Guilty Unpleasures 03: M.O.R.

a) Encuentros.

01) En algún momento de mis 12 años decidí que era un buen momento para comenzar a escuchar Sonic Youth. No recuerdo como llegue a ellos, quien me los había recomendado, en que desaparecido pasquín leí su nombre por primera vez, porque a esa edad ya sabía que eran importantes y fundacionales.
Mi padre solo tenía “Experimental Jet Set, Trash And No Star” y un ep que contenía “Dirty Boots” entre otras canciones en vivo. Magra cosecha de discos poco importantes, lo cual no impediría que me acercase a ellos como si de textos sagrados se tratase, intentando descifrar cual era su secreto templario.
Luego de repetidas escuchas lo único que pude sacar en claro era que “Experimental…” se “parecía a Nirvana” y que del otro disco la única canción con un grado de melodía era la que le daba título.

02) Corría el año 2001 cuando intente nuevamente: esos discos eran malos, rejuntes de lados b, insignificantes. Algo debería haberme perdido en la primera vuelta, alguna migaja de verdad que se le escapaba a ese niño de 12 años precoz y engreído. Así que le pedí a un amigo, gran fanático, que me prestase algún disco para ver si lograba entender de donde venía su fama, convencido de que solo hacía falta voluntad para que los muchachos de Nueva York se ganen mi corazón.
El resultado fue el préstamo de una caja de zapatos, tamaño estándar, que contenía TODA la discografía del grupo hasta ese momento, TODOS los discos de SYR, Ciccone Youth y varias colaboraciones mas y hasta un par de bootlegs en vivo. De más esta decir que esa caja durmió en mi pieza durante meses, intimidante, sacándome en cara mi desidia a la hora de sentarme y escuchar ALGO de esa montaña de material.
Finalmente mi amigo me pidió, de una manera entendible, que se la devuelva. Y fue en ese momento en el cual, haciendo gala de un método que luego aplicaría para rendir casi todas mis materias, me dediqué a sentarme enfrente del equipo de música, con los auriculares puestos, y meter frenéticamente un disco después de otro, saltando temas, eligiéndolos al azar por los nombres, intentando reconstruir algún tipo de narrativa de miles de horas grabadas.
El resultado fue un notorio empacho musical, del cual salí puteando y prometiendo no escuchar nunca mas esa “banda de ladrones que no saben componer una puta canción ni aunque la vida de su perro estuviese en peligro”. Una declaración un tanto exagerada, concordaremos, pero entendible dada la situación en la que “intenté” aclimatarme con la banda. Me habían tirado en una pileta helada mientras afuera caía granizo.

03) Algunos años mas tarde me encontraba en la casa de unos amigos bebiendo vino barato y cerveza caliente mientras la noche se deformaba y mirábamos videos en YouTube y a alguien se le ocurrió que debíamos animarnos con la versión en vivo y extendida de «Teen Age Riot».
De esa experiencia recuerdo la furia de ciertos momentos y el estado casi tribal que me rodeaba, recuerdo la emoción genuina producida por ciertos pasajes de la canción y el aburrimiento en otros. Sobre todo recuerdo que me dio la suficiente curiosidad como para bajarme “Daydream Nation” al otro día.
Disco que luego de escuchar unas cuantas veces en noches tardías, como sonido de fondo absoluto, sin que jamás un riff, un solo, una letra, un susurro me mueva un pelo, archivé sin ceremonia en algún disco de mp3 cuyo número no recuerdo.

4) El año pasado por algún extraño motivo apareció, en las casas de varios amigos, una copia de “Rather Ripped” original. Sumado al hecho de que el equipo de música de una de las casas solo funcionaba con originales, determinó que lo escuche mil veces en un período de seis meses. Y resultó que por primera vez me encontraba cantando o divirtiéndome o disfrutando de una canción de Sonic Youth. Era refrescante y un tanto irónico que una banda alabada por su avant-gardismo me terminase llegando con su disco mas tradicional, cabeza y para algunos mediocre. Me parecía que al fin habían encontrado la melodía, lo cual habla bastante de mi propio prejuicio con respecto a ellos: me aburren como avant gardistas y me aburren como punks, siempre en el medio, perdiendo el hilo, como sin decidirse de hacer una cosa o la otra. Lo cual probablemente me vuelve un purista o un cabeza, pero creo que no me importa.

