Kids With Lungs.

Justo cuando uno pensaba que la gente no podía volverse más estúpida, se levanta un miércoles y se encuentra con esta noticia.
¿Qué de que va la misma, para aquellos que no leen inglés? Bueno, 8 estados de los Estados Unidos, incluida California y Nueva York, están por demandar a Camel porque publicó un aviso en la última Rolling Stone (la de noviembre) en el cual hay “caricaturas”. ¿Cual es el problema con esto? ¿Acaso no es un país libre? Depende. Resulta que existe un “acuerdo”, vigente desde el 98, según el cual las compañías de tabaco de Estados Unidos no pueden utilizar dibujos en sus publicidades porque es una forma de “incitar a los niños a fumar”. Por eso mismo es que desde ese año Joe Camel, la tradicional mascota de la compañía, tiene prohibido aparecer en publicidades. Lo que los evangelistas de la salud están diciendo es que este aviso es una violación de ese pacto y que todos los niños deben estar en este preciso momento, luego de verlo, corriendo a comprar sus primeros cartones!
El aviso en sí es una boludez: un desplegable en el que Camel publicita una pagina web de contenido indie en el exterior, postulándose como la empresa que apoya la “nueva música hip!”, mientras que en el interior hay descripciones graciosas de estilos indie, con dibujos de un tal Benjamin Marra, uno de los dibujantes editoriales de RS. Si tienen muchas ganas de verlo, esta aquí (guarda, es un pdf muy pesado).
Ahora bien, hay unas cuantas cosas que pueden destacarse sobre esto:

a) ¡¡¡TODOS los chicos leen Rolling Stone, claro!!! Que a alguien se le haya ocurrido que un niño (o un adolescente para ese caso) aún lee RS (una revista cuya tapa del número en cuestión es SOBRE EL PUTO REGRESO DE LED ZEPPELIN!) es un idiota que evidentemente no tiene idea sobre los circuitos de distribución cultural contemporáneos y sobre lo que los chicos están haciendo, leyendo o mirando hoy en día.
b) El aviso mismo no esta mal (los dibujos son bonitos), pero su temática y su estilo están obviamente apuntados a los chicos universitarios que, después de todo, son los que escuchan indie. ¿Alguien vio alguna vez a un niño escuchando Arcade Fire? No, yo tampoco.
c) Y, claramente, es otra estrategia de una corporación anquilosada y horrible para quedar como una especie de “cool dad”. Y es casi igual de embarazoso. Camel, claro, ¡esa es la marca en la que yo confío para que me diga que es lo que tengo que escuchar! ¡Camel y Rolling Stone, la voz de la generación joven!

En fin… ¿cuánto faltara para que los grupos antitabaco comiencen a usar newspeak? ¿Años, meses, días? Unsmoke is doubleplusgood!


Mateo y Cabrera – Por Ejemplo
Solo fue necesario escucharlo una vez en casetito el martes pasado para quedarme completamente abotonado a este tema absolutamente increible, de ese concierto grabado con Fernando Cabrera y Eduardo Mateo. Se le puede sentir el pequeño olorcito a 80s pero ni rasguñan este tema tan emocionante, con una de las imágenes más lindas que vi en una letra en mucho tiempo: «tengo un puñado de recuerdos de arena / entre los dedos con la arena vas vos», rodeada de un montón de imágenes comunes de esas que uno recien extraña y valoriza a los años.

Perdedores Pop – Planes
(esto esta un poco sacado de aqui)
De los Perdedores Pop no hay mucha información online, los escuche mencionar en el programa dinamo y hace unos 5-6 años habia escuchado este tema. Recien ahora lo recupero (sin haber escuchado otros temas de la banda) y efectivamente el tema esta tan bien como estaba antes. Lo auto-consciente de la banda, el hecho de que se llamen asi, de que sean tan desconocidos, de la imperfeccion y tosquez del tema, y de que hayan escrito «me tengo que conformar con ser guitarrista en una banda pop / y saber que soy mediocre / o tal vez algo mejor» es algo que no puede pasar desapercibido. Tambien asusta un poco la nostalgia que da, como – al mismo tiempo de ser esta canción algo tan «90s» lo podemos ver como algo tan inocente y naif, esa inocencia que en los 90s se lo dabamos a otra decada. Las cosas nunca cambian y volvemos al mismo tema de siempre.


Me encanta Jens Lekman. Ya lo saben todos. Pero aunque tenía los dos discos oficiales y varios EPs, me seguían faltando muchos temas porque Lekman es de esos artistas que tiene una discografía en la que las rarezas, caras-B y demás igualan en cantidad a los temas de la discografía oficial. De las más de treinta canciones que conseguí esta es una selección de las tres que creo que me resultaron más interesantes.



