Dignified and Old

(una serie de observaciones sobre shows en vivo, reuniones, tours, cansancio, entusiasmo, y música)

Creo que la primera vez fue en el Personal Fest del 2004, ese con Primal Scream, Morrisey, Pet Shop Boys, etc. Estaba con un grupo de amigos, esperando a Blondie, banda que tenía muchas ganas de escuchar. Arrancó la banda y enseguida noté lo tristemente obvio: La banda era buenísima y le estaba rompiendo el culo a todas las otras bandas más jóvenes que había visto antes. Arrancó con mucha fuerza, notaba que los músicos eran muy buenos, y ahí se subió una señora con un tapado, con aspecto maltrecho, al escenario: Debbie Harry. Y Debbie cantaba mal, estaba visiblemente incómoda, y por la mitad del segundo tema se le cayó el micrófono al piso y se puso muy nerviosa y le costó agacharse para agarrar el micrófono. Era una señora cantando algo que no era ella, un fantasma de lo que había sido en un momento en el pasado, algo que no existía más. Un amigo me dijo lapidariamente : “Esto es patético”. Y nos fuimos, al segundo tema o tercer tema, a ver algún otro show. Horas después me encontré con alguna amiga que me dijo que disfrutó del show, porque “Era ella” y “Quería escuchar los temas, y verla, y yo estaba ahí, mirándola, contenta, pegada al alambrado”.


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Hace unos años fui a ver a Kiko Veneno a La Trastienda de Montevideo. Kiko en esa época estaba rozando los 60 años, y – como buen músico popular con un montón de trayectoria – hizo un show largo, de veintipico canciones. Y al final del show, antes de los bises, se lo notaba cansado, con poco aire, moviéndose más bien poco. El show fue muy bueno, lo disfruté, fui feliz, pero me quedó esa imagen como triste, de alguien que ama su trabajo pero que no está quizás al nivel de la vida del tour, de tocar tan seguido, de hacer sets tan largos.

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Creo que es una percepción muy personal. Supongo que tiene que ver con bueno, ser músico. Pero me afecta de sobremanera ver a un músico grande tocar por oficio, cansado. Me parece una imagen realmente terrible, más terrible seguramente de lo que sea, pero no puedo con ella. Tampoco tienen que ser músicos particularmente viejos, pero por favor: Si voy a un espectáculo lo último que quiero sentir es que la persona en el escenario estaría mas contento en su casa, viendo la tele con la doña.

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Cuando tenía 16 años viajé como demente a Buenos Aires a ver a la que en ese momento era mi banda favorita del mundo: Sonic Youth. Presentaban el NYC Ghosts & Flowers, quizás uno de sus últimos discos arties y experimentales. El show, que recuerde, fue buenísimo, con Kim Gordon tocando la trompeta, partes noise larguísimas donde nadie en el público de estadio sabía exactamente como reaccionar. No solo presentaron el disco, sino que tocaron varios «hits» de todos los tiempos, incluyendo temas raros y mu viejos. El mejor balance. Terminaron con una versión violentísima de Brother James. Aguante.

12 años después, ocurrió el sueño del pibe: ya que no sólo volví a ver a Sonic Youth sino que terminé compartiendo escenarios con ellos. Pero la banda que yo vi era distinta: Tocaban claramente en automático, las partes noise eran poco inspiradas, aburridas. Gran parte del repertorio fue del Daydream Nation, disco que estuvieron tocando de pie a cabeza hace un año o dos. Ya no los acompañaba Jim O Rourke en varios instrumentos, sino que estaba Mark Ibold, el bajista de Pavement, pibe que adoro pero que es un tronco magistral tocando el bajo y se pasó quietito mirando el bajo con miedo a pifiar. Kim y Thurston estaban más que divorciados: jamás cruzaron miradas en todo el show. Los temas estaban buenos, pero eran como una selección de los temas mas rockeros, violentos, y sencillos de la banda. Terminaron el set con un noise penoso donde Lee Ranaldo y Thurston se golpeaban las guitarras sin ganas, aburridos, sin violencia, onda “eeeh acá viene la parte del final donde hacemos bocha de ruido como en todos los shows que venimos tocando hace veinte años”. Que se yo.

Lo peor de la situación fue que el resto de mis amigos y mis compañeros de banda – excepto contadas excepciones – estaban enloquecidos con el show de los viejos rockeros de new york y les pareció la segunda llegada de Jesucristo con acoples y distorsión. Yo no entendía nada, y me sentí aíslado, perdido, con esa angustia estúpida de que tendrías que estar pasando bomba cuando en realidad estás más bien incómodo, pensando que seguramente el problema lo tenés vos.

