Bueno ta.

(introducción)

– Todo empezó leyendo este post de Fluxblog donde Matthew Perpetua mostraba su entusiasmo ante un nuevo tema de My Chemical Romance. La descripción me pareció interesante – la banda dejo su lado hardcore depresivo y se pasaron al power pop energético:

«I’ll be very honest with you: I definitely never anticipated loving a My Chemical Romance record this much, but then again, I also never thought they’d be the band who’d try to make Andrew W.K. seem sluggish and morose. “Planetary (GO!)” is a super-concentrated shot of thrill power, totally overwhelming in its barrage of gleeful, hyperactive hooks.»

Escuché «Planetary (GO!)» y me gustó. Me recordó a los daneses cromados y melosos de Alphabeat, pero más aún más energéticos, bomásticos y exagerados. Perfecto.

Christopher Weingarten es un crítico de rock (él mismo se pone en su bio de twitter «last music critic standing»)  que en el 2009 tuvo la demente idea de hacer 1000 reseñas de discos, de discos editados ese año, todos en tweets de 140 carácteres. Lo logró, y siguió twitteando reviews (aunque no tan compulsivamente) en el 2010. También comenzó a escribir en varios medios, incluyendo el Village Voice. Me pareció siempre un crítico como mínimo interesante, y siempre entre los mejores 10-20 discos del año que él elige hay muchas bandas y proyectos totalmente desconocidos, al igual que mucho pop hiper-mainstream, así como hip hop y bandas de las que todos hablan y a todo el mundo le gusta. ¿Snob? Segurísimante, pero me da la sensación de que es Weingarten es un tipo con una opinión bastante formada y personal sobre lo que le gusta y lo que es bueno.
– Así que.. uno de los discos recomendados de Christopher del 2010 es «A Thousand Suns», el nuevo de Linkin Park. En su reseña del disco habla maravillas: «All hail A Thousands Suns, the finest dystopian fusion a major label can buy». Lo compara con el Ok Computer. También dice que la mayoría de la música del disco haría que los rajen a la mierda de cualquier Ozzfest. Pensé: «Bueno, tal vez es interesante».
– ENTONCES… cuando abrí el soulseek y decidí bajarme el «Danger Days: The True Lives Of The Fabulous Killjoys» de My Chemical Romance, dije «fuck off!» y me bajé también el de Linkin Park. Y escuche ambos. Varias veces.

– Antes: En mi vida escuché nada de My Chemical Romance excepto algún video en algúna televisión ajena de algo que me parecía una porquería depresiva al palo que no me decía nada con videos over-the-top. Pero dentro de todo nunca tuve ningún contacto con ellos. No conocía gente que los escuchaba. Es una banda que se hizo popular en el 2004-2006, y ya ahí estaba en mis veintialgo de años, fuera del target de su público. No pasó lo mismo con Linkin Park, que me los tuve que fumar por todos lados entre los 18 y 21 años, en la época que habían sacado el «Hybrid Theory» y el «Meteora». Me parecía una GADORCHA, y no le creía nada a esos rich kids con el ceño fruncido, tan en ese plan «aay, vivo en el suburbio, tengo toda mi vida solucionada y ningún problema, pero ESTOY MUY ENOJADOO!!1».
– (Algo que siempre me pareció interesante es como las bandas establecidas, famosas y con sello mainstream, de vez en cuando se rallan y sacan discos «raros», alienan a su audiencia de una forma u otra, y mandan todo a cagar. Es algo que – como muy bien decía mvc – ocurre desde los Beatles, y muchísimas veces esos discos son los más interesantes de una banda. Tanto el disco de Chemical como de Linkin Park parecían entrar en ese canon, aunque de una forma muy diferente cada uno)
– Pero bueno, la cuestión es que sí, me bajé ambos discos y los escuché, y esto es lo que puedo escribir al respecto acerca de cada uno, que justamente son lo suficientemente distintos y opuestos para que sea interesante hablar de ellos en conjunto:

