Shore Leave

¿Los marineros tienen un lugar tan claro en nuestro imaginario popular o simplemente Tom Waits es demasiado bueno evocando imágenes? Porque pocas canciones me hacen imaginarme una imagen tan clara como ésta. Un marinero perdiéndose en la noche de una zona portuaria con el anonimato que le otorga ser por solo un par de días una cara más que nadie va a recordar en un algún punto indeterminado del sudeste asiático, matando el tiempo, tratando de ocultar la angustia con excesos, pero que a pesar de todo no puede evitar pensar en su casa y en la mujer que dejó allá.
Tal vez el mayor mérito de la canción no sea la claridad de la imagen sino la economía de recursos con la que la logra, lo redonda que es la letra, que no tenga ni una línea de más. Y que la canción suene exactamente como esas imágenes. Y el contraste en como Waits termina aullando toda la desesperación contenida en la primer parte de la canción, repitiendo el nombre, diciendo en dos palabras lo mismo que dice todo el resto, «shore leave…»
Well with buck shot eyes and a purple heart
I rolled down the national stroll
and with a big fat paycheck
strapped to my hip sack
and a shore leave wristwatch underneath
my sleeve
in a Hong Kong drizzle on Cuban heels
I rowed down the gutter to the Blood Bank
and I’d left all my papers on the Ticonderoga
and was in a bad need of a shave
and so I slopped at the corner on cold chow mein
and shot billards with a midget
until the rain stopped
and I bought a long sleeved shirt
with horses on the front
and some gum and a lighter and a knife
and a new deck of cards (with girls on the back)
and I sat down and wrote a letter to my wife
and I said Baby, I’m so far away from home
and I miss my Baby so
I can’t make it by myself
I love you so
Well I was pacing myself
trying to make it all last
squeezing all the life
out of a lousy two day pass
and I had a cold one at the Dragon
with some Filipino floor show
and talked baseball with a lieutenant
over a Singapore sling
and I wondered how the same moon outside
over this Chinatown fair
could look down on Illinois
and find you there
and you know I love you Baby
and I’m so far away from home
and I miss my Baby so
I can’t make it by myself
I love you so
Shore Leave…
Shore Leave…
Amigos para siempre
Escuche por primera vez «Album» de la nueva banda Girls un domingo al mediodia, de resaca, mientras limpiaba la casa luego de una fiesta que dejo todo lleno de vasos, botellas, y un pegote impresentable en el piso. Lo escuche entero, y mi primera impresión fue buena. Luego lo seguí escuchando, bastante seguido, sin saber nada sobre la banda y ellos. Me gustó más. Me gustaba que hicieran pop, medio psicodelico, medio indie, bastante inclasificable y sin muchos cliches de estos años. «Album» podría haber salido hace cinco años, o hace diez, o hace quince, sería más o menos lo mismo. Pero por sobre todo, me pareció que habia algo ahí. El pibe que cantaba con esa voz media desordenada, triste y nasal, me parecía por sobre todo sincero.

La Pitchfork le dio a este disco debut el brutal puntaje de 9.1/10, una chanchada que básicamente convierte este disco en una víctima brutal de lo que es el hype, el inflado brutal, el éxito asegurado. ¿Es un puntaje exagerado? Posiblemente. ¿El disco es bueno? Si. Me pregunto cuanta gente no lo escucho simplemente porque se enteró que la pitchfork le dio un puntaje tan alto. Lo cual me parece una estupidez. ¿Desde cuando un puntaje muy alto que le diera alguien es significado de que algo es malo? A lo sumo implica que causa unas muy buenas primeras impresiones. Pero la famosa revista online puso en el 2006 al Silent Shout de The Knife como disco del año (quizás mi disco favorito de la década). Y otros de sus discos alabados a morir, como el Funeral de Arcade Fire, o el Hissing Fauna de Of Montreal, son grandes discos de estos últimos años. Si, la Pitchfork en general apesta y se mandan un montón de cagadas y sus listas tienen cosas vomitivas, pero me parece que juegan más de nuestro lado del campo que otra cosa*.
(además de que ahora entre sus reviewers está Matthew Perpetua, de fluxblog, quizás sea mi blogger favorito, cosa que comparto con Amadeo, pero ta)
Volvamos al disco de Girls. Es un disco de singles, de hits. Estos son 3, los primeros dos temas y el sexto. Son temas increíbles y emocionantes. O sea, veamos que el disco arranca con un tema llamado «Lust for life», lo cual puede causarle diarrea a un montón de melómanos («eh, que no podes usar ese nombre! es sagrado!!»). Y como empieza esta canción? Con una guitarrita jangly rapidita, y luego entra la voz, acompañado por un tambor y un huevito. Cantando esto:
«oh i wish i had a boyfriend / i wish i had a loving man in my life / i wish i had a father / maybe then i would turned all right»
Podría definir la música del dúo como Pop desesperado. Las letras de Girls son todas muy, muy directas. La metáfora casi no existe. Es un poco chocante, o desagradable, y está lejos de ser mi forma de lírica favorita, pero funciona y es como una parte importante de la propuesta. Todo directo, escupido a la cara, inocencia y pedidos imperiosos de cosas que sabés que no van a pasar.
