Spoon Week 04: Life Goes On Outside Despite The Nuclear Winter.

Is This The Last Time? (Stay Don’t Go Ep)

people working right outside my window all last night
it helps me get to sleep oh my oh my my
kids next door are making some noise
they never let you know when sometimes they have a party
let’s me know something’s happening
I don’t really mind something’s happening
when we say goodnight I wonder
is this the last time to live?
and I watch you wander so…out of
is this the last time is this the last time is this the last time?
people worked outside people right outside my window my oh my
right outside everyday oh my

Esta, en cambio, es la hermana polarmente opuesta de la canción de ayer. Su animo predominante es de parálisis, de absoluta depresión, de ese estado en el que apenas podes levantar un dedo para hacer algo y pasas días enteros deambulando por tu casa porque el solo hecho de salir te produce un nudo en la garganta.
La sensación de absoluto coma esta reforzada por la línea de teclado que sirve de sostén a toda la canción, que suena casi como uno de esos aparatos que vemos en las series sobre médicos que diagnostican el pulso. Pi…pi…pi…pi…pi…piiiiiiiiiiiiiiii. Sobre esa base se construye una melodía cuya única función parecería ser la de mantener con vida a Britt Daniel lo suficiente como para salir de su estado paupérrimo. Una canción de propiedades calmantes, casi como un narcótico. Con todo lo malo y lo bueno: inmovilidad y olvido.
Y la letra refuerza esa sensación de encierro ambivalente. Por un lado pareciera que el narrador aprecia el hecho de que afuera aún pasen cosas, de que la vida siga adelante: “la gente trabajando justo afuera de mi ventana / me ayuda a dormir”. Por otro lado pareciera que esta completamente amargado por el hecho de que el mundo no se detenga para registrar su depresión y que la gente siga haciendo su vida, yendo a fiestas, pasándola bien, moviéndose en un paisaje que él dejo detrás.
Es una canción solipsista, sin lugar a dudas. Y es una canción casi adolescente, que es la época mas solipsista de la vida, pero eso está bien. Porque como dice un amigo: “el amor es sobre todas las cosas estúpido”. ¿Y que hay mas estúpido y vital y energizante y hermoso que la adolescencia y la depresión adolescente y la sensación de dejar la piel en la pista sin importarnos que después podamos necesitarla?.


Spoon Week 03: There Is A Better World.

Anything You Want (Girls Can Tell, 2001)

If there’s anything you want
Come on back cause it’s all still here
I’ll be in the back room drinking my half of the beer
And if you and me is so right
Why’s it the same thing every night

It’s just a matter of time
It’s almost measurable
Imagination ain’t kind on us tonight

You’re at your best when you got the guns turned a
hundred eighty degrees
And finding out if it adds all up right
We go through all the same lines or sell out to
appease
But go to sleep in a bed of lies
I made my own more than once or twice

And now time is my time is my own
And I feel so alive yet feel so alone
Cause you know you’re the one and that that hasn’t
changed
Since you were nineteen and still in school waiting
on a light on the corner by sound exchange