My Chemical Romance – Danger Days: The True Lives Of The Fabulous Killjoys

Este disco es un ALL-CAPS-FEST. Todo el disco esta tocado con la máxima intensidad posible, las guitarras super distorsionadas, la batería tocada fuertísima, las canciones todas gritadas, TODAS tienen coros y más coros, y todo esta repleto de ganchos, arreglos de sintes y cuerdas. Obviamente, es pretencioso y ligeramente conceptual, con track introductorio, dos tracks de interludio, secciones de spoken word, etc. Pero el disco zafa muy bien debido a que logra nunca tomarse del todo en serio. Es demasiado bombástico y exagerado para eso. Y esta en las antípodas de la oscuridad: Es un disco divertido, dinámico, que no tiene ningún miedo en exagerar y pasarte por encima como una aplanadora. También es, inevitablemente, cansador, y no cualquiera puede soportar entero sus 50 minutos de himnos, ganchos interminables, cánticos heróicos y ritmos al palo sin parar. Pero igual el promedio de los temas es muy bueno y hay muy poco relleno.
Ojo, que uno también puede encontrar mucho para odiar aquí: La superproducción glossy y digital moderna, con todo perfectamente en su lugar, la sobredosis de arreglos, la voz de Gerard Way (que en lo particular no me molesta para nada, pero esa impostación constante puede ser muy ladilla), las baladas mermelosas. Pero lo hacen muy muy bien, y es todo una oda a los sentimientos larger-than-life de la adolescencia, el «vámonos corriendo de la mano a otra ciudad, esto es un espanto», y el «Bailemos que esta por explotar la galaxia» y al muy comiquero «Salvemos a este planeta de las garras de un poder terrible y maligno». Porque parece que Way es escritor de comics y esta bastante metido en el medio y lo conoce muy bien, y todo ese mundo repleto de vueltas de tuerca inesperadas, enemigos gigantes y desconocidos, batallas intergalácticas, y supervillanos esta expresado de forma perfecta acá. Es la banda sonora perfecta para una película de superhéroes. Realmente.
Mellando un poco en las canciones, esta la anteriormente mencionada Planetary (GO!), que sin duda es el tema más brutal del disco – con batería disco incluída! – pero hay otros temas que estan bárbaros. El primer tema, inmundamente llamado «Na Na Na (Na Na Na Na Na Na Na)» es insoportable aunque muy efectivo como intro de lo que se va a venir. Lo sigue «Bulletproof Heart», que es un punk-pop muuy bien hecho con todos los clichés imaginables del género pero que no hay con que darle – funciona. «The only hope for me is you» es uno de los temas donde vuelven un poco a la oscuridad, pero sigue siendo tan exagerado y heroico y repleto de sintes como el resto del disco, con un muy bien estribillo. Hay baladas indie como «Summertime» y «S/c/a/r/e/c/r/o/w», y los temas punkies más guerrilleros, como «Party poison» y «Vampire Money», que cierra el disco y sorprende un poco con la pseudo-desprolijidad, palmas, guitarra con guzz y mugre general. Buen tema para cerrar, ya que cierra con la idea general del disco: Estos tipos se están divirtiendo, mucho. Y cuando logran contagiar su entusiasmo, es genial.