El segundo tema, «Laura», es un tema bien brit con acordes cayendo en negras, de esos que escuchamos mil veces (a lo Supergrass quizás?), pero que siempre funcionan. El estribillo, otra vez, es sumamente sencillo: «so touch me i’m right here / and i don’t want to fight anymore / i really want to be your friend forever, friends until the end of the world». De nuevo: funciona porque el cantante, con esa voz como si fuera un Elvis Costello que se empastilló demasiado toda su vida, es muy creíble. Da la sensación de que el flaco ese esta mal.
«Hellhole Ratrace» es la canción que más fue mencionada del disco debut. Y muy justificadamente. Es de esas canciones que a mi siempre me pueden, épica y durando casi 7 minutos, una melodia de voz muy cuidada, que cae como en una espiral cromática, con una coda tristísima que repite en loop:«and i don’t wanna die / without shaking up a leg or two / yeah, i want to do some dancing too / so come on, come on, come on, come on, dance with me.». La batería nunca entra, solo una percusión. Esta todo ligeramente desfasado, una decisión estética que se mantiene en todo el disco. Es un efecto de producción, un pequeño truco del lo-fi que a mi todavía no puede cansarme, borronear los instrumentos, que suene todo pegoteado.
De el resto del disco, me gusta mucho «God Damned», y la elección de reducirla a voz, acústica y una percusión mínima, cuando podría ser un tema rockero perfectamente. Y me puede la forma morbosa en que pronuncia «oh yeah» y «all right». «Big Bad Mean Motherfucker» es un rock n’ roll bien tradicional pasado por mucho fuzz, como hicieron los Yo La Tengo en su versión de Little Honda de los Beach Boys. En otros temas no pasa mucho, como «Headache» o la shoegazera «Morning Light». Otros están muy bien, «Ghost Mouth», y el final de «Summertime» con ese rasgeo solitario y ligeramente desarmado de guitarra que cierra el tema, con pifies y extraños cambios de tiempo. En fin, un álbum muy escuchable, y con un puñado de canciones emocionantes. Bastante para un disco debut de una banda nueva, lástima que tengan pinta de hipsters y algunos sitios les hayan dado críticas encandilantes.
* No pude evitar la metáfora futbolera. Ese trabajo me esta matando.

1- Es raro que no se haya escrito más sobre Rocket or Chiritori. Es una de esas cosas que les encantan a los periodistas porque ya vienen con un paquete de detalles que les permiten llenar líneas sin agregar nada. Puedo imaginármelos repitiendo ad infinitum y sobrevalorando sus particularidades extramusicales, o sea, que es el proyecto de una chica japonesa, Satoko Shibahara, que grabó sus dos discos más o menos a los 17 años antes de dejar la música para concentrarse en el estudio.
2- El problema es que Rocket or Chiritori fue apenas un destello en la escena japonesa de finales de los 90s que no llegó a brillar lo suficientemente fuerte por encima de la luces de la por entonces efervescente escena de Shibuya. Apenas un puñado de singles y EP’s y ya había desaparecido antes de que alguien lo notara.
3- Aún si alguien lo hubiera notado la verdad es que no era un producto fácil de vender y apto para todo público como el que salía de la escena bautizada por el barrio más hip de Tokyo. Lo de Satoko era el pop kawaii pero de la forma más amateur y lo-fi posible, una estética D.I.Y. posiblemente heredada del under norteamericano.
4- Los dos discos, que suman entre ambos menos de una hora de duración, son hermosos.Un pop dulce y melancólico que se deja adivinar entre las capas de textura y significados que aportan el tape hiss, el mal sonido y la despreocupación ante la desprolijidad. Las melodías son como el núcleo solido de algo más grande, formado de la suma de un montón de factores que hacen que sea tan particular, que suene inmediatamente reconocible y extrañamente único.
Dios, no es necesario que ayudes a esta chica.
Si, cagaron. Ezequiel escribiendo de nuevo sobre Belle and Sebastian.
En las letras de Stuart Murdoch encontramos un montón de historias de outsiders, en general, jovenes, en su mayoría mujeres, alienadas y aisladas del mundo. Casi se podrian decir que siempre habla del mismo personaje, cambiandole el nombre y algunos parámetros, y se repiten constantemente en todos sus discos. Comenzando con la joven anónima de «Expectations», de su primer disco Tigermilk, y la chica que hace esculturas de los miembros de la Velvet Underground. Tambien tenemos a Judy de «Judy and the Dream of Horses», Hillary en «If You’re Feeling Sinister», la gordita alienada de «Family Tree», el nerd abusado en «Lord Anthony», etc, etc.
Son personajes muy similares en si, perdidos, un tanto patéticos, vistos siempre de una forma amable y comprensiva, un tanto religiosa. Todos conocimos gente así. Claro que estamos en el 2009, y con tanto indie folk hiper-amable y Los Campesinos, uno ya esta acostumbrado a cientos de personajes quirky y raros, y estos pierden el encanto que tenian en 1995, ponele. Recordemos que la mismísima «Expectations» es parte de la banda sonora de Juno. En fin.
