El Falso Cover

Llamaremos a un ‘falso cover’ a una canción de cierta banda donde se cae de maduro que las intenciones de ella fue copiar o intentar hacer la canción de otro artista. Influencias notorias siempre, hay, pero esto es particular para cierto tema donde se nota en demasía y además cuando son eventos aislados en alguna discografía particular.

Belle and Sebastian – A Space Boy Dream : Este tema fue el que inicio este post. Surge de la mitad del relativamente irregular ‘the boy with the arab strap’, este tema no tiene un carajo que ver con el resto de toda la discografía de la banda escocesa. Se basa en un beat repetitivo con una linea de teclado y una voz narrando un sueño acerca de viajar a Marte y esperar en tu nave espacial a que tu padre este por llegar. La historia esta inconclusa – lo cual me hace pensar que es un sueño real – y termina en un ritmo funkie psicodelico bailable al final que es el único momento donde el tema sale de esa atmósfera tan parca y sofocante.
¿Que quizo hacer banda de Stuart Murdoch aca? A mi me suena simplemente a un pequeño homenaje a sus colegas de glasgow con quienes no tienen nada que ver, excepto ser de la misma ciudad, y que mencionan en el nombre de este disco: Arab Strap.

LCD Soundsystem – Movement
: Este es un buen ejemplo de como NO HACER esto. Me suenan varias bandas que intentan imitar a The Fall en estas circunstancias (la casi graciosa ‘two states’ de Pavement me viene a la mente enseguida) pero esto es ridículo, por dos razones: Una, no podes ser tan careta de imitar sílaba por sílaba el fraseo de Mark E. Smith incluyendo el inconfundible arrastre de cada final de linea ( «good sensss..saah» ). Segunda, el resto del tema es básicamente un tema de Suicide.
Vamo arriba che.

Broken Social Scene – Ibi dreams of Pavement (a better half) : Acá ni siquiera hay que mencionar la banda que esta siendo homenajeada ya que esta directamente en el titulo del tema. Quizas este sea el tema que sea menos «cover», pero igual, esta claro que estan poniendose el disfraz de la banda de Stockton. Supongo que ocurrira con bandas con un sonido y musicos tan particulares como los BSS. Pero en si, gran idea, ya que es uno de sus grandes temas, y logran sonar a ellos, sonar a pavement sin que sea una copia, homenajear y hacer una canción grandiosa.

Beirut – Scenic World : Ignorando un poco la influencia balcánica de Zach Condom se puede notar que el muchacho es bastante fan de Stephin Merritt al cantar en ese barítono tan particular. Bueno, con este tema ( del cual hay dos versiones, una en el album The Gulag Orkestar y otra en el Lon Gisland EP ) nos demuestra dos cosas: Que se puede meter la música gitana en el butt y hacer un tema synth-cutre a lo Magnetic Fields, y que el mismo tema lo podes convertir en Balcanic Mode sin problemas. Lo cual confirma mi teoría de que cualquier tema de Magnetic Fields podes adaptarlo a practicamente cualquier estilo ( y si Darío, un día voy a hacer mi disco tributo a Magnetic Fields al estilo de los Ramones )


I’m Dragging a Dead Deer up a Hill

Grouper es el proyecto de Liz Harris, joven muchacha de Portland que hace un folk que se borronea constantemente y se confunde con la música ambient, los drones y el shoegaze. Con la música tan climática ( y con el otro extremo, el noise extremo tambien ocurre ) es bastante difícil usar términos objetivos y referencias musicales en cuanto a lo musical. Es música bastante sencilla, y puede resultar evocativa y generar cosas o no. Así que mejor simplemente lo digo así: Lo de grouper es buenísimo. Porque este último disco de ella es de los discos que funcionan mejor como ‘una canción entera’ que escuche en mucho tiempo. Porque se confunden las canciones, no se entienden las letras, muchas veces no podes diferenciar si lo que suena es una guitarra o una voz, y entre las capas de guitarras y reverb de repente surge una melodía genial. Porque no cae en los clichés de cantautora herida. Y porque el nombre del disco es tremendo.