Es raro escribir sobre esta canción de Spoon, ya que fue la primera que me gustó de ellos. Harán 3 o 4 años me bajé el “Girls Can Tell” (uno de los mejores nombres de disco de la historia) y luego de escucharlo un par de veces lo terminé archivando como “otro disco mas de música indie calculada y aburrida”. Excepto a esta canción, que me conmovió desde el primer momento.
No sé que fue, probablemente los teclados, que suenan tan optimistas y parte de un videojuego que empalagan un poco, o las guitarras que aparecen en el momento justo para puntuar la esperanza de la letra…pero algo de ella me conmovió.
Y es una canción rara, porque parecería que el narrador esta intentando darle sentido a un millón de sentimientos contradictorios. Por un lado es obvio que es una canción de amor, dedicada a algún sujeto perenne con el cual no termina de encontrarse. Pero por otro lado la canción tiene un tono completamente resignado, tranquilo, como habiendo llegado a hacer la paz con la idea de que nunca van a estar juntos. Es una canción en la cual el narrador es modesto al extremo: “If there’s anything you want / come on back cause it’s all still here”. SI hay algo que querés. Si no voy a seguir esperándote.
Al mismo tiempo parece reconocer las fallas de la persona a la cual el narrador le habla (“you look your best when you got the guns turned a 180 deegres”) pero de una manera empática, sabiendo que el también porta esas fallas (“But go to sleep in a bed of lies / I’ve made my own once or twice”), que todos somos compendios de elementos contradictorios que rotan como caleidoscopios y que así como podemos ser las mejores personas del mundo en un momento, luego podemos ser las peores. Como dicen los Butthole Surfers: “you never know just how you look through other people’s eyes”.
Combinemos esto con la música que es, como dije arriba, extrañamente esperanzada y tenemos una canción de amor no correspondido, deseo y anhelo curiosamente gentil, ecuánime, meditada. Una canción de amor madura y casi zen, en la que el narrador parecería hacer eco de lo que dice Donald Kaufman en “Adaptation”:
“Yo amaba a Sarah, Charles. Era mío, ese amor. Me pertenecía. Ni siquiera Sarah tenia el derecho a quitármelo. Puedo amar a quien quiera (…) Sos las cosas que amas, no las que te aman. Eso es lo que decidí hace mucho tiempo”.


Spoon Week 02: Half Words Whispered Low

Was It You? (Gimme Fiction, 2005)

We was walking through the park
Trying to get home before too dark
Who was it that we saw that night
Was it you?

Someone doing something not right
Shocked to see us interrupting their delight
Who was it that we saw that night
Was it you?

Tucked away inside of the wood
Tucked away inside and up to no good
Who was it that we saw that night
Was it you?

And we was cutting through the park
Trying to get home before too dark
Who was it that we saw that night
Was it you?

Was It You? ilustra otra de las características que mas se destacan de Spoon: la nocturnidad. La letra de la canción es muy sencilla y lacónica: un grupo de gente cruzando un parque ven una figura, una silueta haciendo “algo que no estaba bien” y el narrador luego le pregunta a algún conocido o amigo si era él. La situación es descripta en los términos mas amplios y ambiguos posibles, apenas unas frases cortadas que dan paso a la frase incrédula “Was it you?”. Pareciera que el narrador teme la respuesta tanto como la desea, en uno de esos típicos momentos que todos hemos pasado en el que queremos saber algo de otra persona tanto como no queremos saberlo. Nunca se nos explica porqué, nunca se nos permite profundizar en lo que el narrador siente o si en esa pregunta se esconde preocupación sincera por un amigo, curiosidad natural teñida con una sonrisa o ansiedad por descubrir algo de lo cual definitivamente no quiere saber nada. Nunca sabemos la relación entre el narrador y el interlocutor, que queda tan ambigua como esa silueta oscura.
En cambio, los Spoon dejan que la música hable por ellos. Las frases están desparramadas aquí y allá en medio de una base de batería que no cambia casi nunca y a la que progresivamente se le van agregando pequeños detalles, guitarras amorfas que apenas se escuchan, bajos que suenan como el latir de un corazón nervioso, sintetizadores que parecen reproducir la sensación de sacarse las hojas de la cara y escuchar murciélagos volando al lado de tu cara. Y, finalmente, el sonido de la lluvia que barre todo, reemplazando las (in)certezas con espesa niebla.


Spoon Week 01: All Those Missed Deadlines.

Mi chart de LastFm no me deja mentir: Spoon es la banda que he estado escuchando, casi ininterrumpidamente, durante todo enero. Ya se que les quemé la cabeza demasiado con ella, que mi devoción no conoce límites (un amigo me dijo que tenia que dejar de escucharlos o me iba a empachar y por momentos temo sus palabras: ¿que sería de mí si llegase el día en que Britt Daniel y sus amigos me produjesen repulsión?). De hecho, mis amigos en la vida real se dividen en dos grupos: aquellos a quienes les vendí Spoon por cansancio y aquellos a quienes todavía no se los hice escuchar lo suficiente.
El hecho es que cada día que pasa más rebota en la cabeza la frase de Eric Harvey de Marathon Packs: “me gusta Spoon porque siento que él esta de mi lado”. Como suele suceder con las bandas en las que uno invierte mucho emocionalmente, las canciones se vuelven parte fundante de la vida y uno realmente siente que le están hablando, que están compuestas para musicalizar exactamente ese momento que estas pasando.
Toda esta introducción es solo para comunicarles que los voy a torturar durante una semana con un tema de Spoon por día, aunque sean una de las bandas de las que más se habla en internet, aunque ya existan grandes cosas escritas sobre ellos. Solo porque soy un obsesivo que tiene que purgar sus obsesiones en público, casi como un exhibicionista.
Y comenzamos con…

