2017: Qué Decirte, Amiga
(La «tapa» del compilado de este año es una ilustración de Farel Dalrymple)
Es difícil despedir y hacer un balance de un año como el 2017. En lo personal, fue un año muy bueno, y es por eso también que elegí la imagen de arriba como tapa del compilado. En primer lugar, porque fue el año en que me casé. Nada mejor que un robot ofreciendo un corazón a una parejita para ilustrar un acto y un momento que durante mucho tiempo pensé era innecesario pero que demostró ser el punto alto de esta circunvalación terrestre.
Es algo raro casarse porque es un estrés enorme, un ocuparse gigantesco, pero a la vez también funciona un como un rayo láser de amor (cuando uno se casa enamorado, por supuesto, no nos vamos a poner a debatir acá las limitaciones de una institución que cruje) que te levanta, te da un montón de energía, es uno de los subidones naturales más gigantescos que conozco, simplemente porque sirve para recordar que uno está rodeado de gente que lo quiere. Y eso no es poca cosa en estos tiempos.
2016: Mueran Humanos
(La «tapa» del compilado de este año pertenece al genial Jesse Moynihan y está tomada de su delirante cosmogonía Forming, que por supuesto recomiendo)
Hemos llegado una vez más a este bonito momento del año en que comienzan las listas de fin de año, los tops ten, las enumeraciones que buscan, cada una, ser la más especial y única y expresar el gusto más exquisito y, quizás, salvar este año apestoso a través de su música.
¿Por que qué decir sobre 2016? El año en que comprobamos que todo, a nivel local, nacional y mundial, puede ser mucho peor. Macri, Trump, Temer, atentados, muerte de Bowie, Leonard Cohen, Prince, violencia creciente contra las mujeres y miles de otras porquerías que hicieron de este año, realmente, un año bastante intransitable en términos macropolíticos y sociales.
2015: Götterdämmerung!
(La «tapa» del compilado de este año pertenece al gran Jon Vermilyea, que captó en todo su esplendor los craneos chorreantes que quedaron en estos 365 días. Fue extraída de su libro Fata Morgana, muy recomendado, por supuesto)
Buen día, amigos. El estado en el que escribo este post es un buen resumen de lo que fue el 2015 para muchos de nosotros, para la mayoría de mis amigos: cansado, con un poco de resaca, los ojos hinchados, la panza inflada y una mezcla de alivio, preocupación y esperanza; corriendo con cosas pendientes hasta el último día de este maldito año interminable.
Historia Elemental del Hip Hop Vol. 4
Finalmente, llegamos al presente. Como cualquier intento de historizar algo que está sucediendo en este mismo momento, aquí tiramos cualquier asomo de objetividad o equilibrio por la ventana y directamente nos movimos hacia aquellas cosas que nos gustan más sin respetar cualquier inexistente “objetividad”. Por eso lo que quizás consideren una sobre representación de algunos artistas en esta porción. Sin embargo esta consideración surca todos los compilados, que al fin y al cabo son una obra subjetiva. Además, al cubrir 5 años en lugar de 10, este es el compilado más “corto”. Y sin embargo no deja de tener 66 canciones.
Es difícil también encontrar líneas consistentes en estos últimos cinco años. Por un lado tenemos la aparición de nuevas crews. Sobre todo los Odd Future, jovencísimos, considerados la nueva esperanza del hip hop hace unos cuantos años, bastante turbios en el contenido de sus letras en un primer momento, lo cual les generó cierta controversia. En un principio parecían una banda de inadaptados sociales con ciertos visos Naranja Mecánica-Asesinos Seriales que rapeaban sobre violaciones y oscuridad, mucha oscuridad. Sonaban como una banda de horrorcore. En un momento Earl Sweatshirt desapareció por dos años, dándole al grupo el aura fantasmal de haber perdido a un hombre en la oscuras calles de Los Ángeles. Con los años, sin embargo, estas características decantaron en cierta maduración que dio grandes discos más meditados, como el “Wolf” de Tyler The Creator, su fundador y líder espiritual.
Historia Elemental del Hip Hop Vol. 3
Llegamos a los años 2000s, una década en la que el género sufre varias modificaciones importantes pero con la cual ya nos aproximamos al momento en que hablar de una historización más o menos precisa con eventos definidos y artistas fundidos en oro y acero se vuelve más difícil. O sea: es más posible que partir de ahora se enojen más con nosotros por la selección de canciones.
En primer lugar, los 2000s se inician con la definitiva consagración del nuevo sonido del sur. En un principio gracias a OutKast, que representa la escena de Atlanta y que incorpora elementos soul y pop (el costado más Andre 3K) y un estilo de rappeo violento y agresivo (la parte más Big Boi) junto con bastante de psicodelia y de humor. Pero también gracias a las versiones chopped and screwed de DJ Screw (destacado en el compilado anterior), una forma de remix que enlentece y distorsiona la música y las voces logrando un efecto narcótico. Y con Lil Jon, también de Atlanta, que patenta el “crunk” (que luego sería empleado para distinguir a toda la música sureña, como un término sábana). El crunk se caracteriza por usar beats de máquinas 808, cortados y escasos, junto con bajos fuertes y una manera de rappear que privilegia los gritos y las respuestas, a menudo eliminando los juegos de palabras complejos en pos de frases repetitivas. Básicamente es música de fiesta, con poco del contenido social que había caracterizado al hip hop antes. Es un estilo un poco cabeza, bah, pero que tiene una influencia decisiva y que establece al sur como la “tercera costa” del hip hop estadounidense. Algunos dicen que el hip hop se “ruraliza” y adopta preocupaciones más básicas y menos intelectuales, lo cual sirve como un ataque snob encubierto contra estos nuevos estilos.