Modernistas 13: Ser o no ser. Ariel Pink.

Por años estuvimos seguros que nunca lo íbamos a ver en vivo pero a pesar de nuestro pesimismo, este mes Ariel Pink vino al sur y lo pudimos ver. Una parte de este blog lo vio en Buenos Aires y otra parte lo vio en Montevideo (donde parece que la convocatoria fue escasa) y ahí fue donde un viejo amigo de este blog, Agustín Acevedo Kanopa, lo pudo entrevistar para La Diaria. Es una muy buena entrevista en la que Pink habla más o menos de todo, incluyendo la ruptura y reconciliación con su novia Geneva Jacuzzi, cuánto odia a su ex-baterista y por qué los escritores de Pitchfork son unos pelotudos. Acá está la entrevista completa.

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Invitados: Javier Frank

La cosa es algo así: Hace una semana mi amigo Javier me mandó el siguiente texto en un .doc. Me gustó mucho y me pareció muy apropiado con lo que yo estuve escribiendo sobre las personas online, como nos relacionamos con las redes sociales y todo lo que tiene que ver con ello. Así que le pedí si le parecía interesante publicarlo en el blog. Accedió y aquí está.

Twitter

Hoy tuve que prender el aire acondicionado de la suite del hotel en modo calor, anoche, en modo frío. La varianza de temperatura en Bloomington es increíble.Hasta hace poco hubiera escrito eso en twitter, pero ahora no tengo ganas de ponerlo ahí. Bien, en realidad sigo con ganas de escribirlo en twitter pero me reprimo conscientemente de no hacerlo ahí. Es que si escribo en twitter no escribo en ninguna otra parte.

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Hace ya más de un año que Sigmur me habia mandado este post en colaboración para una serie acerca de temas de Guided by Voices para El Bizcocho. Esa serie de posts quien sabe porque razón (lease: paja) nunca salió a la luz, pero ayer me acorde de este post que tenia en Drafts y bueno, aqui va, lean y escuchen uno de los mejores temas de los 90s:

Guided by Voices – Game of Pricks

A los GBV los conocimos a mediados de los 90, o sea, en el momento más alto de la banda. Digo ‘conocimos’ porque el que consiguió los discos, algo imprescindible en aquella época sin mp3 ni peer to peer, fue el amigo que algunos llaman Benito. Quedamos tan marcados por esos discos que incluso decidimos hacer un grupo como GBV: él estaba sin banda y yo tenía algún tiempo libre. Cuando al poco tiempo LHM se volvió a reunir, aquellas canciones (y yo también, brevemente) fueron absorbidas por el repertorio de la banda, que, como se sabe, enfiló luego para otros lugares.

Una de las cosas que nos maravillaba de Pollard y compañía era la capacidad para crear melodías diferentes sobre una progresión de acordes inalterable. Estoy hablando de canciones como Exit Flaggers o The Deeds of Fertile Jim, que tienen intro, puente y estribillo sobre la misma sucesión armónica, cambiando solamente algún énfasis o duración de notas. Tal despliegue creativo sobre mínimos recursos parecía la demostración de que Robert Pollard era un creador ilimitado, una cabeza con más canciones que las que las manos y el tiempo podían tocar.

El temita que ahora elijo para postear acá -Game of Pricks- no pertenece exactamente a ese grupo de composiciones, y ni siquiera está en los discos altos de GBV (Propeller-Vampire on Titus y Bee Thousand), sino en la cantera de hits desconocidos que salió inmediatamente después, que titularon como Alien Lanes. Simplemente quiero hablar de él porque me gusta mucho su letra. Benito, para pelear, decía a veces que Pollardo ejercita la ambigüedad demagógica de manera similar al letrista de los Redondos. Es una acusación fea y hay que ir verso por verso para anularla. No voy a hacerlo acá, solo voy a decir una cosita nomás.

La primera frase, ‘esperé tanto tiempo para tenerte, escondido detrás de mí’, en realidad, no dice exactamente eso. Si fuera ‘escondido’ tendría que decir ‘hided’. Habrá sido por un tema de métrica, pero el asunto es que dice otra cosa. Para mí, ni siquiera ordena; más bien invita. Porque, si vamos al estribillo, donde está LA frase matadora, vemos que tampoco hay un consejo, hay nomás una sugerencia:

‘Nunca vas a poder ser fuerte, sólo podrás ser libre’

Esa frasecita, así, sola, ha sido para mí una revelación, una guía. La veo como una ecuación, como un equivalente del axioma de Gödel (todo postulado es o bien incompleto o bien inconsistente). De un lado, el hacer, el trabajar, la ilusión respecto a la solidez de los compromisos. Del otro, la independencia. El pasaje de un lado a otro son la insitencia y la renuncia. Pollard privilegia la renuncia. La insistencia no es exclusiva de los seres humanos, sino que es común a todos los seres vivos. Es la esencia misma del sinsentido que es la vida: seguir, intentar perpetuarse. En cambio, la renuncia, que es de lo que habla Pollard, es la característica más notable de los hombres. No es la última opción, es la primera, es la que hay que tener siempre presente para no perder jamás las perspectiva, para no alejarnos de nuestra esencia íntima. Somos hombres, somos orgullosos y pase lo que pase, siempre podemos volver a serlo. Superando a cualquier maestro oriental,Pollardo nos ayuda a recordarlo con un estribillo cortito, simple y pegadizo.

I’ve waited too long to have you
Hide in the back of me
I’ve cheated so long I wonder
How you keep track of me

You could never be strong
You can only be free
And I never asked for the truth
But you owe that to me

I’ve entered the game of pricks
With knives in the back of me
Can’t call you or on you no more
When they’re attacking me

I’ll climb up on the house
Weep to water the trees
And when you come calling me down
I’ll put on my disease

You could never be strong
You can only be free
And I never asked for the truth
But you owe that to me
And I never asked for the truth
But you owe that to me
And I never asked for the truth
But you owe that to me