Grouper – Dragging a dead deer up a hill


Greil Marcus con Alpargatas

A esta altura ya estoy acostumbrado a no esperar nada de la crítica de rock argentina y debo ser muy inocente si todavía alguna me sorprende, pero la reseña de Ortelli del disco de Banda de Turistas para la Rolling Stone es demasiado.

Si hubiese salido en el de Clarín me habría molestado menos, porque a nadie realmente le importa lo que digan ahí y porque con los años la conclusión inevitable a la que llegué es que es un nido de ratas sin ningún interés por la música ni conocimiento al respecto que están ahí porque queda bien decir que escribís de música cuando te querés levantar minitas, entrás gratis a lugares y es mejor que tener un trabajo de verdad. En cambio la Rolling Stone, aunque en promedio no es mucho mejor, es tomada en serio por un montón de gente que necesita su cuota mensual de coolness envasada y predigerida para sentirse un poco más in porque saben quienes son los Klaxons o porque pueden hablar de alguna nueva (o que lo era hace 5 meses) tendencia de internet. Rolling Stone es el manual de música y cultura pop para el que no está interesado ni en la música ni en la cultura pop pero no quiere admitirlo públicamente. Y eso lo sabemos todos, así que podría dejar pasar esta porquería de reseña sin decir nada, pero no, tengo derecho a expresar mi indignación, sobre todo si alguien tiene derecho a cobrar por escribir esto, así que pasemos a los highlights de la reseña (y aclaro que esto no es sobre la banda ni sobre el disco, sobre los que no tengo nada para decir).

Antes de que termine siquiera la primer oración ya vemos que empezó todo mal (y eso que estoy pasando por alto que empiece hablando del productor) cuando Ortelli nos dice,

Mágico corazón radiofónico suena distinto de todo.

Las reseñas, especialmente las malas, suelen decir más del que reseña que del objeto reseñado y teniendo eso en cuenta hay que ser muy caradura para decir esto porque si hay algo que es seguro es que ese disco no suena distinto de todo, ni las canciones ni la producción. Claro que cuando los únicos discos que tenés es un greatest hits de Creedence, el último de Cerati y el del último hype de la NME cualquier cosa te parece el descubrimiento del fuego. Pero el mismo Ortelli parece no estar seguro de que lo que acaba de escribir sea cierto y dos líneas después (y sigo dejando pasar que está hablando de la producción de Mario Caldato como si fuera Phil Spector y Jack Nitzsche en su mejor época) dice que Banda de Turistas

no son ni emos ni floggers ni indies. Son como Los Gatos con zapatillas Pony.

Después de hacer un chequeo obligatorio de términos cool (me pregunto si esas tres cosas son para Ortelli el «todo» al que BDT se diferencia, si todo se termina en ser emo, flogger o indie y estoy bastante seguro de que podríamos sin mucho miedo calificar a BDT de indie), dice que «son como Los Gatos». Momento, ¿hace dos líneas no decía que sonaban distinto a todo? Igual señalar esa contradicción es distraerse de la verdadera joya de la reseña: no dice simplemente que son como Los Gatos, no, dice que son como Los Gatos con zapatillas Pony. ¿Qué carajo, en nombre de lo que más quieran, significa ser como Los Gatos con zapatillas Pony? Nada, absolutamente nada. Eso significa.

En el siguiente párrafo sigue hablando de la producción, de lo diferente que sería si lo hubiese producido Manza o Juanchi Baleirón, de como tendría más hits de haber sido así (¿evitar que la banda tenga hits es haber hecho un buen trabajo como productor?) y vuelve a decir que este es un disco diferente porque «las voces son instrumentos de la canción«. Sí, Ortelli, es cierto. Es cierto porque salvo en algunas tradiciones particulares (como las baladas folk donde la música solo es un acompañamiento rítmico para la historia), en casi toda la música, especialmente en la música pop, la voz es un instrumento de la canción. Doy por sentado que nunca escuchó a Ella Fitzgerald haciendo scat.

Después de eso se siente obligado a citar una letra del disco aunque en el contexto no se note la relevancia y sutilmente nos deja claro que la verdadera validación de la banda es esta misma reseña que está escribiendo.