The_Meeting_of_A_Thousand_Suns

Linkin Park – A Thousand Suns

Bueno, escuchar este disco fue bastante más complicado pero al mismo tiempo más interesante.
Veamos, a los Linkin Park les pegó lo que yo llamo el «efecto Bono» a cara de perro: Tienen treinta y algo, se pudrieron de la guitarra nu-metal chugga chugga, están forrados en guita, se cansaron de ponerla, se aburrieron de estar aburridos y apáticos. Entonces quieren sacar un disco «conceptual», «importante», «politizado», etc. Muchas veces esto termina en una careteada, ya lo sabemos todo, pero «A thousand sounds» es realmente es un disco conceptual, bastante hermético, tranquilo, triste y sereno, para lo que es Linkin Park. Las guitarras eléctricas distorsionadas están ausentes, excepto por algún arreglo ocasional y pequeño. Su violencia necesaria en algunas canciones esta reemplazada por sintes muy mugrientos, beats distorsionados, tambores tribales. ¿Querían conceptual? Este disco no tiene un tema de intro, tiene DOS. Por suerte, todos los interludios están muy bien logrados, son muy musicales y funcionan muy bien como nexo entre cada tema.
El primer enemigo de este disco es bueno, la cantada de Chester Bennington y también de Shinoda, que tiene esa cosa de perfección afinando, lamentosa y dramática que es totalmente infumable. Si podemos superar eso en el primer tema propiamente dicho («Burning in the Skies») encontramos un tema con muy buenas melodías, que esta todo el tiempo luchando con no-explotar y reventar al pedo. Pero en sí, nada muy nuevo, es una balada con base electrónica y piano, bien armada y producida.
La sorpresa llego un poco más con «When they come for me», con un beats tribales y unos sintes recontra podridos. La atmósfera es agobiante y oscura. El track se mantiene constante en un solo arreglo y un acorde , excepto en el obligado «Puente Sensible»(tm), que por suerte funciona para contrastar con la outro jodida y percusiva. Acá es cuando uno piensa «Epa, ¿Qué le pasó a estos muchachos?».
El disco es relativamente corto, y 6 de los 15 temas son en realidad interludios, o fragmentos de otros temas. Los temas se podrían dividir un poco en las baladas tranquilas y reflectivas, y los temas con más influencia de hip-hop como el mencionado «When they come for me», o «Wretches and kings». Son de los temas más interesantes, donde son solo base ritmica y violencia contenida, y esquivan cualquier contacto con el metal que podían tener antes.
Quizás el tema que más me llamó la atención es «Blackout», con una base que podría considerarse.. indietrónica oscura? con bateria marcial y algunos teclados muy juguetones. Ok, pero sobre eso tenemos una voz que se dedica a gritar sacado en los estribillos al mejor estilo screamo. Pero la música nunca llega a explotar y se mantiene esa diferencia enorme entre la voz y el resto de la música. Queda RARO y muy incómodo, como si en cierta forma se hubieran dado cuenta de que gritar como un desesperado no funciona para nada, o no tiene sentido. «Iridiscent» es una balada de piano con beat electrónico, como otros de los temas del disco. Es bonita y triste. Al final del tema entran en modo Arcade Fire cantando la canción a coro entre varios. Terminan cantando todos algo que podría ser el motto de todo el disco: «Remember all the sadness and frustration / And let it go».
«The Catalyst» es el tema elegido como simple, cosa que no entiendo del todo. Dura como seis minutos y arranca como si fuese Born Slippy de Underworld, con un frase entre el spoken word y el rapeo. Es el tema más electrónico, con un bombo que esta demasiado alto y pone nervioso, y unos stab de sinte noventeros. En el puente de nuevo caen en el piano (bo, basta). Y terminan también con muchos coros, big rock drums y muchos coros – de nuevo, el efecto Arcade Fire.
Y termina el disco. Termina con «The Messenger.» ¿Querían baladas? Esto es guitarra acústica (la única del disco) y voz y un poco de.. sí, piano, pero nada más. Dura 3 minutos, la canción propiamente dicha más corta del disco.
«The Messenger» es una buena canción, breve y triste. El problema – para variar – es la postura vocal, cantada totalmente desgarrada y rota y exageradísima. La letra es muy simple y cierra con la línea de todo el disco – un rayo de luz esperanzador ante un posible apocalípsis. Pero esa forma de cantar.. ay. El Horror. ¿Pero qué onda, que pasaría si la canta otra persona? ¿Sí esta canción la cantas bajito, y chiquita? ¿Sí esta canción la hace como cover no se, Springsteen?