No, You’re Not. (A Series Of Sneaks, 1998)

Porque sin lugar a dudas es la canción que mas escuché este mes, porque es un buen punto de partida al estar incluida en su segundo disco, porque es una canción de 1:41 que dice TODO sin necesidad de mas tiempo, porque al estar en una situación intermedia entre lo primero (mas punk y crudo) de Spoon y lo último (minimalista y refinado) es una rara combinación: minimalista en longitud y letra, pero con un decidido vuelco punk en su composición musical.
Lo que me zarandea y conmueve de esta canción es la manera en que la letra y el modo en que está cantada traicionan una fragilidad emocional que la música parece negar todo el tiempo.

go knock them dead okay kid
I’m not a man, at least not yet
I’m not a man just a pillar of salt on the ground
tell us your name that’s what they say
I ain’t got a name just a current address
and I said
know what you know
I never thought a kiss could be

I never thought a kiss could be

I never thought a kiss could be

I never thought a kiss could be so cold

so now the pissoff’s taking hold
and you can tell they’re all looking at you
feel so inert it starts to hurt
so that’s your name and I tell myself
don’t say that you’re coming cause no you’re not
don’t say that you’re coming cause no you’re not

don’t say that you’re pleased with me cause no you’re not

don’t say you’re going back cause no you’re not

Es obvio que el narrador esta en medio de una relación no correspondida o al menos complicada. Lo curioso de la canción es que en manos de otra persona, de otro compositor, podría degenerar en una plétora de lugares comunes, en un festival de la emoción, en una cosa completamente sentimentaloide, directa, un lugar común del desamor.
Pero Britt Daniels es un tipo famoso por su reserva, por sus letras que, sin llegar a ser crípticas completamente, parecieran no querer dejar traslucir casi nada de su dolor y sus sentimientos. La naturaleza fragmentaria de la letra es su fuerte, compuesta por imágenes de impotencia e insignificancia que nunca llegan a coagular en una sola parrafada en contra de su amor no correspondido. Uno siente que no hay rencor en las palabras de Daniels, solo un enorme sentimiento de impotencia, una aceptación resignada de que las cosas no van a cambiar.
La reserva con la que encara esta letra hace que las frases que terminan ambos versos sean aun mas devastadoras. Es increíble la manera en que repite mecánicamente “I never thought a kiss could be…” 3 veces hasta animarse a completarla con “…so cold”, como si estuviese completamente ATERRORIZADO de sus sentimientos y supiese que el verbalizarlos solo va a hacerlos mas reales e inescapables y que el admitir que un beso es frío es admitir que no tiene chances.
Las ultimas estrofas del segundo verso son las únicas que destilan algo de amargura, pero una amargura derrotada, desanimada. Incluso la frase que las precede “And I tell myself” parece indicar que esas frases en realidad están destinadas a otra persona, pero sabiendo que nunca va a poder decírselas a la cara, sabiendo que en esa relación no hay ni siquiera lugar para expresar sentimientos, para comunicar aunque sea su decepción, no tiene mas remedio que repetírselas a sí mismo.
Como en una conversación imaginaria en la que nos enredamos, frustrados, agotados, ansiosos, sabiendo perfectamente que esos sentimientos van a tener que guardarse en una caja hasta que la temporada de lluvias pase.