No es casual que éste sea el primer grupo (¡en diez años!) que consigue la apertura de la sección Críticas de esta revista con un disco debut.

Después de ese breve intermezzo para autofelarse y demostrar que McLuhan tenía razón tira un par de nombres más para dejar claro que él está reactualizado (MySpace, Pitchfork.tv) y la contradicción ataca de nuevo.

El Tucán trae su canción envuelta en un beat estilo Mandioca que reivindica a Kay Galiffi y al Nebbia de la época de El extraño de pelo largo, muy efectivo en su connotación psicodélica, cultural, argentina. Luis Balcarce, la primera guitarra, discute la herencia babasónica («El canto») como un buen aprendiz de Mariano Roger, y también de Tom Verlaine.

Al menos ahora sabemos que también escuchó el Marquee Moon y alguno de Babasónicos, probablemente Infame, y tengo que preguntarme si ya se olvidó de lo que decía unas pocas líneas más arriba sobre sonar diferente a todo y si le parece que en este momenteo comparar a una banda con Babasónicos es de alguna manera halagador.

Un fallido arranque posmoderno después («las canciones son como un happening, sobre la marcha se estiran hasta completar la estructura«) aparece la segunda joya de la reseña, mucho más sutil que la anterior pero no menos jugosa.

Los BDT quizá no sepan cómo ejecutar sus instrumentos a la perfección (todavía), pero conocen perfectamente las formas de una canción.

Es fácil dejar pasar esta frase a primera vista, pero con más detenimiento debe ser la frase más clave de toda la reseña. Primero porque nos deja bien claro desde que concepción arcaica de la música habla Ortelli que hace que le parezca necesario mencionar el desempeño técnico de la banda pensando que un instrumento que suena bien y es funcional a la canción podría estar mal tocado (espero por el bien de su salud mental que nunca escuche a las Shaggs o Half Japanese). Pero la palabra clave acá es «todavía«. Todavía tocan mal, porque esta es una banda a la que Ortelli le ve futuro y para él la evolución es aprender a tocar a la perfección. Creo que esto nos deja unas cuantas cosas claras.

A lo largo de la relativamente corta historia de la música pop hay apenas un puñado de críticos que realmente aportaron ideas interesantes mientras que la gran mayoría es un grupo heterogéneo compuesto de fanboys, acólitos, epígonos, hipsters, nostálgicos, snobs, bananas, «amigos de», vendedores de pescado podrido, cazadores de modas y pronosticadores del tiempo unido únicamente por el (en mayor o menor grado) desinterés general que todos ellos realmente sienten por la música. El principal problema de todos ellos es que fallan en ver que lo que un crítico debería ser capaz de hacer es ofrecer diferentes formas de pensar y entender la obra, diversas formas de acercarse a ella y al contexto cultural del cual surgió antes que decirnos que deberíamos escuchar, que es lo que se viene o simplemente aclararnos si vale la pena o no que compremos un disco (el famoso crítico pronosticador del tiempo). Hasta que puedan ver esto me alcanza con que por lo menos no hypeen bandas usando metáforas con marcas de zapatillas.


Con el ‘knock knock’ de Smog me paso una de esas cosas bellas de tener un disco, escucharlo muy pausadamente cada muchos meses o años, disfrutarlo, y un día algo hace un click en tu cabeza, lo escuchas de una forma distinta y te das cuenta de que es un disco perfecto. Es – bueno, como casi todo lo que escuche de Callahan – un disco bastante sereno, que logra un clima constante pese a tener desde temas muy tristes y mínimos a temas bastante más para arriba. Supongo que porque todo esta unido por el pegote de la voz de él, con ese timbre tan agradable, ese fraseo tan cuidado y tranquilizador. Si, como ya lo dijimos antes sobre otros cantantes (britt daniel y john darnielle), la voz de Bill Callahan da la sensación de ser la de alguien que ‘descubrió algo’, que sabe de una Verdad que nosotros desconocemos.