5) A esta lista agregar: “Evol” pedido prestado y acumulando polvo desde el día en que me lo dieron hasta el dia en que lo devolví, dos años después; lo inquietante que me parecía el video de “Sunday” cuando lo veía por MTV hace ya 10 años; amigos borrachos poniéndome temas y resaltando (con air guitars y head banging) las partes emocionantes para que me enganche; escuchar “Washing Machine” en este preciso instante y descubrir que esta “bien”; la tapa de “Goo” en remeras que me parecían hermosas; muchas, muchas, muchas veces en que pensé: “tengo que escuchar más Sonic Youth”.

b) Una interpretación.

Creo que lo que me molestó siempre de Sonic Youth es lo que muchos ven como su principal virtud: su mezcla de elementos / furia / adolescencia punk con experimentación sónica y deseos explícitos de subvertir el concepto de canción. Hay algo en su aproximación a esto que me parece que queda a medio camino siempre. Cuando siento que tienen una buena melodía o que de golpe una de sus canciones es realmente brutal o catártica, se cuelgan con una larga-experimentación-con-guitarras-far-out-man! y mi mente inmediatamente se desconecta y piensa en unicornios bonitos. Y es que para escuchar experimentación noise prefiero escuchar algo cuyo único objetivo sea ese, que repita y machaque y me destroce los tímpanos.
Lo mismo me pasa cuando escucho sus supuestos temas sensibles: son tan lánguidos, tan anémicos, tan distraídos que me resulta estéticamente imposible que me despierten cualquier tipo de emoción real. A pesar de todo su supuesto enojo, en el fondo los Sonic Youth son frígidos, emocionalmente estériles, escudados detrás de su coolness newyorkina.
Lo cual me lleva al tercer punto: los SY no tienen humor, ni auto conciencia, ni ironía, son tan terriblemente serios. Con lo cual no pretendo realizar una critica comprensiva, no llegue a escuchar toda esa caja de zapatos, solo comunico una sensación que (me) transmite su música (y estoy seguro que hay videos en los que hacen bromas y que son tipos macanudos y todo eso). Y tampoco pretendo con esto expresar que el humor es necesario para la música. Pero muchas de mis bandas favoritas (de Mclusky a los B-52’s, de Pavement a The Kinks, de Butthole Surfers a The Fall) siempre incluyen un elemento del absurdo, de la ironía o de lo bizarro que les permite no tomarse en serio completamente su sonido y su misión en el mundo. Los SY parecen profesores universitarios, terriblemente convencidos de su lugar en la alta cultura, vestidos con chalecos y sacos, anteojos de marco negro y realizando reuniones en las que discuten en medio del humo del tabaco de exquisita calidad, con mucha seriedad y civilidad.
En definitiva, creo que lo único que esto devela es que soy un purista: SY no me parecen ni lo suficientemente punk, ni lo suficientemente noise, ni lo suficientemente furioso, ni lo suficientemente hermoso, ni lo suficientemente rockero, ni lo suficientemente divertido, ni lo suficientemente emocionante. Son como una especie de lugar medio, una plastilina que quiere ser muchas cosas y que al final (para mi) termina siendo ninguna.
Y ahí están los comentarios para que me digan “conservador!” o me copien tablaturas.