Pero a Stuart le siguen gustando mucho estos personajes, observarlos, y colocarlos en situaciones y manipularlos como pequeños muñequitos de Lego, en todas esas canciones que podrian ser pequeños cortos. Su último proyecto musical se llama justamente «God help the girl«, que podría ser un resumen de sus obsesiones más típicas. Pero afortunadamente logra reinventar su formula y manteniendola fresca e interesante. Pero no voy a hablar de este último proyecto sino de una canción de su último disco con Belle and Sebastian, «Sukie in the Graveyard», de The Life Pursuit.

A esta altura estoy totalmente convencido de que The Life Pursuit es el mejor disco de B&S. Es fresco, energizante, barroco, desprolijo y tiene de sus mejores canciones. Sin duda los muchachos aprendieron de trabajar con Trevor Horn, y agarraron lo mejor de su anterior sonido chamber pop con el sonido más disco y 70s de su disco anterior, Dear Catastrophe Waitress. El resultado es la conclusión de una transformación genial que nadie esperaba: La banda más ligera y delicada del indie escoces logrando sonar como Bowie en la época del Ziggy Stardust, baterias machacantes, teclados chillones, bajos con distorsión, solos de guitarra enchastrados en efectos y modulación. Como alguna vez comento Amadeo en un viejo post de su blog, The Life Pursuit es básicamente «la venganza de los nerds» de Belle and Sebastian, dondee deciden mandar todo a cagar, salir a bailar y divertirse.
Belle and Sebastian – Sukie in the Graveyard
«Sukie in the Graveyard» es el mejor ejemplo de no solo el cambio de sonido sino el cambio de actitud de la banda. De nuevo tenemos a una protagonista, Sukie. Si, es joven, es una outsider, esta posiblemente un poco mal de la cabeza, pero la perspectiva esta vez es diferente.
Sukie was a kid, she liked to hangout in the graveyard
She did brass rubbings, she learned you never had to press hard
When she was finished hanging out she was all alone
She decided that she better check in at home
There was an awful row between her mum and dad
They said she hadn’t done this, she hadn’t done that
If she wanted to remain inside the family home
She’d have to toe the line, she’d have to give it a go
It didn’t suit Sukie
So she took her things and left
Sukie was a kid, she liked to hang out at the art school
She didn’t enrol, but she wiped the floor with all the arseholes
She took a bijou flat with the fraternity cat
She hid inside the attic of the sculpture building
She had a slut slave and his name was Dave
She said ‘Be my photo bitch and I’ll make you rich’
He didn’t believe her but the boy revered her
He got her meals and he got her a bed
He watched behind the screen and she started to undress
He never got far
Just lookin’ and playing guitar
Autumn hanging down all the trees are draped like chandeliers
Sukie saw the beauty but she wasn’t wet behind the ears
She had an A1 body and a face to match
She didn’t have money, she didn’t have cash
With the winter coming on, and the attic cold
She had to press her nose on the refectory wall
They served steamed puddings she went without
She had to pose for life for all the scholars of art
She didn’t feel funny, she didn’t feel bad
Peeling away everything she had
She had the grace of an eel, sleek and stark
As the shadows played tricks on the girl in the dark
Resumiendo: Una chica que se escapa de su casa, y vive una vida bohemia donde termina trabajando como modelo en una escuela de Arte. Pero en contraste con Hillary, Antony, Judy, y otros personajes, no hay fragilidad en Sukie. No hay nada de «uh, pobre chica». La música sigue el ritmo de la historia, rápida, desenfrenada y divertida, y aunque se puede leer entre líneas que la vida de Sukie no tiene mucho futuro, no es algo que se juzgue. La voz redentora desapareció y dio lugar a una que celebra a la protagonista,que no se siente ni rara ni mal al desnudarse enfrente a la clase.
Podriamos decir en si, que la misma actitud que tiene Stuart para sus personajes, la tomo para su propia banda.
O básicamente, Fuck Art, Let’s Dance!
The Wave Pictures – Chinese Takeaway
No es que tenga mucho para decir de esta canción en particular, pero soy el único acá que no escribió nada sobre la Banda del Año 2009 de El Baile Moderno (aunque nadie dijo una palabra del disco de este año). Este tema es el primero del primer disco que escuché después del Instant Coffee Baby, lo que significa que lo primero que pensé cuando sonó esa batería cavernícola es en lo mal y lo crudo que suena. La sorpresa duró hasta que el estribillo la reemplazó con el tipo de alegría que no necesito explicarle a nadie que suela cantar a los gritos mientras escucha música. Todavía me causa gracia ese estribillo y cada vez que lo escucho me hace imaginarme en que situaciones alguien podría gritarle a otro «I like my girlfriend better than your girlfriend».
(En realidad yo tenía más ganas de escribir sobre «A Long Way Away From Me» pero Amadeo me ganó de mano.)
