Máquinas Encantadas del Cielo : Presentando a Judee Sill

Hace como 2 años que quiero escribir un buen post sobre Judee Sill, pero nunca lo pude concluir. La razon es simple y bastante tonta, y es que me cuesta mucho expresar en palabras lo genial de su música. Esto es debido a que no soy muy conocedor de su mundo músical (el folk de principios de los 70s) y siempre tuve miedo de tirar fruta. Pero me parece que igual vale la pena hacer el esfuerzo, ya que se trata de una de mis artistas favoritas.

Primero, una breve introducción: ¿Quien es esta muchacha largirucha y de lentes, pelo largo y vestimenta hippie pagana? La obra de Sill se basó en seguir la tradición singer-songwriter de los 60s, con bastante de country, y muchos arreglos inspirados en la música clásica y coral. Sus letras,  plagadas de imagenes bíblicas y ocultistas, son su otro sello de fábrica. Pero sobre todo, la muchacha es espantosamente buena, y me atrevo a decir que sus discos estan al nivel de esos grandes discos etéreos, serenos y espirituales, como el astral weeks de van morrison, los últimos discos de talk talk, etc.
Como buena introducción, aquí esta este video de Sill en vivo, interpretando una de sus mejores canciones, «The Kiss»:

Hagamos un poco de Biografía: La carrera de Judee fue desgraciadamente corta. Sacó solo dos discos, el primero homónimo, de 1971 y el segundo,»Heart Food», de 1973. Lo otro que hay de ella es un show en vivo en la BBC, y un compilado armado por Jim O’Rourke, «Dreams come true», que tiene 8 canciones de un tercer disco inconcluso, así como algunos demos caseros. Ese disco fue lanzado en el 2005. En 1979, Sill fallecía a causa de una sobredosis de Cocaína y Codeína. Esta es su historia.

Judee Lynn Sill nació en 1944, en Oakland, California, una chica común de clase media cuya vida fue rápidamente golpeada por el destino y la mala suerte. Su padre trabajaba importando animales exóticos para Hollywood, y también era dueño de un bar, en el cual ella comenzó a tocar el piano. Su madre era alcohólica.
Cuando ella tenía 8 años, su padre falleció de neumonía. El negocio pasó a manos de su hermano mayor, pero, unos años después, él también murió en un accidente de auto. Su madre decidió trasladar la familia al sur de California, y a continuación casarse con Kenneth Muse, uno de los animadores de Tom & Jerry.  Sill odiaba a su padrastro, y jamás perdonó a su madre por haberse casado con él. Todos estos eventos convirtieron a la joven en una outcast, rebelde adolescente que no tardó en meterse en cuanto problema era posible. A los 15 años se escapó con un hombre mucho mayor, y al mejor estilo Bonnie & Clyde se dedicaron a robar gasolineras y locales de venta de licor. Fueron atrapados, lo cual dejó al señor preso y a Sill en un reformatorio, donde demostró sus habilidades musicales tocando el órgano de la iglesia en las misas.
A continuación entró a la universidad estudiando artes. Aparentemente era muy buena, y a través de su padrastro, estuvo cerca de conseguir un trabajo en la MGM, pero lo rechazó. A los 18 años, su madre falleió, dejándola sola, con unas acciones de una empresa de petróleo que le dejaba algo de dinero. La joven Judee abandonó la universidad y empezó a dedicarse a la música, pero también se hizo adicta a la heroína, se prostituyó para poder pagar su hábito y terminó en la cárcel vomitando y agonizando con un mono terrible. Ahí fue cuando Sill tocó fondo.

Judee salió de prisión y lentamente su carrera músical empezó a tomar forma. Conoció a miembros de The Leaves (la primera banda en tocar ‘hey joe’, interpretada por Jimi Hendrix), que quedaron bastante impresionados con sus habilidades compositivas. El bajista, Jim Pons, luego de la disolución de los Leaves se unió a The Turtles, que grabaron un tema compuesto por Sill, «Lady-O».
«Lady-O» no fue exactamente un gran hit pero causó que el nombre de la joven cantautora se empezara a mover por los círculos de músicos, hasta llegar a los oídos de David Geffen. Geffen – que en los 80s fundó su famoso sello bajo su nombre – estaba por armar su primera discográfica, Asylum Records. Así fue como el primer disco de Asylum fue el debut de Judee Sill, en 1971.

