Heart»), aunque también tiene sus temas más austeros solo con piano o guitarra como «The Phoenix» y «When the Bridegroom Comes». El disco cierra con «The Donor», por lejos la canción más barroca de la carrera de Sill, con arreglos corales hiper-sofisticados de voces y 9 minutos de duración. Y con esta canción, cierra oficialmente la discografía de Judee.

«Heart Food» vendió aún menos que su predecesor y eso fue el comienzo del fin. Grabó unos demos para un tercer disco, que quedó inconcluso. Judee, decepcionada por el camino que tomó su carrera, desapareció. Sus próximos años son borrosos y hay muy poca información acerca de ella. Aparentemente tuvo una serie de accidentes de auto, que – sumados a varias cirugías – la dejaron con dolores crónicos en la espalda. Para peor, a causa de su historial de ex-adicta, los hospitales le negaron la medicación necesaria para tratarla. Ya se pueden imaginar lo que pasó después : Sill volvió a la Heroína y a las calles. En 1979, la encontraron muerta en su apartamento. Tenía 35 años. Sus amigos de Asylum Records se enteraron de su muerte recién un año después.

En fin. Recién en la década pasada se empezó a reivindicar la obra de esta mujer, y en el 2005 salió  «Dreams Come True», el compilado armado por Jim O’Rourke. Son 8 temas, que hubieran ido en aquel tercer disco, más varios demos. El sonido es muy bueno y es básicamente lo que esperariamos de como sonaría un disco folk de mediados de los 70s. La mezcla de O’Rourke es transparente y muy pulcra. Los temas nuevos siguen en la línea country, siendo más uptempo, más pop y más sencillos, sin perder nada de la intensidad y las buenas melodías de sus anteriores discos. Y dos de los temas de ahí deben de ser mis favoritos de ella, «That’s the Spirit» y «Til Dreams Come True», este último una de sus grandes reveries acompañadas con piano, al igual que «The Kiss» o «The Pearl». Los demos y early recordings del disco no estan tan buenos, aunque hay una joya llamada «Emerald River Dance», grabada totalmente casera y con sonido de ambiente, que es totalmente encantadora. El disco también incluye una filmación de un show en vivo que lamentablemente no pude conseguir.
El año pasado salió «Crayon Angels», un disco de covers en homenaje, el cual todavía no escuche por quien sabe que razón. Las reseñas dicen que es bastante irregular, pero debe ser al menos interesante, e incluye un tema inédito que es interpretado nada más ni nada menos que por Bill Callahan. Habrá que escuchar.

A continuación, sus tres discos para bajar. Disfruten:

Judee Sill – Judee Sill
Judee Sill – Heart Food
Judee Sill – Dreams Come True

Y estas son las fuentes que utilice para armar el post, en inglés:
http://www.kneeling.co.uk/pages/jsill/js_remember.asp
http://observer.guardian.co.uk/omm/story/0,13887,1369079,00.html
http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2006/12/29/AR2006122901782.html


Dead To Respect, To Respect To Be Born

(Por Gustavo)


Después de años creyendo que el mítico solo atonal de After the Flood en Laughing Stock era un minuto y pico de feedback de guitarra tocado por Mark Hollis, dato dudoso que este mismo alimentó en un par de viejas entrevistas, me vengo a enterar hace unos días que en realidad está ejecutado con un Variophon, un viejo cacharro analógico diseñado por manos alemanas para emular instrumentos de viento, que como muchas otras unidades de funcionalidad limitada paridas durante la fiebre por los sintes de los primeros ochentas terminó barrido rapidamente del mercado y ahora es otra de tantas curiosidades de museo. Parece ser que el Variophon era un teclado muy inestable y solía cagarse con mucha facilidad, así que lo que uno escucha en ATF es un modelo averiado que solo reproduce unas pocas notas discordantes. Este es manipulado por Tim Friese-Greene (tecladista y mano derecha de Hollis por aquel entonces) y amplificado a través de un Marshall. Otro mito que se cae.

Talk Talk – After the Flood


No pude ubicar una nota de Mojo donde Friese-Greene habla en profundidad sobre las sesiones de Laughing Stock aludiendo a este no-solo en particular, pero esta entrevista de Tape Op a Phill Brown, quien fue el ingeniero de grabación acá y en Spirit of Eden, incluye cantidad de datos jugosos sobre el trabajo en estudio y arroja más luz acerca del peculiar maridaje entre un proceso de grabación puntilloso hasta la exasperación y los múltiples accidentes creativos que Hollis terminó por incorporar a estos discos.


