Un Alegre Grupo de Hillbillies.
(De Crossed +100 #01, Alan Moore & Gabriel Andrade).
(De Crossed +100 #03, Alan Moore & Gabriel Andrade).
Estuve leyendo Crossed +100 de Alan Moore y tengo varias cosas que decir al respecto:
1) En primer lugar, da un montón de miedo. Es de esas series que vas leyendo y se te mete en la conciencia y te pone inquieto al ir a dormir y cuando finalmente concilias el sueño tenés visiones ominosas que tienen que ver con ella. Hace unos cuantos años hubo una serie de artículos que se preguntaban si era posible hacer horror en la historieta, especialmente inspirados por las obras de Josh Simmons. De alguna manera la discusión giraba alrededor de la imagen: si la historieta tiene la capacidad de mostrar por sobre todas las cosas, ¿de qué modo se espera que algo sea espantoso y asuste cuándo sabemos que la imaginación es más terrible que la imagen? También tenía que ver con el ritmo: ¿si el lector controla la velocidad, como se espera que una sorpresa funcione si uno puede adelantarse a ella al hojear de forma tonta la historieta? Como queda claro en estas discusiones se asimilaba la tradicional comparación de la historieta con el cine y se la juzgaba por no tener la capacidad de jugar con la edición y la sugestión. Acá Alan Moore corta ese debate a través mediante el sencillo recurso de dejar la mayoría del horror fuera de cuadro, listo para ser rellenado por nuestra mente. Es que el “fuera de campo” de la historieta es lo no visible, aquello que existe más allá de los márgenes, ese es el lugar de lo sugerido. Acá los crossed, esos villanos tan carismáticos, aterradores y multiuso que inventó Garth Ennis matan, violan, mutilan, hacen piquetes de ojos, desmembran, asesinan, amputan, castran, empalan y destruyen mayormente fuera de cuadro, mientras sus vocecillas tortuosas y rojas se dibujan dejando que cada uno fantasee a su gusto. Genera un efecto muy perturbador y que se queda en la memoria.
2) Entre otras obsesiones que surcan la obra de Moore esta también tiene una preocupación con el lenguaje. Obsesión que también, a menudo, entra en el terreno de lúdico. Como que Moore se aburre si no está inventando simultáneamente en 4 o 5 capas diferentes. Los habitantes del mundo del futuro hablan con un slang que reemplaza muchas palabras con términos mutados del presente. Así, por ejemplo, “movie” quiere decir que algo es genial o asombroso, “heart” es “amor”, “skull” es “pensar”, “tight” es “bueno” y “brown” es “mierda”. El lenguaje también pierde muchos de los conectores, se vuelve más directo y construido alrededor de palabras cortas, de pocas sílabas. Los verbos muchas veces doblan como adjetivos y viceversa. Un lenguaje desarrollado para correr, para comunicar ideas rápidamente mientras se escapa o se encuentran en una situación de peligro. A este se contrapone el lenguaje de los crossed, que a esta altura ya está reducido a una serie de contracciones deformes y risas espantosas como los mismos cuerpos de los sobrevivientes de la infección. Un lenguaje contrahecho, mínimo, animal, un lenguaje de caza y gruñido.
3) Por supuesto que además esto se relaciona con la espléndida mente analítica de Moore a la hora de pensar las consecuencias de semejante epidemia en el futuro. Porque lo primero que se percata Moore es que cualquier sociedad basada en los peores instintos del hombre no es una sociedad que se sustenta a largo plazo. Pero sus consecuencias quedarán marcadas sobre la faz de la tierra de forma irreversible. Lo más espectral de la serie son los restos, los osarios gigantescos de pilas y pilas de huesos abandonados, ya sin la capacidad de dar un verdadero miedo, pero igual de chocantes. O las plantas de energía nuclear destruidas que han dejado enormes porciones del territorio inhabitable. Lo cual se combina con el lento y cuidadoso progreso. Con el rescate de aquellas porciones del pasado que han sobrevivido y la manera en que son re-interpretadas en un nuevo contexto. O la forma en que, más allá de los conocimientos necesarios para volver a poner en marcha una cultura (agricultura, hidráulica, ganadería, mecánica) cada personaje encargado del archivismo tiene su obsesión particular, que va desde la ciencia ficción (“wishful fiction”, como le dice la protagonista, desnudando su condición fantástica y esperanzada) o los asesinos seriales del siglo XX. Es un mundo hecho de retazos y recuerdos intentando arrastrarse hacia la luz de un nuevo orden.
4) Asimismo, Moore enlaza esto con el uso del sexo que recorre toda su obra y se ha vuelto un área de reflexión constante en su época tardía. Este nuevo mundo ha perdido la mayoría de los tabúes que organizaban el sexo. Por el lado de los crossed de una manera más absoluta: los pocos crossed en estado salvaje cogen entre sí, de forma incestuosa, forman “nidos” en donde las enfermedades venéreas, comenzando por el SIDA, se transmiten de padre a hijo y destrozan los cuerpos desnutridos. Aquellos que no han podido superar sus peores instintos directamente matan, violan y destrozan a los bebes apenas nacen. Por el lado de las poblaciones humanas, hay un alegre poli-sexualidad que aparentemente ha abandonado (¡al fin!) el concepto de matrimonio. Las parejas se unen en relación a un hijo, a quién protegen y cuidan, pero después hay encuentros hombre-hombre, mujer-mujer y hombre-mujer sin ningún tipo de particularidad entre uno y otro. La polisexualidad es la mejor manera de repoblar un país abandonado. Además, Moore conecta perfectamente el concepto de monogamismo con la idea de religión: las religiones están muertas (excepto el islam, en otro toque pequeño, que el guionista tira como dato de color, pero genial) y con ellas murió la noción de una sola pareja para toda la vida.
5) En definitiva, el hombre sigue siendo un maestro. La meticulosidad por la cual Moore es conocido se encuentra en primera plana a lo largo de toda la serie. El tipo te va presentando un rompecabezas formado de partes sangrientas que al principio desconciertan, luego inquietan y finalmente se revelan como algo espantoso. Toda escena, todo diálogo, está colocado de manera que, cuando Moore revela el asunto que se está cociendo detrás de la alegre actividad de sus protagonistas, adquiere un sentido retrospectivo y un enorme horror. Moore logra destilar el espanto de un mecanismo estructural y demuestra que el efecto estético y emocional en la historieta no se encuentra en sus partes, sino en su totalidad, en la lenta acumulación de paneles que apuntan a una verdad más terrible, oculta, que se mantiene en la memoria una vez que lo has dejado en la mesa de luz.
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