El debut de Sill es un disco redondo y cohesivo, formado más que nada por canciones que compuso para los Turtles. Esta muy bien arreglado, con guitarra slide, vientos, cuerdas, percusión, de una forma elegante y sin abusar del efecticismo de los arreglos de orquesta. También hay muchos arreglos de coros muy sofisticados, donde más se nota su influencia de Bach y la música barroca.

(en una entrevista, Judee tuvo la osadía de decir una de las citas más arrogantes y pretenciosas que alguna vez leí: Que sus tres mayores influencias eran Bach, Pitágoras y Ray Charles. Una grande.)

Una cosa que siempre me llamó la atención es la forma de Sill de tocar tanto el piano como la guitarra. Toca ambos instrumentos de una forma idéntica, y a veces parece que toca la guitarra como un piano y viceversa. Parece que su elección es solamente una cuestión de timbre. Entre los temas más destacados esta el single «Jesus Was A Cross Maker», una canción increíble, con una estructura pop bien clásica de la época. «The Lamb Ran Away With The Crown», con su delicadísimo increscendo al final (uno puede imaginarse que este tema de grabarse ahora sería un enchastre bombástico), y la brevísima y perfecta «The Phantom Cowboy».

Lamentablemente, la mala suerte siguió acechando la vida de la ascendiente artista. Los siguientes discos del sello Asylum fueron los debuts de Jackson Browne y los Eagles, lo que causó que Sill quedara sepultada en el fondo de los planes de Geffen, por detras de otros artistas más comerciales. El disco tuvo muy buenas reseñas, pero escasas ventas. Sill se dedicó a presentarse en vivo como telonera de varios artistas y bandas de rock, cosa que detestaba.

18 meses después salió su segundo disco, «Heart Food» (1973). Es un disco igual o tal vez mejor que el primero, con un sonido un poco más denso y hermético. Y bueno, tiene «The Kiss». ¿Que podemos decir de ese tema? Una de mis canciones favoritas de toda la historia, un vals tristísimo que esta al mismo nivel (o más arriba) que los mejores temas de Nick Drake y de varios songwriters de esa época. Un tema imposible, del cual Dario encontró una más que digna versión de Will Oldham, uno de los pocos cantantes que pueden acercarse a Sill en su poder como cantante (no en cuanto a técnica, por supuesto, que Oldham siempre fue un tronco que todos queremos).
Es común decir que uno siempre prefiere el primer disco que escuchó de un artista. A mi me paso con el primer disco de Judee, por lo tanto, me costó bastante entrarle al «Heart Food». Todavía lo voy digiriendo, de a poco, y conociendo las canciones, pese a escucharlo ya hace más de dos años. El folk más tradicional y el gospel bajan un escalón, y este es un álbum un poco más country, con bastante slide, armónica, guitarra eléctrica y órgano (como en «Soldier Of The Heart»), aunque también tiene sus temas más austeros solo con piano o guitarra como «The Phoenix» y «When the Bridegroom Comes». El disco cierra con «The Donor», por lejos la canción más barroca de la carrera de Sill, con arreglos corales hiper-sofisticados de voces y 9 minutos de duración. Y con esta canción, cierra oficialmente la discografía de Judee.

«Heart Food» vendió aún menos que su predecesor y eso fue el comienzo del fin. Grabó unos demos para un tercer disco, que quedó inconcluso. Judee, decepcionada por el camino que tomó su carrera, desapareció. Sus próximos años son borrosos y hay muy poca información acerca de ella. Aparentemente tuvo una serie de accidentes de auto, que – sumados a varias cirugías – la dejaron con dolores crónicos en la espalda. Para peor, a causa de su historial de ex-adicta, los hospitales le negaron la medicación necesaria para tratarla. Ya se pueden imaginar lo que pasó después : Sill volvió a la Heroína y a las calles. En 1979, la encontraron muerta en su apartamento. Tenía 35 años. Sus amigos de Asylum Records se enteraron de su muerte recién un año después.