En fin. Es un golpe raro para el final del disco, y te deja – de nuevo, la misma sensación, – incómodo. Digamos, es Linkin Park, y tienen un montón de ideas estéticas y conceptuales que no me gustan para nada, pero éste es un buen disco, es un disco sincero, e interesante.

Escuchar estos dos discos me hicieron pensar bastantes cosas. En la construcción de los gustos. En que pasaría si uno realmente escucha todos los discos que realmente salen todo el tiempo. Pero no, uno termina bajándose la última garcha de no se, Japandroids y evita – en cierta forma, justificadamente – todo el Mainstream. ¿Y qué onda realmente con estas bandas? ¿Debería explorar todas sus discografías? ¿El anterior de Linkin Park qué onda? ¿Vale la pena escucharlas? ¿Quién es uno para decidir que vale la pena escuchar y qué no? De repente a uno le cae un «che, escucha esto, en realidad esta bueno», y uno prueba. Y puede rendir, o no.

En enero de este año escribí un post con una conclusión un tanto similar, acerca de la confusión acerca de las reseñas, de como es difícil a veces que uno pueda alcanzar otro tipo de música. En ese caso, me refería a la música de otros países, lejanos, música a la cual no accedemos. Esto es un poco lo mismo, pero al revés. En fin, siguen siendo reflexiones sobre como funciona la industria cultural en cierta forma, que a mi me sigue confundiendo y me hace reformularme algunas cosas. Y mientras todo eso siga pasando, bienvenido sea.


Eureka! Escuchando los favoritos de Jim O’ Rourke. (parte 1)

jim_Orourke

1) Tal vez es una costumbre un tanto perdida, pero creo que la mejor forma de conocer bandas y artistas nuevos es a través de entrevistas y notas a otros músicos. Era algo más común hace una década o más, donde las formas para conseguir música nueva eran menos y más complicadas. Lo interesante de seguir recomendaciones de otros artistas es que uno puede ignorar la maquinaria marketinera de revistas, sellos, e ir directamente al gusto de un melómano que vive en otro país y te dice «che, mirá, esto esta copado». Hay casos muy conocidos de situaciones así, como la remera de Daniel Johnston que Kurt Cobain supo usar, o también pasa cuando artistas hacen versiones (de nuevo, Daniel Johnston). Yo conocí a varias bandas a través de versiones de Yo La Tengo. Con Dario conocimos a los Parenthetical Girls a través de la versión de «Love Connection» que hace Casiotone for the Painfully Alone (y debemos un buen post acerca de Parenthetical Girls en el futuro).

2) Para los que me hayan leído o hablado conmigo, sabrán que en los últimos meses ando con una obsesión con la obra y persona de Jim O’Rourke . Esto se debe a que vi su nombre detrás de muchos proyectos que me interesaron mucho (el ‘knock knock’, de smog, su disco ‘eureka’, etc) y su posición de músico multiinstrumentista-multiuso-productor-experimentalista-etc. En las entrevistas, O’Rourke se muestra como alguien muy centrado y tranquilo, y casi siempre le preguntan «Che, y no te parece tan raro meterte en tanta cosa diferente?» y el contesta con un «Por supuesto que no». Puedo entender a que se refiere. Para O’Rourke, es todo lo mismo – producir discos, colaborar con artistas noise japoneses, sacar discos de electrónica experimental, juguetear con el pop orquestal, etc. Esto sumado a (¡seamos sinceros!) cierta crisis existencial por la que ando pasando, hace que me encuentre muy interesado en su persona y su obra.