Jens Lekman – I Remember Every Kiss (Like The First Kiss)


Aunque no suele darnos el gusto, creo que el mejor Lekman se ve cuando se pone realmente pomposo y dramático y aparecen los arreglos de cuerdas con todo. Este es uno de esos temas. Lleno de cuerdas (supongo que sampleadas) y con Jens en modo crooner, más cercano a su contemporáneo Richard Hawley que a su ídolo Jonathan Richman. Una de las canciones más lindas y elegantes de Lekman y que pide a gritos ser incluida en un próximo disco en vez de seguir perdida en el compilado de no me acuerdo que en el que está.

Jens Lekman – People Who Hate People

Si la anterior era una de las más elegantes esta tiene que ser una de las más raras de Lekman. O la más rara, digamos la verdad. No solo es demasiado up-tempo para ser suya sino que lleva al límite su costumbre de hacer canciones en base a samples y construye toda la canción alrededor de samples de «Gravedigger Blues» de Beat Happening, «Barbara Ann» de los Beach Boys y la voz de Bill Hicks sacada del track homónimo a esta canción del disco Rant in E-Minor y debe haber un par más que me estoy perdiendo y no puedo reconocer. El resultado es como dije una canción acelerada, divertida y definitivamente rara para el canon de Lekman.

Jens Lekman – Your Beat Kicks Back Like Death

Este es un cover de Scout Niblett que fue incluido en un compilado del sello Secretly Canadian en el que artistas del sello hacían covers de otros artistas del sello. Y es complicado hablar de un cover cuando aunque sabés que es de otro artista sentís que le estás atribuyendo todo lo bueno de la canción al que hace la versión y no al artista original. La cuestión es que al menos por arriba escuché la versión original y Lekman le sumó mucho de su propio estilo. Lo interesante del tema es que su letra se reduce exclusivamente a una frase repetida incesantemente, «We’re all gonna die, we don’t know how and we don’t know when«. Pero aún a pesar del tono lúgubre de esa línea, el tema suena optimista, luminoso, esperanzado, con no más que un dejo de amargura y añoranza, subiendo todo el tiempo con voces que se suman y una instrumentación en gran parte compuesta de palmas percusión y cantada casi a capella invitando al sing-along. Logra sonar exactamente como se siente ese momento en el que se acepta algo que es inevitable y aunque no te guste te sentís libre y tan contento por que ya no te importe. Como el hecho de que todos vamos a morir, aunque no sepamos cuando ni donde.



El Spheres of Chaos es un juego que saqué de un post de nuestro blog fetiche Rock, Paper, Shotgun y que me vendieron diciendo que era un juego verdaderamente psicodélico, no simplemente con un par de colorcitos y boludeces sino «last episode of The Prisoner psychedelic«, así que lo bajé. Es más o menos un clon del Asteroidspero es uno especialmente divertido y tan psicodélicos como prometían. Todo lo que hacés en el juego equivale a enormes explosiones de colores que se suman y se suman hasta que apenas podés ver el nivel o perdés de vista a tu nave. Pueden bajárselo de acá y divertirse por horas tratando de romper bolas de colores con esa maldita navecita incontrolable. No me responsabilizo ante posibles ataques de epilepsia.

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Ezequiel ya había hablado hace tiempo del Knytt, el cual todavía no jugué, pero sí jugué a su hermano, el Knytt Stories. Lo jugué hace un par de días y hacía años que ningún juego me dejaba una impresión tan fuerte. Es uno de los mejores juegos que haya jugado, y uno de los más originales que vi en muchos años. Es precisamente lo que Eze había dicho, el equivalente gamer a la música ambient. Es un juego en el que uno no siente ninguna presión para ganar ni avanzar a ningún lado, simplemente recorre los escenarios y le presta un poco de atención a la historia y disfruta el ambiente y la increible música (sí, prácticamente ambient, claro) que aparece eventualmente. El juego funciona como un ejercicio de desconcentración tan grande que en comparación cualquier casual game parece la peor aventura gráfica. No les miento si les digo que no se parece a ningún juego que haya jugado. Las posibilidades de morirse son casi nulas, los enemigos no representan ningún desafío y de hecho la mayoría de las criaturas que aparecen no nos hacen nada. Lamentablemente el creador anunció que el proyectó fue suspendido y no va a seguir haciendo expansiones. Afortunadamente, cualquiera puede hacer niveles y hay unas cuantas personas por ahí que se dedican a hacerlos. Si solo pudieran jugar uno de los juegos de este post les diría que no duden en elegir este y limpiarse para siempre el cerebro de basuras como el Halo 3.

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El último es sin dudas el más raro de los tres y el que menos se ajusta a la idea tradicional de videojuego. De hecho, creo que The Marriage está en el límite de la definición de juego, o al menos nos hace pensar en cual es realmente esa definición si consideramos a esto un juego. Es algo así como un simulador experiencial no-representativo de un matrimonio y su desarrollo. Eso ya suena raro de por sí y es aún más raro desde el punto de vista lúdico. En The Marriage no hay ningún objetivo que completar ni básicamente nada que hacer, solo se puede dejar que las cosas pasen y tratar de hacer lo mejor posible para la continuación del matrimonio. Es menos divertido y fascinante que el Knytt pero es muy interesante como juego experimental y definitivamente no se parece a ningún otro juego que conozca.