Machine Is Bored With Man: Add N To (X)

Ann: No sigan nuestros pasos, de ningún modo. Solo consigan cosas (stuff) y hagan cosas (things).
Stephen: Consigan cosas y hagan cosas, y súbanle el volumen.
(2001)

Entre el 94 y el 2002 hubo en la escena mundial musical una banda que se animó a construirse como una especie de mecha biónico, a brillar con mas intensidad que nadie, a soñar con llevarse por delante todo: sus fans, la escena musical, sus propios teclados, las preconcepciones sobre la música, absolutamente todo a fuerza de pura innovación, movimiento y tecnología.
Una banda extraña, híbrida, nómada. Formada en Londres con miembros cuyas únicas cosas en eran su curiosidad insaciable y su fascinación por los viejos y golpeados instrumentos electrónicos. Ann Shenton es una de esas mujeres que solo de vez en cuando da la música: una experimentadora incansable, que aborrece cualquier rasgo de rutina. Yo me enamoraría completamente de ella, aunque esté un poco pasada de peso y su brazo derecho haya sido reemplazado por una prótesis robótica. Barry Smith era el Dj residente, con una predilección por destruir equipos en el escenario. Su curriculum incluye pasar música en una radio pirata de Praga llamada Radio Stalin. Steve Claydon, el elemento final, es un experto en Theremin que luego de la disolución de la banda demostró su capacidad transformer y se reconvirtió en artista plástico.
Una banda que refulgió, como las mejores leyendas, como los verdaderos salvajes que se adentran en la jungla para cercenar nuevo territorio, durante unos cuantos años, casi ignorada. Disueltos en el 2003, en medio de una orgía de chispazos y cables pelados (se supone que Ann Shenton se cansó de las giras para “Loud Like Nature” y, según quien cuenta la historia, abandonó el grupo o fue expulsada en la mitad de Norteamérica. Se quedaría a vivir en Idaho y se uniría a una banda de motociclistas).
Y ahora sus discos descansan en lugares olvidados, en servidores de Internet y depósitos polvorientos y/o humedecidos de disquerias de segunda mano, en alcantarillas y huecos. Encerrando la visión del futuro que tenia este trío de lunáticos cuidadosamente, para que las generaciones futuras los descubran y hablen de ellos al lado de cosas como Suicide o Throbbing Gristle. Pero no hace falta esperar tanto, acá hay algunos motivos para ponerse los auriculares y salir a caminar por ciudades decadentes escuchando Add N To (X)

Solía tomar heroína y cocaína para el desayuno, ahora prefiero un capitulo de un libro y un te. No soy una puritana bajo ningún concepto, solo creo que uno se cansa de la misma vieja rutina, los consumidores de drogas están asqueados por la norma pero después aceptan otra normalidad que involucra el consumo de drogas.
Ann Shenton, 2003.