3) Uniendo los puntos 1 y 2 me encontré con esta entrevista al músico en la célebre y genial Perfect Sound Forever, y de ahí encontré esta lista de sus discos favoritos / recomendados. Genial. Algunos artistas los conocía de nombre, la mayoría jamás los había escuchado, y el disco que más conocía (Laughing Stock, de Talk Talk) es uno de mis discos de cabecera. Una muy interesante combinación, así que decidí bajarme todos esos discos recomendados, y ahora voy a escribir un poco acerca de ellos. Son 10 discos, y el post estara dividido en dos o tres partes. Empecemos:

InterrupteurTautologos+3++by+Lu
Luc Ferrari Tautalogos Trois/Interupteur

(Este fue el primer disco que me baje y el primero en escuchar de esta lista. Apenas empezó, me di cuenta que este experimento de escuchar un montón de discos iba a ser complicado. Esto es duro.)

¿Quien es?
Luc Ferrari es un compositor francés de música contemporánea minimalista. A causa de sufrir Tuberculosis, no pudo ser pianista y se dedicó exclusivamente a la composición. Se fascinó con la radio y los artilugios electrónicos, siguiendo un poco la línea de Stockhausen, John Cage y otros. Estas dos obras son de 1967 y 1970, y duran 20 y 25 minutos respectivamente.
(Paréntesis personal: Ya tuve de adolescente alguna experiencia escuchando música contemporánea. Siempre consideré que escucharlos era algo bastante distinto a escuchar un disco digamos ‘normal’. Esto no es pop. No es para poner de fondo. Es para escuchar con mucha atención y forma, digamos, «activa». O al menos esa es la actitud en la que intentaba encarar esos discos, aunque muchísimas veces fracasaba y escuchaba Stockhausen mientras ordenaba el cuarto. Recuerdo con cierto cariño algunas reuniones con mi tío-abuelo, pianista clásico él, donde escuchamos algunos discos de Bartok en silencio y tranquilos. Cuando terminaba cada obra, me preguntaba «Bueno, ¿Qué te dijo este lenguaje?»)

¿Qué onda?
Cuando empezó la primera obra (Interrupteur) me quería matar. Era básicamente todo lo que uno puede esperarse de un autor minimalista insoportable. Drones disonantes, Pequeños ataques violentos de trompetas y cuerdas (chwaaannggg!!), clima inquietante.»Ok, esto no es para mi».
La verdad me pareció muchísimo mas interesante la otra obra, «Tautologos 3». Que conste que me resulta dificilísimo hablar sobre música contemporánea, pero intentemos: Tautologos 3 es muy violenta e intensa, y tiene un montón de patrones y cambios de tempo constantes todo el tiempo. Además de la percusión, vientos y bronces hay una guitarra eléctrica y manipulaciones de cinta. Hay toda una estructura coherente, extraña y alienígena, silencios que dan a partes repetitivas y riffs cuadrados que son muy parecidos a algo que casi podría llamarse «rockero».
Repito, me cuesta horrores hablar de este tipo de música que desconozco. «Tautologos 3» me pareció super interesante, intensa, y en cierta forma extraña y sensible. No me lo esperaba. «Interrupteur», por otro lado, no me comunicó mucho.

Arnold Dreyblatt  Animal Magnetism

¿Quien es? 
Según la Wikipedia, Arnold Dreyblatt (¡gran apellido!) es un compositor y artista visual. Estudio con La Monte Young, Pauline Oliveros y Alvin Lucier. En el lado músical, Dreyblatt inventó nuevos instrumentos, tipos de afinación, y toca un contrabajo que él mismo modifico. Su música aparentemente «se basa en armónicos». Ok, nidea de que querrá decir con eso, pero escuchemos a ver que tal