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Es obvio que alguien va a leer esto y va a decir «Pará flaco, yo estuve en el recital de XXXX y estuvo genial, flasheaste cualquiera!». Una de las cosas hermosas de la música en vivo es su cuestión temporal, que es un conjunto de momentos, tanto de cada músico que esta tocando en ese momento así como de cada persona que esta en el público. Es todo totalmente subjetivo y lo que uno construye y ve en un show en vivo tiene que ver con la personalidad de una persona, con su estado individual en el momento del show, con su relación con el músico, etc, etc, etc. Es inabarcable. Si todo eso no estuviera en cuenta, no tendría ningún sentido escribir todo esto.

¿Qué es lo que vas a ver cuando vas a ver una banda en vivo? ¿Vas a escuchar una banda que te gusta, vas a escuchar simplemente «música»? ¿Es una banda que te gustaba antes, y hace años no escuchas, y vas a rememorar viejos tiempos? ¿O quizás vas a ver un músico que es importante para tu vida, y lo importante es el acto de ir a verlo, de estar en el mismo espacio que él?

Cuando me enteré que venía Chuck Berry, me dio curiosidad por cómo serían sus shows en la actualidad, y como buen nerd abrí una pestaña del navegador y busque algún show del año pasado en Youtube. Lo que vi era terrible, espantoso, indescriptible. Su artritis lo mataba y no podía tocar, literalmente. Tenía varios amigos que iban a ir , y  – sí todavía no habían comprado entrada al show – les comentaba lo más correctamente posible que vi unos videos y el viejo estaba en el horno. Algunos me decían que no les importaba, porque querían ver al viejo Chuck, al padre del rock n´roll. La mayoría salió espantada como si hubieran visto una obra siniestra de Marina Abramovic. Algunos pocos, fueron realmente a ver al viejo como el símbolo que es y salieron satisfechos.

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Hace unas semanas fue el show de Television. Estuvo bien, pero hubo varios problemas, y el principal es lo que estoy escribiendo en este post: Pocas ganas, poco entusiasmo, cansancio, no solo Gente Trabajando sino gente trabajando aburrida, en la oficina, cansada del mismo papeleo. Cuando tocaban los temas nuevos, las partes más experimentales y colgadas, estaban entretenidos y divertidos y estaba buenísimo lo que pasaba en el escenario. Pero después parecían aburridos, excepto el guitarrista que reemplazaba a Richard Lloyd (Jimmy Rip), que tocó con una sonrisa en la cara todo el recital. Verlaine estuvo amargo y lánguido, tocando un montón de solos, algunos muy inspirados, otros una serie de búsquedas sin llegar jamás a destino. Y cuando tocaron el gran hit de la banda («Marquee Moon») lo tocaron poco ensayado, sin groove, ni swing. Marquee Moon es un tema muy delicado y complejo, pero si sos Television, no podés darle el lujo de tocarlo más o menos, y hacerlo más corto, sin el regreso glorioso al final donde vuelven a empezar. A lo sumo punkealo y tocalo tosco pero copado, pero no por compromiso, de que hay que tocarlo de forma que zafe y que igual está todo bien.

O sea, a mi no me jodan: Si voy a un show de (por ejemplo) Iron Maiden estoy SEGURISIMO que van a tocar todo increíblemente ajustado, con fuerza, que van a ponerle todas las ganas durante cada show, y seguramente no haya el más mínimo pifie, y si lo hubo, sería un caso excepcional. Pero por sobre todo, que haya ganas, ímpetu, polenta. El show de Pavement del 2010 en Buenos Aires fue un festival de pifies, desprolijidades, mugre y distorsión, y fue PERFECTO, porque la banda fue así, y no lo tocaron sin ganas, fue puro entusiasmo, violencia, y una mala vibra increíble muy difícil de explicar. Eso garpa, eso está bueno, eso es un buen show.