Si hay algo que sorprende una vez que te has abandonado a la religión de Add N To (X) y descubierto los placeres de la comunión robótica, es su versatilidad y capacidad para el cambio. La tecnología misma requiere del cambio, de la modificación constante para mantenerse a la vanguardia, para prometernos siempre futuros más brillantes, objetos más caros y preciosos para comprar, utopías aun más perfectas. Pero también la teoría de la evolución es una especie de programa de update de la naturaleza. Mucho mas lento y complejo, pero por ello al mismo tiempo mas equilibrado y (valga la redundancia) orgánico.
Es curioso que Add N To (X) se pueda insertar en esas tradiciones orgullosas y deformarlas tan completamente, burlarse del hecho de que ya, a finales del siglo XX, la humanidad no cree ni en la perfectibilidad de la ciencia ni en la perfectibilidad de la naturaleza. Que encima parece estar en nuestra contra. Desarrollan una especie mutante del progreso, de la evolución, una versión moderna del Frankenstein de Mary Shelley (que es la primera novela que intenta mezclar los temas del progreso científico y técnico y la modificación orgánica).
Cualquiera que se tope con los experimentos entre ruidosos y minimalistas de “Vero Electronics” se sorprendería de escuchar luego “Loud Like Nature” y sus combinación de pop marcial y ruidismo melódico. Y todo en el corto periodo de 6 años, con cada disco intermedio un paso frenético pero al mismo tiempo meditado, esquizofrénico pero completamente sano, en esa evolución. En el 2002 Las Personas Encargadas De Las Etiquetas podían meter a Add N To (X) en la bolsa del “electroclash” o similar, pero el trío se reía y sabía mas. Sabía que esa imagen que el electroclash quería proyectar era puro conservadurismo, ideas decadentes de un futuro en el que los propios seres humanos se convertirían en muñecos maquillados y perfumados. Todos seremos hermosos al costo de nuestra propia humanidad y de nuestro sentido estético, parecían decir.
Ann, Steve y Barry querían algo diferente. Querían algo del pasado, claro. Nada surge por generación espontánea y obviamente que contaban con héroes, influencias, antecesores. “Vero Electronics” y “On The Wires Of Our Nerves” tienen trazos de aquellos primeros héroes de la electrónica, desde Bruce Haack hasta Wendy Carlos, pasando por Suicide, Cabaret Voltaire o Throbbing Gristle. Gente que entendía que, si el futuro era de las maquinas, lo mínimo que podíamos hacer era pervertirlas, invadirlas con nuestra carne, mezclarnos con ellas en comunión cibernética y distorsionarlas hasta que sean una réplica de nosotros, de nuestros canceres y ansiedades, de nuestras ciudades polucionadas y nuestras casas automatizadas.
Lo que ellos veían era un futuro en que las maquinas, en realidad, serían solo extensiones grotescas de nuestra carne. Lo cual los emparenta con aquel gran profeta del siglo XX: J.G. Ballard.
Y con cada disco que pasa, lo curioso de la evolución es que la carne se impone a la maquina. Contrariamente a las ideas del progreso técnico y la ciencia ficción, en las cuales los robots reemplazarían finalmente a los seres humanos. Add N To (X) parece proponer lo contrario: que los robots van a terminar pervirtiéndose y volviéndose iguales o peores que sus maestros.
El lema de los primeros discos parece ser “Repetición, Repetición, Repetición” y están construidos alrededor de sonidos extraterrestres, cacofónicos, similares a los primeros chillidos de una inteligencia artificial que nace e intenta hablar. Ya en “On The Wires Of Our Nerves” se observa la exhuberancia y la despreocupación de un niño, el correr de un pequeño muchacho robot con gorra azul y enterito, que todo lo que quiere hacer es jugar CyberBall.

“Avant Hard” es el disco extraño de la adolescencia. Una muchacha robot tan bonita, con la cobertura de metal mas brillante y límpida de todo el complejo energético, tanto que no podes evitar enamorarte. Y que también tiene un sentido del humor y es aventurera. Una canción como “Skills” con sus teclados juguetones, parece la banda de sonido para una comedia adolescente en un mundo futuro. Lo mejor de todo el asunto, sin embargo, llega cuando la muchacha descubre, finalmente, el sexo. ¿Cómo explicar sino una canción como “Metal Fingers In My Body”?. Una oda al descontrol cibernético y a la lujuria con aparatos. No es una canción que se pueda bailar, no es una canción sensual, es sencillamente la libido desencadenada, la repetición como martillo neumático del sexo, la carne como pistón. Existe un sitio de internet que ofrece videos porno llamado “Fucking Machines”. Los videos son muy particulares: mujeres siendo penetradas por máquinas: enormes consoladores, artefactos con leves movimientos generados por las propias mujeres, gigantescas máquinas penetradoras que hacen ruido similar a una cortadora de pasto. Si los miembros de Add N To (X) conocen de su existencia, seguro sonríen (y la sonrisa se tuerce en una mueca).
“Add Insult To Injury” parece ser la decadencia de los primeros años de la juventud. Promiscuidad, fiestas y momentos vagamente ominosos son los que dominan el disco. Famoso por tener el tema “Plug Me In”, un casi hit obscurecido por su video: en el se ven a dos chicas muy hermosas jugueteando con múltiples consoladores. Como dijo alguna vez Steve Claydon: “No hay nada robótico o estéril acerca de Add N To (X). La música es un monstruo de Frankenstein de componentes esquizofrénicos imitando / parodiando los rasgos mas desagradables de la naturaleza”. Mi tema favorito siempre fue “Monster Bobby”, una especie de sing along borracho entre jukeboxes fallados. Una batería casi marcial y un coro indistinto (podrían ser borrachos de bar o hinchas de fútbol) marcan el ritmo sobre el cual se recortan voces con vocoder, arengas de voces desganadas para que cantes, silbidos y palmas. ¡Para que no se acabe el ácido de batería y la fiesta siga por siempre!.
Finalmente, “Loud Like Nature” es el disco de las épocas más oscuras. Es un disco decididamente sacado, cocainómano, frenético. Un disco hasta insoportable en su arrogancia, en su confianza absoluta en ser los mejores en lo que hacen. Y lo que hacen es meter ruido.
Porque ya a esta altura los Add N To (X) parecen haber entrado en su etapa pandillera. Un montón de gamberros que no tienen nada mejor que hacer que emborracharse interminablemente, tomar todo tipo de drogas y languidecer eternamente con el seguro de desempleo pagándoles la comida. Y como todo buen disco hedonista, le encanta regodearse en su barro. Canciones como “Sheez Mine” o “Large Number” son tan límpidas y precisas en su mugre, en su glorificación del oxido que les sale por entre las juntas, que se vuelven irresistibles. Aquello descubierto en “Avant Hard” que venia desarrollándose desde aquellas precisiones neumáticas de “Metal Fingers In My Body”, se refina: la potencia y la contundencia avasalladora de Add N To (X).
Si Add N To (X) fuese un mecha, un robot gigante de anime, seguramente sería una bestia salvaje que pisaría todo Neo Tokyo persiguiendo a aquel monstruo gigante de siete ojos. Aquellos primeros ruidos espaciales que perturbaban en “Vero Electronics” ahora son magnificas baterías tocadas por soldaditos de plomo (en realidad, casi todas las baterías son grabadas de verdad, no producto de máquinas), sonidos de sintetizador que recuerdan alternativamente el llamado de apareamiento de un dinosaurio o rayos láser marcianos y voces hermosamente llamativas, estrellas de Hollywood con estabilizadores de tensión en cada pecho.