¿Qué onda?
Este disco es una de las sorpresas más agradables y de las cosas más extrañas que escuché. No se parece mucho a nada. Cuando arranca la primera canción, empieza una batería super básica y cavernicola, tocando algo muy simple, y una montaña de instrumentos entrelazados y difíciles de separar entre sí. ¿Hay vientos?¿Cuerdas?¿Una percusión por ahí?¿Un banjo?¿Qué son esos ruiditos?
Todos los músicos del ensamble tocan casi lo mismo hasta cierta cantidad de vueltas donde cambian a otra sección, y así van armando estructuras, casi canciones. Hay cierto ambiente lúdico, es música alegre, divertida, tribal y de cierta forma, amena.
El disco, dentro de sus patrones e ideas base, es bastante variado. El tema que da nombre al disco empieza con 2 minutos de unos armónicos sonando como robots aburridos, esperando alguna orden. Lentamente se agregan timbres, un bajo, un saxo haciendo drones, campanitas juguetonas. «Group Velocity» tiene una base que podrá servir para un oscuro reggaeton, con alguna melodía de sintetizador y alguien rapeando encima. Por otro lado, el uso de los vientos y saxos me recuerdan a las repeticiones de Phillip Glassy y Steve Reich. Pero de pronto hay un corto y entra algún ritmo super pegadizo y uno no puede evitar imaginarse a todos los músicos sonriendo mientras tocan. Qué cosa más extraña y genial este disco.

Talk Talk Laughing stock

Sobre Talk Talk ya escribí en este post, y Gustavo también escribió un poco sobre ellos aquí. Una banda maravillosa, y un disco hermoso, único y personal.

Tony Conrad w/ Faust – Outside the Dream Syndicate

¿Quien es? 
Entremos en terrenos un poco más conocidos. Tony Conrad es un artista visual y músico experimental, que sacó solo este disco, acompañado por los muchachos de Faust. Fue miembro del Theatre of Eternal Music, junto a John Cale, La Monte Young, y otros, a mitad de los 60s, haciendo lo que se consideraría en el futuro música Drone. Con esos datos, uno puede tener un poco de idea de por donde va a ir este disco.

¿Qué onda?
«Outside the Dream Syndicate» tiene dos lados, cada uno durando unos 26 minutos aproximadamente. El primero, «From the Side of Man And Womankind» es de las composiciones más repetitivas que escuché. Son 25 minutos con una batería haciendo un ritmo sumamente primitivo (pum-pa-pum-pa), y al pobre bajista tocando la misma SANTA NOTA durante la duración del tema, y la toca así: tun, tun, tun, tun, tun, tun, tun, tun. Sobre esa estructura suena la viola de tony conrad, que se balancea, se mueve, se desliza relajadamente. Suena a Krautrock a full, por alguna razón: ¿La elección de timbres? ¿La estructura armónica? ¿O simplemente por como suena, por como esta grabado? no sé. Lo que sí es que esta primera pista es un tour de force, y es un poco lo opuesto a las composiciones de ferrari: Funcionan mejor como fondo, como un wallpaper sonoro, para cuando uno hace otras cosas.
El segundo «From the Side of the Machine» lado mantiene la misma idea pero mejoran todas las partes más irritantes. La batería es mucho más orgánica, siguiendo un patrón tribal con tones. El bajo toca alguna nota más (serán 2 o 3!). Y además de la viola, tenemos algunos sintetizadores que hacen muy buenos aportes, y salen y entran de a ratos. El lado dos es mucho más relajado y contemplativo, y mucho más ameno de escuchar. Mientras que el primer lado se mantiene terco en su intención y las variación son solamente las mínimas que son generados por los mismos 3 tipos tocando lo mismo todo el puto tiempo, acá hay unos ciertos relevos, bajadas de cambio y subidas. Todo muy lento y pausado, pero que se mantiene muy interesante durante todo el largo de la pista. Se supone que es un disco clásico del drone y el krautrock. Para mi no pasa mucho de ser un disco «lindo», al que seguramente se le saque más jugo con más escuchas.


No hay absolutamente nada fuera de lugar en este video. La estética es buenísima. El tema es muy bueno. El hecho de que los integrantes de la banda le metan cero onda es genial. Y los sintetizadores del final son la gloria. Y que no lo hayan editado y hayan dejado el tema entero, con sus ocho minutos de duración.


Cold Cave.

