2013: Cornucopia.
(La «tapa» del compilado y la imagen que ilustra el post provienen del genial Michael DeForge y su Ant Comic, que recomiendo de forma fervorosa).
Este año ha sido realmente enloquecedor y prolífico para grandes discos y grandes canciones. Hacía mucho que no vivía un período solar en el cual he escuchado tanta música, tan variada, tan interesante. He consumido tanta música que me aburrí de algunos discos por sobre-escucharlos pero tuve tiempo antes de fin de año de volver a ellos y redescubrirlos. He estado escuchando discos nuevos hasta el día después de navidad y sin embargo no he logrado cubrirlo todo.
Des-hecho.
La progresiva diferenciación subjetiva y la expansión del dominio de los estímulos estéticos llevaron a que estos fueran manipulables. Podían ahora ser producidos por el mercado cultural. La sintonización del arte con las reacciones individuales más fugaces colaboró con su reificación. La creciente similitud del arte con un mundo físico percibido subjetivamente lo ha llevado a abandonar su objetividad, acreditándolo ante el público.
Theodor Adorno citado por Andreas Huyssen en Después de la Gran División (Citado aquí con el perdón de @theoldmacnulti, verdadero adorniano).
¿Qué pasa cuando una canción te acompaña por casi 20 años? ¿Qué pasa con vos, por un lado, que se supone que has cambiado a lo largo del tiempo, que sos otra persona, que todas las capas subjetivas se han ido reemplazando como los caparazones de un escarabajo en crecimiento? Pero, también ¿Qué pasa con la canción? ¿Acaso cambia? ¿Es posible que en esa misma composición repetida durante tanto tiempo, en esas mismas notas grabadas hace quién sabe cuanto, de golpe surja algo nuevo? ¿En su repetición obsesiva?
Dieciseis Años Después.
Blur, Buenos Aires, 2 de Noviembre de 2013.
1. La situación de recital en festival es una cosa espantosa e inhumana que te sustrae continuamente de la experiencia. Esto es una queja común y repetida hasta el hartazgo pero en este caso no me refiero a la audiencia, uno de los motivos más comunes de fastidio. Siempre hay “audiencia turista”, hasta en el recital más pequeño (¿quién no se ha quedado bebiendo en la barra o charlando con amigos cuando toca alguna banda pequeña que no le interesa?), si uno no está dispuesto a soportar idiotas, un poco que debería retirarse de la experiencia de recitales (y de la sociedad). El problema es que es muy difícil que una banda llene un lugar tan grande con energía, pocas lo logran. Requiere una habilidad sobrehumana para manejar audiencias.
Bailando sobre Arquitectura
– Descubrí a The Necks hace más o menos 3 meses, y desde que los conocí pensé en escribir sobre ellos, recomendándolos y tratando de explicar por qué son tan buenos. Las semanas pasaron y ese post se fue aplazando. Llegó al punto en que ayer, luego de ver mi lista de tareas pendientes con el inamovible «post sobre The Necks en EBM» ahí esperando, me pregunté «¿Por qué me está costando tanto escribir sobre música?». ¿Por qué, el acto de recomendar una banda que no es precisamente nueva, se siente como algo anticuado, viejo, innecesario?
Éste es mi evangelio
Está complicado decir algo nuevo sobre Yeezus a esta altura, y apenas pasaron tres semanas desde que el disco se filtró. Hay un consenso general de que la música está a la altura de lo hecho previamente, y que las letras opacan esos logros, con lo que básicamente coincido; y cada reseña viene con su propia interpretación de la psiquis de Kanye West, además de un repaso más o menos exhaustivo de su carrera musical y escandalosa. Estas convenciones son evidencia fundamental para analizar la obra de un tipo que no distingue al personaje artístico del de su vida privada, por lo que no pienso evitarlas. Vamos a diseccionar las partes con una pregunta en común, a ponerlas en contexto y señalar algunos aspectos no leídos en otros lados.