En fin. Recién en la década pasada se empezó a reivindicar la obra de esta mujer, y en el 2005 salió  «Dreams Come True», el compilado armado por Jim O’Rourke. Son 8 temas, que hubieran ido en aquel tercer disco, más varios demos. El sonido es muy bueno y es básicamente lo que esperariamos de como sonaría un disco folk de mediados de los 70s. La mezcla de O’Rourke es transparente y muy pulcra. Los temas nuevos siguen en la línea country, siendo más uptempo, más pop y más sencillos, sin perder nada de la intensidad y las buenas melodías de sus anteriores discos. Y dos de los temas de ahí deben de ser mis favoritos de ella, «That’s the Spirit» y «Til Dreams Come True», este último una de sus grandes reveries acompañadas con piano, al igual que «The Kiss» o «The Pearl». Los demos y early recordings del disco no estan tan buenos, aunque hay una joya llamada «Emerald River Dance», grabada totalmente casera y con sonido de ambiente, que es totalmente encantadora. El disco también incluye una filmación de un show en vivo que lamentablemente no pude conseguir.
El año pasado salió «Crayon Angels», un disco de covers en homenaje, el cual todavía no escuche por quien sabe que razón. Las reseñas dicen que es bastante irregular, pero debe ser al menos interesante, e incluye un tema inédito que es interpretado nada más ni nada menos que por Bill Callahan. Habrá que escuchar.

A continuación, sus tres discos para bajar. Disfruten:

Judee Sill – Judee Sill
Judee Sill – Heart Food
Judee Sill – Dreams Come True

Y estas son las fuentes que utilice para armar el post, en inglés:
http://www.kneeling.co.uk/pages/jsill/js_remember.asp
http://observer.guardian.co.uk/omm/story/0,13887,1369079,00.html
http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2006/12/29/AR2006122901782.html


No te necesito para amarte

Sería bastante al pedo seguir tirándole caca a (500) Days of Summer por sus referencias indies, ese vicio que ya nos acompaño un montón en el cine de la última década. En realidad, las referencias y tanto smiths y karaoke de pixies y dorian gray no son tan molestas como en el caso de la bosta-esa-de-diablo-cody, y y no son tan forzados. Los problemas de la película son otros, más bien el flujo de la película (que es «raro»), y algunos diálogos que definitivamente no funcionan. Es una película menor y muy irregular, que entraría en la categoría de Indie Pochoclero.
Pero hay un aspecto de la película que me pareció interesante. La película funciona como un still emocional, mostrando tanto el enamoramiento absoluto como la ruptura desgarradora, de esas que derrumban los cimientos de tu vida. Ok, no es algo novedoso y ya se mostró trillones de veces en el cine, pero acá el planteamiento es diferente. Ambas situaciones (el enamoramiento y la ruptura) son mostradas de una forma casi clínica, de una forma abstracta. Como si fuese una autopsia de ciertas fases que uno vive. Los personajes son como piezas de ajedrez, con roles muy precisos.
Esta muy claro que Summer (la chica, Zooey ojos de bambi Deschanel) no es una mujer real. Siguiendo la formula de la Manic Pixie Dream Girl, Summer es quirky, divertida, charming, muy bella, pero inocua y sin contenido. Lo que se sabe de ella es muy poco, y nos damos cuenta de que Tom (el chico) también sabe muy poco sobre su enamorada. Peor aún, parece como que no quiere saber nada. A Tom le sirve su chica de esa forma, que es casi como un amor perfecto y decorativo. Summer es solo un concepto, una trampa de osos que Tom moría por pisar. Seguramente la causa de que no haya funcionado jamas fue su incapacidad de realmente verla a ella.
Cuando la película funciona mejor es cuando se pone más delicada, como en las primeras charlas entre los protagonistas, el primer beso, o la pequeña oda a la neurosis donde Tom se imagina toda una situación al ser invitado a la casa de Summer, y se muestra simultáneamente la versión imaginada y la real de la misma escena. Golpe bajo, pero efectivo. Problemas, como dije, hay varios. El tema de la arquitectura esta muy a los tirones. El casamiento del final no llega a ser creíble. El último diálogo final de la pareja protagonista, tampoco.
Sobre todo el final de la película es como un gran error. ¿Que intentaron demostrar? ¿Esperanza? Creo que más esperanzador hubiera sido que la última chica se negara, y Tom achicara la cabeza en ese planteo tan romántico sobre las cosas. Buscando en lo positivo, podemos considerar que (500) Days of Summer trata de como el amor y el enamoramiento puede tratarse de algo para una sola persona, no una construcción mutua. Y sobre lo tristemente fácil y tentador que es caer en ese bucle, esa búsqueda. El protagonista, Tom, puede ser un ejemplo de lo que hacer, tanto como de todo lo que NO hay que hacer. Pero eso depende totalmente del espectador.