Steve: La gente tiene que estar apropiadamente enchufada. Tienen que estar listos para nosotros. Tienen que estar borrachos. Tan arriba como nosotros. No vamos a tocar para gente que solo quieren sentarse y escuchar y charlar con sus amigos.
Ann: (…) Me gusta la estética punk de ir a ver a una banda y volarme la cabeza, que es lo que yo solía hacer. Todos solíamos hacer eso.
(2001)

En el pico de sus talentos, quizás entre “Avant Hard” y “Add Insult To Injury”, Add N To (X) debe haber sido una de las mejores bandas para ver en vivo del planeta. Yo solo me imagino a ellos tres, en escenarios miserables de pubs en ciudades de mala muerte, cada uno con una pila de equipos a su lado, arriba, entre las piernas. Completamente sacados. Quizás hasta vomitando en su baterista. Y abajo, un montón de gente tan sacada como ellos, quizás vomitando en sus novias.
La gente se mueve entre los cables de los equipos y chocan contra los miembros de la banda, se chocan entre sí, se mezclan como una masa de carne. Ann, Steve y Barry tocan perillas, se dan pequeños choques eléctricos, pisan pedales como si fuesen parte de su propio cuerpo, sudan y cantan. Las ondas sónicas de los sintetizadores y el machacar maniático de las baterías rebota en las paredes de la habitación, que sudan por el calor de los cuerpos amontonados, y baña a todos los presentes con una mezcla de ruido y electricidad, con ondas invisibles que conectan con la audiencia que salta frenética, que mezclan las chispas que saltan de los sintetizadores y las zapatillas viejas y llenas de enchufes con los besos que se da una parejita de punks en una esquina, los choques de un borracho con los amplificadores, el headbanging de un grupo de nerds en una esquina.
Todos juntos en una hermosa comunión de circuitos, mucosa, metal, sonido, cables, sangre, semen y tecnología, hermosa tecnología.