Enrollando la cinta con una lapicera.

La Pitchfork publicó un artículo bastante largo e interesante acerca de el resurgimiento del cassette como medio para escuchar música. El tema en sí es bastante complejo, y hay varios lados por donde se puede tomar este revival, y todos seguramente sean bastante ciertos. Nostalgia, ironía, «porque sí», romanticisimo, elitismo, practicidad y el costo baratísimo que tiene fabricarlos, moda, reacción al mundo de las descargas online, etc, etc. Así que podríamos saltarnos los chistes onda «oh yo sólo escucho música en cilindros de cera porque suena mejor», ¿Ta? :P

Mi relación con el casetito fue muy larga, y la recuerdo con cariño.  La primera música que escuché fue en ese formato. Un cassette con el Otra navidad en las trincheras, del Cuarteto de Nos, que escuche miles y miles de veces, y me conocía totalmente de memoria, a los ocho años. Un poco más grande, otros cassettes que me grabó un amigo. Ríanse: Uno tenía de un lado, un compilado de Manowar. Del otro lado, el Bat Out of Hell de Meat Loaf, y sobraba un poco de espacio y habian unos temas de La Ley, cuando aparentemente eran una banda de rock alternativo genérica antes que esa cosa espantosamente glossy en la que se convirtieron hace unos años.


Manowar. Aguante.

A los 12 años tuve mi primer equipo de música, uno de esos huevitos tradicionales con CD y Casettero. En mi casa no se solía escuchar música, excepto la ocasional radio Armenia con los mismos 20 temas insoportables. Mi escucha de música se basó entonces en los pocos CDs que podía comprar, y en decenas de cassettes que grababa y re-grababa religiosamente. Era mi época alternativa / pseudo-metal: Pearl Jam, Ozzy Osbourne, Green Day, SoundGarden al principio, para en unos años tener decenas de compilados del programa de radio Dínamo, con Massive Attack, Daniel Johnston, Flaming Lips, Sonic Youth, Yo La Tengo etc. ¡Oh, las olas de nostalgia!
Durante muchos años, hasta los 18-19 años , mi único método de escuchar música en la calle era con mi viejo y destartalado Walkman AIWA. ¡Cómo amaba a esa cajita negra con botones! Le había comprado unos auriculares bastante buenos, con un cable larguísimo. Eran gigantes, y se me habían roto un par de veces, y les cambié en un momento el cable por uno enrulado, horrible, de teclado de PC. Me hacían quedar como un freak caminando por la calle con metros de cable colgando. En esos últimos años, ya con compuadora e Internet, mantenía un proceso que implicaba grabar mp3s a CD’s, y luego pasar del CD a cassette. Así escuche mucha música en mi período «electrónico/IDM». Tenía un montón de cintas con discos de Squarepusher, Aphex Twin, Autechre, Plaid, Portishead, Björk, etc.

Recuerdo que por un error al apretar el botón de Play, estuve escuchando un disco de Autechre al doble de velocidad por como 15 minutos, sin darme cuenta.


Autechre. Aguante.

Fue en una fiesta en una casa, que me olvidé el Walkman un día. Al otro día lo fui a buscar, Pero estaba roto.  Ahí fue un poco el comienzo del fin de mi relación con el casette. Hubo luego dos episodios más: Cuando a los veinte años, le regalé a una novia mi equipo de música, ya que el suyo se había roto. Ahí perdí toda forma de escuchar cassettes en mi casa. Y unos años después, a otra novia (…yeah, i know) le lleve mi caja con mi colección de cassettes, ya que ella seguía escuchando bastante en ese formato. De vez en cuando poníamos cassettes que tenía viejos, de Breeders y REM. La caja se quedó en su casa. Ahí ya deje de tener cintas por siempre.

Comparado con el vinilo, o el CD, el cassette sonaba bastante mal, Pero no tan mal, ¿o sí? Recuerdo un amigo que me recomendaba comprarme un cassettero y usarlo para tirar pistas en vivo, que podía saturar un poco y sonar cool. Y todo el mundo sabe que tener un portastudio TASCAM a cinta de cromo es lo más cool del mundo.

Hace una semana hablaba con Pau, y me comentó algo interesante: Averiguó que en Argentina, fabricar un cassette, impreso, con la cajita, el arte, con la música, todo terminado, salía 3 pesos argentinos. Me dijo que consideraba hacer una tirada de alguno de sus discos en cassette.
Le comenté: «No esta mal la idea, pero no se, ¡Pero ya no tengo cómo escuchar cassettes!»