Dead To Respect, To Respect To Be Born

(Por Gustavo)


Después de años creyendo que el mítico solo atonal de After the Flood en Laughing Stock era un minuto y pico de feedback de guitarra tocado por Mark Hollis, dato dudoso que este mismo alimentó en un par de viejas entrevistas, me vengo a enterar hace unos días que en realidad está ejecutado con un Variophon, un viejo cacharro analógico diseñado por manos alemanas para emular instrumentos de viento, que como muchas otras unidades de funcionalidad limitada paridas durante la fiebre por los sintes de los primeros ochentas terminó barrido rapidamente del mercado y ahora es otra de tantas curiosidades de museo. Parece ser que el Variophon era un teclado muy inestable y solía cagarse con mucha facilidad, así que lo que uno escucha en ATF es un modelo averiado que solo reproduce unas pocas notas discordantes. Este es manipulado por Tim Friese-Greene (tecladista y mano derecha de Hollis por aquel entonces) y amplificado a través de un Marshall. Otro mito que se cae.

Talk Talk – After the Flood


No pude ubicar una nota de Mojo donde Friese-Greene habla en profundidad sobre las sesiones de Laughing Stock aludiendo a este no-solo en particular, pero esta entrevista de Tape Op a Phill Brown, quien fue el ingeniero de grabación acá y en Spirit of Eden, incluye cantidad de datos jugosos sobre el trabajo en estudio y arroja más luz acerca del peculiar maridaje entre un proceso de grabación puntilloso hasta la exasperación y los múltiples accidentes creativos que Hollis terminó por incorporar a estos discos.


Status: Removido

(Por Gustavo, comentador extraordinario)

Esta nota de Wired es de lo mas criterioso que leí respecto a las crecientes eliminaciones de blogs con contenido musical *en teoria* non sancto por parte de Google, respondiendo a reclamos de la industria o a acciones por parte de servicios laterales de patrullaje como web sheriff. Las reacciones frente a esta furia podadora que se ha ido diseminando por blogger suelen tomar el típico camino de posturas irreconciliables: Están aquellos que al verse directamente afectados por la ola desactivadora optan por el recurso de la victimización acudiendo a proclamas de derechos individuales avasallados con impunidad, y los defensores a ultranza del status quo impuesto por las multinacionales que celebran cualquier tipo de avance del big bro informático por sobre el tráfico oscuro de data sin blanquear. La realidad, como se ilustra, es que hay una ambigüedad legal tan grande en lo que respecta a la circulación de música por la red, que la mayoría de los blogs quedan inmersos en un vale todo por omisión en el que no tienen mucho sentido las disquisiciones éticas a la hora de definir donde empiezan y terminan los espacios de presunta ilegalidad.