Hace bastante tiempo que tengo ganas de escuchar Cold Cave. Podríamos decir que es una banda synth-pop que agarra como influencia mucho del Industrial de los 80s. Mucho New Order, Throbbing Gristle, Whitehouse. Su cantante, líder y inicialmente único miembro, Wesley Eisold, tiene un pasado como cantante en varias bandas hardcore. Entre los varios miembros que rotan en su (bastante errática) formación, esta el muchacho detrás de Prurient, y Carallee McElroy, colaboradora de Xiu Xiu. Y se ven así en sus fotos de prensa:

Músicalmente, no era una banda que consideraba que me iba a gustar: Pese a que el synth pop de Soft Cell, New Order y Erasure esta entre la música que más disfruto, no puedo decir precisamente lo mismo de lo que era la música industrial (y con música industrial hablo de la inicial, que comenzó a finales de los 70s y se extendió por los 80s). Nunca me gustó ni me interesó, y nunca pude terminar de escuchar el 20 jazz funk greats. Esta todo bien, los puedo admirar y apreciar, pero estéticamente no me copa lo que hacen. Pero estos muchachos hacen algo muy en ese estilo, y me encanta.
«Love Comes Close» de Cold Cave tiene 9 temas, y apenas pasa los 30 minutos de duración. Máquinas de ritmos cutres, guitarras por línea, teclados análogos gordísimos y bastante, bastante ruido. La voz de Wesley es bien típica de los estilos que los influencian, barítona, severa y marcial, pero con un nivel adecuado de suavidad. Como contrapunto esta la voz de Carallee, que se saca un poco el papel de tímida y torpe que llevaba en sus aportes en Xiu Xiu, y se roba todo el escenario en la muy genial «Life Magazine». En otros temas Carallee y Wesley cantan a duo, contrastando sus voces.
Pero lo mejor de todo es cierta esencia global, algo que hace que Cold Cave como proyecto se separe de un montón de otras cosas. Todo el imaginario de la banda y sus conceptos se pueden reducir a un estribillo, el del tema que da nombre a su disco, «Love Comes Close»:

Love comes close
But chooses to spare me
Death comes close
But ceases to take me
I want to twist, the knife a bit deeper
To siphon the love from the hearts I believed in
Look outside, world is exploding,
Stay inside, still never knowing.
Taking cover, with each other,
Sleeping off the century of hope.

Todo Cold Cave está resumido en esas líneas, desde las imágenes hasta la forma particular de ver el mundo, romántica, fascinada y desencantada al mismo tiempo. Wesley canta eso, con una mezcla de gravedad y dulzura , sobre un Do y un Fa que se repiten tercamente. Los arreglos son mínimos, no hay bajo, solo un par de líneas de sintetizador muy rústicas que decoran y pasean alrededor de la voz.
«The Trees Grew Emotions And Died» es una canción rarísima basado en una línea vocal fracturada, cantada a dúo, que sigue una caprichosa frase de teclado. De fondo hay un montón de ruiditos que rozan lo insoportable. Por el final, hay un «solo» que nunca sabremos si es de guitarra o de teclado. Pero lo más interesante es que, a pesar de todas estas particularidades, su melodía es capaz de quedarse pegado como un chicle durante toda una tarde. Es que cuando quieren, Cold Cave hacen pop, y lo hacen muy bien.
Detrás de Cold Cave hay un concepto estético muy, muy definido por detrás, y esta ejecutado de forma perfecta en relación a él. Es extraño: Es todo ochentas , muy ochentas, pero jamás cae en ser algo «nostalgioso» o «retro». Y no lo es porque se toman muy en serio las ideas que hay por detrás, jamás hay un distanciamiento ideológico. Wesley vive y respira ese mundo de máquinas, cables y circuitos, amor, muerte, frío, tecnología, apocalípsis, no future. Porque él esta seguro de que la música que hace es la más adecuada para el mundo en el cual vivimos ahora, AHORA, en el 2010, no antes. Y tiene razón.