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Por una serie de razones terminé sin ir a ver el show de Daniel Johnston en Montevideo: Poca plata, un estado de ánimo no muy favorecedor en ese momento,  estado que podía haberse amplificado por un show que tenía el potencial de ser un desastre: Ver a un músico viejo, con problemas psiquiátricos, tocando en vivo frente a un cientos de personas podría ser una algo terrible, morboso y voyeurista. Pero por lo que me comentaron estuve totalmente equivocado: Parece que el show fue genial, intenso, emocionante, que la backing band (Eté & los Problems) estuvieron super bien y se re ajustaron a la performance del cantautor. Le pregunté a un amigo sí estaba en muy mal estado Daniel Johnston, me dijo que sí, que medio temblequeaba, que tomaba agua todo el tiempo, que estaba como ligeramente perdido, que en algún momento derrapó, aunque no mucho. Después le pregunté si parecía estar contento. Me dijo que sí.


9 comentarios en “Dignified and Old

  1. Ezequiel

    Ja. Qué terrible. Yo vi el documental Flight 666 que documenta una gira de hace unos años y parecían estar muy en forma y tocar muy bien. Quizás fue la época, quizás las imagenes mintieron, quien sabe.

  2. Bell

    “eeeh acá viene la parte del final donde hacemos bocha de ruido como en todos los shows que venimos tocando hace veinte años” JAJAJJAJA. Me reí tanto con eso. Buen post, interesante mirada.

  3. Matias Ant

    Al mismo tiempo de Blondie, los Death in Vegas, daban uno de los mejores recitales de la historia (en mi opinion). Eramos 150, la mayoria estaba esperando a Debbie Harry.

  4. jav

    Hoy estoy de bastante mal humor y empapado de misantropía así que no me den mucha bola.

    Tal vez por no haber tenido ninguna banda favorita en mi adolescencia (yo llegué a la música tarde gurises) nunca pude entender el fanatismo de mis congéneres por los conciertos de bandas decrépitas.

    Ojo, respeto la necesidad de la gente de intentar sacarse las ganas de algo que no pudieron hacer cuando debían. Ahora además pagando fortunas por «estar ahi» Y es claro que para unos cuantos esa emoción es tan fuerte, o más, que lo que les hubiera pasado a los 15.

    Yo no voy a escuchar música en vivo para cumplir sueños del pasado. Es más, desconfío de ver una banda exitosa en un concierto de su mejor tour.

    Tal vez por haber tomado contacto con la música en vivo en noches inhóspitas de montevideo, desconfío de cualquier música en vivo donde haya más de cien personas.

  5. salvador

    Era cuando Death In Vegas había renacido con «Scorpio Rising». Yo estuve ahí y, sí, fue genial. Al leer este comment tomé conciencia de cuántos años hace que no escucho a Death In Vegas. Me voy a poner a escucharlos ahora.

  6. Ezequiel

    Qué loco que tocó en ese festival Death in Vegas! yo los «conocí» un año después, por ahí. Curiosamente hace un mes volví a escuchar el Scorpio Rising y el Contino Sessions y se mantienen muy bien. Hay mucha cosa de la época (la cantante de Adult, el mashup constante entre electrónica y psicodelia) pero tiene grandes canciones.

  7. josé

    Eze en ese festival los DIV estuvieron espectaculares, recuerdo la salida del baterista a calentar sobre el mismo escenario tocando la batería adelante de todo el mundo, 0 pose. Sabés que no coincido en el de SY y que para mí las partes de free jazz de Television fueron sublimes, aunque el reto tal cual como lo describís.
    Para que nunca decepcionen tenés a los YLT, siempre parecen estar tocando en el fondo de la casa de Hoboken, sin pretensión, sin presión, sin poses rockeras y con mucha frescura y energía, parece que el mundo se acabara luego que tocan ellos, aunque terminen el show con una balada. Muy lindo post.

  8. Plá

    Concuerdo en que ver a un músico tocar sin ganas es de las cosas más tristes do mundo. Eso fue para mi el show de Television acá en Montevideo. Decepcionante y decrépito. La incomodidad que transmitían era arrasadora. El sonido me pareció malo, las pifias eran constantes y más allá de algún destello de ponerle ganas, parecía que nunca se hubiesen querido subir a ese escenario. Del guitarrista sonriente que mencionás me quedó una duda, ¿puede ser que tuviese como un dispositivo en el sombrero que hacía que le cayera agua del mismo? Es un pire que por suerte no tuve solo (sino dudaría de mi cordura) pero ninguno de los que notamos eso nos fijamos lo suficiente como para quedarnos seguros. Ah, y la gente. ¿No querían como levantar un muerto y moverle los brazos y la mandíbula simulándole toscamente vida, de puro caretismo nomás? Un saludo cordial.

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