Las oleadas persecutorias de la industria por ahora siguen siendo disparos al bulto que embarullan un poco la cancha y quizás en algún momento alcancen para derribar un par de peces gordos (servicios de hosting y demás) pero de todos modos resulta increíble la ineficiencia de los métodos que emplean para la detección de contenidos. Ésto lo hacen en parte con bots automatizados que operan con trazo más bien grueso y pifiándola bastante, así es como han caído desde algunos de los blogs mas zarpe que suben listas sabanas con toneladas de leaks frescos hasta otros con contenido super friendly que operan solo posteando promos y archivos autorizados, cuestión esta que desató el escandalete de la caza indiscriminada. Uno supone que para los tipos sería mucho mas negocio poner a unos cuantos sabuesos informáticos a la búsqueda de focos infecciosos en tiempo real y de esa manera evitarse unos cuantos dolores de cabeza por posibles contrademandas de usuarios afectados. Es más, por dos lucas al mes hasta yo hago el laburo sucio.


Fare Un Film Come Un Sogno.

Durante mucho tiempo no vi películas. Tres motivos me llevaron a esto: la sosa vida de una provincia con muy poco interés cultural; la falta de una conexión potente a internet, unida a la imposibilidad de mantener la computadora prendida el tiempo suficiente para que baje una película de una buena vez; y mi naturaleza obsesiva y completista: la posibilidad de ver películas de Lynch o Jarmusch o Anderson sin haber interiorizado a Welles, a Hitchkock o a Eisenstein ni se me cruzaba por la mente. Mi adolescencia estuvo así sostenida por libros y canciones, y el celuloide hizo poco por mi educación sentimental.

Aún ahora puedo identificarme más con Zavalita y el gusanito que le roe el pecho, o con Zeno y su mediocridad, que con el carisma de los gangsters de Godard.

Enter Fellini. Lo que empezó con una motivación totalmente pragmática (para practicar mi italiano podría haber recurrido con igual facilidad a Bertolucci, De Sica o Antonioni) se convirtió en uno de esos hermosos viajes de descubrimiento de una Obra, similar a leer una tras otras las novelas de Roth, los comics de Alan Moore, o escuchar a Dylan entre el Bringing it all Back Home y el Blood on the Tracks. Genialidad pura, sin destilar.

Porque Fellini es ese tipo de artista: obsesivo, meticuloso, técnicamente perfecto, atento al espíritu del tiempo que le toco vivir, personal. Pero, sobre todo, humano. Humano como James Joyce o César Vallejo o Chris Ware son artistas humanos: porque, más allá del virtuosismo técnico y las propuestas formales de vanguardia, lo que interesa en su obra son las personas y su relación con lo demás.

Relación que Fellini llega a captar con al detalle, con empatía: Cabiria, la prostituta que odia al mundo, hipnotizada se nos revela como una muchachita insegura, y el gesto duro se vuelve angelical, luminoso, cuando cree que al fin ha encontrado el amor; la adolescencia es ese baile, acompañado y solitario al mismo tiempo, que los muchachos de Amarcord llevan a cabo en medio de la niebla; Guido Anselmi no consigue liberarse de su bloqueo hasta que se da cuenta que su vida alimenta su obra y su obra no es más que el alimento de su vida.

Toda esta preocupación por la persona común, por la folla, Fellini nos la presenta envuelta en uno de los imaginarios más personales que existen. El mundo de Fellini, a partir de La Dolce Vita en adelante, es el mundo de la duermevela, ese momento en el que somos conscientes que lo que está pasando no es real, que no puede ser real, y sin embargo nos hundimos en la falta de coherencia con la certeza de que en ella se encuentra el verdadero sentido que, cuando estamos despiertos, nunca podemos encontrar.

Como un rinoceronte flotando a la deriva en un bote en medio del mar, la obra de Fellini confunde e hipnotiza, y nos remite a algo que tal vez nunca podamos descifrar pero que, de llegar a hacerlo, podría resolvernos la existencia.