Smog – Teenage Spaceship

«Teenage Spaceship» es un tema que esta como sanguche en mi parte preferida del disco, entre «No Dancing» y «Cold Blooded Old Times», de los mejores temas del disco. Es un tema muy «menor», además de – como muchos temas de smog – estar basado en dos acordes, de tener solo una parte la cual se le agregan algunos arreglos, este tema en particular es aún más austero que los demás e incluso me sorprendí de darme cuenta que dura casi 4 minutos – yo hubiera jurado que duraba menos de 2. El tema empieza, se agrega la voz, tiene una ligero final y asi como entro con delicadeza se va de pronto, lo cual da una sensación de algo más breve de lo que es.
Así que bueno, tenemos este tema con ese titulo tan.. particular, entre dos de los temas mas up del disco, que pasa casi desapercibido en su levedad. De a poco, me di cuenta que lo prefería a los otros dos ( que son mas instantáneamente queribles) .
Así que luego de escucharla varias veces seguidas, decidí enfrentarme a la letra del tema a ver que tal y encontre esto:

A teenage spaceship
I was a teenage spaceship
Landing at night

I was beautiful with all my lights
Loomed so large on the horizon
So large, people thought my windows
Were stars
So large on the horizon
People thought my windows
Were stars

Se reíran de mi poca habilidad para entender el ingles directamente al cantarlo, pero recien al leerlo logré maravillarme con esa imágen, que veo tan digamos, lejana – jamás se me podria haber ocurrido eso de poder verse a uno mismo como una nave espacial. Pero por encima de eso, esa imágen, junto con el tema sereno, da una sensación muy particular que no recuerdo en otro tema – es basicamente, una visión como amable y un recuerdo bello y tranquilo de la adolescencia, como un momento de gloria y felicidad extrema, de flotar, enorme, y luminoso, en el medio de la noche. Y este sentimiento no lo puedo ver más alejado de cualquier interpretación de la adolescencia ( empezando ya por el termino, «adolescer» ) que vi en mucho tiempo, y especialmente en la música en general.

The Walkmen – The Rat

Acabo de hacer un search en google y sorprenderme al confirmar que nunca posteé sobre este tema, ni aca ni en el bizcocho. Y es raro porque no solo atomicé a medio planeta con este tema, sino que es otro de esas canciones a las que vuelvo cada 6 meses más o menos. El disco donde esta este tema aunque me parece un buen disco, no es lo mismo que esta canción que para mi es totalmente genial y es un punto a que a estos neoyorquinos les costara superar. Lo de los Walkmen es algo varado en otra época, y no solo en el post-punk, la oscuridad y el romanticismo de tener una banda ‘indie’ de los 80s. Tambien hay un interés genuino en cosas mas viejas – cosa que se puede notar en su instrumentación con guitarras gretsch y órganos. Es básicamente (si, comentario odioso si los hay) lo que los Interpol tendrían que haber sido y nunca fueron. Es obvio que a estos otros yanquis que tocaron en baires y tambien se visten prolijamente les haya ido bien, al ser todo mucho mas directo y pasteurizado. Lo de los Walkmen es mucho mas ebrio, seco, borroso y demasiado real como para que sea tan accesible.
Volviendo al «The Rat», que mejor que viendo El Video:

Lo que me parece más fascinante de este video es como logra ser ‘diferente’ y simultaneamente ser la madre de todos los videos cliché de una banda. Se trata de la banda tocando en un cuarto, en blanco y negro, con alguna proyección poco importante en una pared de fondo. nada más. Los miembros de la banda se mantienen todos bastante quietos, concentrados cada uno en su instrumento. El cantante, con ese look mezcla de Johnny Rotten con Shane McGowan solo da algunos pasos mientras vocifera en el microfono. Básicamente da toda la sensación de un ensayo, y esta lleno de detalles pequeños que le agregan – la pausa del bajista y como agarra el bajo cuando en una seccioń deja de tocar, los gestos del tecladista viendo a los otros para coordinar, la comunicación entre todos los integrantes, en general.
O sea : me parece que la particularidad del video es esa imágen anticuada, romántica y working-class de una banda, de gente que se reune para tocar y ensayar. El tema es caústico, rápido y violento, pero se puede filtrar en cierta forma una cierta alegría que se filtra en la canción, en sus caras y sus gestos.