Add N To (X) – Ancient Transmissions From Dystopic Stars

01 – Adding N To X (Add Insult To Injury)
02 – Skills (Avant Hard)
03 – Take Me To Your Leader (Loud Like Nature)
04 – Monster Bobby (Add Insult To Injury)
05 – Metal Fingers In My Body (Avant Hard)
06 – Plug Me In (Add Insult To Injury)
07 – Sheez Mine (Loud Like Nature)
08 – Buckminster Fuller (Avant Hard)
09 – Hit Me (On The Wires Of Our Nerves)
10 – Large Number (Loud Like Nature)
11 – Hit For Cheese (Add Insult To Injury)
12 – Robot New York (Avant Hard)
13 – Inevitable Fast Access (Sleeze) (Vero Electronics)
14 – The Black Regent (On The Wires Of Our Nerves)
15 – Party Bag (Loud Like Nature)
16 – King Wasp (On The Wires Of Our Nerves)
17 – Aphine Repetition (Vero Electronics)

Add N To (X) – Three Mecha Suit(e)s

01 – Little Black Rocks In The Sun (Little Black Rocks In The Sun Ep)
02 – Machine Is Bored With Love (Avant Hard)
03 – The Regent Is Dead (Add Insult To Injury)


Hidrogenesse – Disfraz de Tigre

Estamos posteando este tema casi por una especie de pseudo-obligación. Yo lo habia escuchado mencionar como uno de los temas del 2007, pero no le habia entrado mucho al disco. El lunes se me ocurrio bajarlo y lo habre escuchado más de 30 veces. Es terrible, terrible, terrible, y creo que ya entra en la categoria de ser el «Heartbeats español». Encima, su videoclip no puede acompañar más perfectamente al tema.
Seguro ya bastante gente lo escuchó o lo conoce, pero de cualquier forma para los que no lo escucharon como nosotros, tengan cuidado: despues de la 2nda escucha, estan completamente perdidos.


Stephin Merritt solo en su ukelele hace una versión genial de «The Nun’s Litany», da una entrevista en la que uno realmente se alegra de no ser el entrevistador y termina tocando «My Little Ukulele».
Nunca había visto una entrevista con él y es un entrevistado tan terrible como uno se imagina leyéndolo e incluso peor. Silencios larguísimos, respuestas monosilábicas y la mayor falta de onda que una persona puede tener. Enjoy.


The Mountain Goats – The Mess Inside

Seguramente, no debe haber nada más difícil hoy en dia que ser un buen songwriter a la vieja usanza, armado solo con su voz, unos acordes y una guitarra acústica. Y John Darnielle es seguramente de los pocos exponentes de compositores actualmente que entran en esta categoría. Casi todo lo que escuche de su relativamente vasta discografía siempre es muy bueno, y no para de incluir grandes ideas líricas y melodias. También es un compositor que, muy habilmente, es capaz de agregar instrumentos y mantener esa cualidad tan aústera y única – algo que no le salio tan bien, por ejemplo, a Elliott Smith.
‘The Mess Inside’, uno de los muchos grandes temas en ‘all hail west texas’, es quizás uno de las canciones maś literales y directas de Darnielle, aunque me gusta mucho el tema que trata y como lo trata. Con varios amigos siempre comentamos de que hay muchísimas canciones acerca de enamorarse, o de rupturas dolorosísimas, pero hay algunos estados de las relaciones de pareja que rara vez se visualizan. Una es la angustiante situación del Ocaso, donde esta todo bien en cierta forma pero ya no era lo que antes. Esta es la temática principal de ‘The Mess Inside’, que narra la búsqueda desesperada de una pareja de eso que ya no hay y no se puede definir. En los versos, en un estilo bien clásico se van narrando diferentes lugares a donde van yendo, y el estribillo ( un poco más obvio y menos intenso que los versos ) se concluye la idea del tema. En particular, hay dos versos que me parecen completamente geniales.

we took two weeks in the bahamas.
went out dancing every night.
tried to fight the creeping sense of dread with temporal things.
most of the time i guess i felt alright.

