Principios

“There are too many groups, there are too many musicians,” he says later. “And they’re all in it for the wrong reasons. I’m sorry Tony, but they are. I saw this documentary on BBC2 about Pulp or Blur. They’re going, ‘We’re in it because of women or drugs’ What you fucking talking about?”’ They’re saying, ‘We always wanted to be like The Beatles: get women’ Imagine saying that to This Heat [Mark laughs, hysterical] It’s always: ‘Jarvis Cocker would never get a woman unless he was in a group’ So who cares? Good for you boy. Well done. I got more women before I was in The Fall. I had more money before I was in The Fall.”

– Mark E. Smith
(de acá)


Dead To Respect, To Respect To Be Born

(Por Gustavo)


Después de años creyendo que el mítico solo atonal de After the Flood en Laughing Stock era un minuto y pico de feedback de guitarra tocado por Mark Hollis, dato dudoso que este mismo alimentó en un par de viejas entrevistas, me vengo a enterar hace unos días que en realidad está ejecutado con un Variophon, un viejo cacharro analógico diseñado por manos alemanas para emular instrumentos de viento, que como muchas otras unidades de funcionalidad limitada paridas durante la fiebre por los sintes de los primeros ochentas terminó barrido rapidamente del mercado y ahora es otra de tantas curiosidades de museo. Parece ser que el Variophon era un teclado muy inestable y solía cagarse con mucha facilidad, así que lo que uno escucha en ATF es un modelo averiado que solo reproduce unas pocas notas discordantes. Este es manipulado por Tim Friese-Greene (tecladista y mano derecha de Hollis por aquel entonces) y amplificado a través de un Marshall. Otro mito que se cae.

Talk Talk – After the Flood


No pude ubicar una nota de Mojo donde Friese-Greene habla en profundidad sobre las sesiones de Laughing Stock aludiendo a este no-solo en particular, pero esta entrevista de Tape Op a Phill Brown, quien fue el ingeniero de grabación acá y en Spirit of Eden, incluye cantidad de datos jugosos sobre el trabajo en estudio y arroja más luz acerca del peculiar maridaje entre un proceso de grabación puntilloso hasta la exasperación y los múltiples accidentes creativos que Hollis terminó por incorporar a estos discos.