Siempre me parecio refrescante y genial cuando se utiliza la imágen de gente bailando para demostrar exactamente lo opuesto a lo que generalmente simboliza. Hay miles de canciones que refieren al baile, siempre ese momento genial, de liberación hipnótica, donde el objetivo es llegar en cierta forma a un Nirvana mental donde nada importa, donde uno simplemente se siente bien y quiere llegar a ese punto culmine de unirse y ser uno solo con la música. Pero este es un ideal, y muchas veces no ocurre. Uno baila y piensa otras cosas, o sabe que esta bailando para no pensar en otras cosas. Aquí, esa ‘creeping sense of dread’ ( es muy difícil traducir eso al español ) aparece como una entidad invisible e imposible de vencer, donde lo único posible fue «más o menos pasarla bien».

we went to new york city in september.
took the train out of manhattan to the grand army stop.
found that bench we’d sat together on a thousand years ago
when i felt such love for you i thought my heart was gonna pop

Éste es el último y seguramente el más angustiante, ya que el último intento para revivir el amor perdido es volver basicamente al pasado (amplificado con la exageración de ‘a thousand years ago’).
Pero esta parte no seria ni la mitad de buena si no fuese por la ejecución vocal de Darnielle, que en cierta forma se va acelerando, y en el momento de decir «pop» hace algo asi como un ‘pop’ – de estallido – con la voz que hace saturar ligeramente la grabación y que es completamente increible.
Y por sobre todo, toda la canción tiene esa sensación y clima tan típica de su canción, esos acordes mayores, esa forma de ejecutar tan segura y en cierta forma, despreocupada, que la hace de un aura extraño. Básicamente, el cantante ya sabe de que esta hablando, sabe como es el final de la historia, y en cierta forma lo acepta y asimila, y sabe que, igual, en un futuro, todo va a estar mejor, aunque eso sea inevitable.

Camera Obscura – Dory Previn

Las «road movies», ese pseudo-género que siempre es tan interesante y da para muchas ideas y clichés, y que incluso se puede mover muy fácilmente a otros géneros (hay libros ‘road movie’, digamos), tambien pueden encontrarse como canción. El ejemplo más clásico es casi cualquier disco que uno puede escuchar serenamente en el auto – el lugar común absoluto, a la ‘born to be wild’, por poner un ejemplo. Por el lado de la música, la temática muchas veces no es tan importante (aunque cualquier letra con una temática ‘de escape’ funciona), pero más bien va con un cierto tempo, una cadencia, que hace que funcione muy bien para crearse algun buen videoclip mental mientras uno mira por la ventanilla.
«Dory Previn» fue mi ‘road song’ de los últimos 2 meses. Casi ritualmente, me subía a la camioneta para ir a trabajar, saludaba, me ponia los auriculares, y mientras amanecía en Montevideo (7 de la mañana) escuchaba este tema. La combinación es PERFECTA.

Me voy pero ya vuelvo: recuerdo haber leido una nota hace unos meses de Douglas Wolk sobre un disco para niños de Carole King. En esa nota, hacia un genial comentario acerca la versión de «will you love me tomorrow?«, originalmente compuesta por Carole King pero hecha famosa por las Shirelles. Douglas comentaba que la canción – que básicamente es la historia de una chica inocente que no esta segura de darle el beso al chico adecuado – cambia completamente su perfil al ser cantada por King. El tono cambia, es cansado y triste, como ‘avejentado’, y la protagonista, en cierta forma, cambia. Citando el artículo, dice que «al cantar ‘would you still love me tomorrow?’ parecería que Carole ya sabe que la respuesta es no, pero tiene que intentarlo igual».

Para mi, lo mismo ocurre – esa modificación del significado de una linea, a causa de la forma de cantarlo – en esta cancioń. El main motif del tema es la línea «do you think it’s time i put him out of my mind». Es una línea simplísima y despojada, casi sin gracia, que podria estar en casi cualquier tema R&B, pero la forma en la que la canta Tracyanne, acompañada por el tema (un country que se arrastra como un perro lastimado), le da una fuerza notoria. Ella se pregunta si ya es hora de olvidarse de él, pero da la sensación de que es algo que tendria que haber ocurrido hace muchísimo y que se lo estaba negando constantemente hasta que ya no tiene otra que decir «bueno.. creo que.. tal vez… » hasta que al final del tema, despues de repetir constantemente la misma linea, la convierte en golpe final y directo. «i think it’s time / to let my love for him die» y con un pequeño arreglito de guitarra en plan happy ending, la canción termina.