Absolutamente Moderno (Selecciones Caprichosas y Aleatorias)

Lindstrom – There’s A Drink In My Bedroom And I Need A Hot Lady.
Esto para mi es “disco épico”. No puedo evitar sentir que la canción comienza y me transporta a la entrada de algún boliche setentoso. Me acompaña a la pista de baile, trago en mano, en búsqueda del movimiento de cadera perfecto.
Luego de muchos daiquiris me siento en un cómodo sillón forrado en vinilo y me despierto en una nave espacial donde bellas marcianas bailan vestidas con minifaldas plateadas. Me sirven un martini. De fondo, una banda de gorilas tocan los bongoes. Justo cuando me estoy poniendo cómodo y he logrado eliminar las arrugas de mi traje, los robots de limpieza se sublevan y debo huir.
Escapo en una pequeña nave espacial con forma de aceituna y me asiento en el Caribe donde participo de una fiesta calipso. Pasan unos surfers por ahí. De pronto me veo forzado a huir porque los locales quieren convertirme en zombie. Por suerte no mancho mis zapatos, pero me desmayo y sueño con Granada bajo el dominio de los musulmanes. Cuando me despierto estoy en un barco rodeado de inmigrantes de los Balcanes que me dicen cosas como “muslo” y “baratija”. Llego al puerto y me encuentro con una ciudad afanosa y enorme. A mi derecha hay gruesas columnas de humo y chimeneas y adelante se encuentra el distrito comercial.
Aunque no vivo en una ciudad portuaria, camino seis cuadras, subo por escaleras crujientes y, sabiendo que es mi departamento, abro la puerta del segundo f y me echo a dormir.

Lifetime – Northbound Breakdown
Hubo una época en que quería ser skater, iba a festypunks que terminaban a las 7 de la tarde y escuchaba Lagwagon. Fue la primera diferenciación conciente que tuve, la primera marca de estilo y grito de unión a una tribu. De esa época, hay algunas cosas que han sobrevivido en mi discoteca, pero son muy pocas. Y de ese puñado de bandas, Lifetime es una de las que mas me conmueve.
Vinieron en una gran caja de discos que me prestó uno de los pocos straight de la ciudad y de la cual rápidamente eran casi los únicos que salían (junto con Refused). El disco era “Jersey’s Best Dancers” y tenia ese himno gigante que es “Cut The Tension”. Ahora se reunieron y pareciera que nunca dejaron de hacer música. Como preservados criogénicamente, como surgiendo del Pozo Lazaro junto con Ra’s Al Ghul.
Hay algo en Lifetime que resume ese doble sentimiento de tristeza y esperanza mezcladas tan propio de la adolescencia. En los coros sing-along, en las increíblemente pegajosas guitarras, en los cambios de tiempo (como para correr) de las estrofas. Y también en ese puñado de palabras que grita Ari Katz por linea, que hablan de amores casi imposibles y de escuchar a The Clash. Y lo que cantan es tan sincero, sentido, que es una de las pocas bandas capaces de hacerme sentir de 17 de nuevo. Y feliz de serlo.

Sally Shapiro – Anorak Christmas
No tengo mucha idea de quien es Sally Shapiro. Ví una foto y se parece más a la cantante de los Delgados que a Annie. Un día su disco apareció en Robot Rock y resulta que nadie la había tenido en cuenta antes. Hace una especie de techno pop que le debe mucho a la noruega, que es medio monótono a veces, pero cuando logra combinar su evidente sensibilidad indie con sus aspiraciones pop, logra canciones muy hermosas.
Esta es una de las mas atípicas del disco, la mas twee y también la que mas suena como un hit fm de los 80 por alguna banda new wave ignota. Sally le canta a un chico de manera desesperada sobre una base de baterías y sintetizadores que parecen la melancolía misma y que ejemplifican el “synth pop triste”. Si esta canción sonase el próximo sábado a la tarde lluvioso por Aspen, todos nos sentiríamos asombrados y un poco tristes (pero felices de estar triste) y probablemente nos parecería que existe desde siempre.

Fujiya & Miyagi – Collarbone
Hay una especie de tendencia musical reciente que consiste en que los nerds y fanáticos de las computadoras, los ruiditos, los tipos raros que usaban anteojos y eran coleccionistas de kraut, los que jamás podrían integrar una banda de rock, los que habrían sido los nuevos Aphex Twin o Stereolab hayan comenzado a armar bandas en donde todas estas influencias están presentes, pero las combinan con un evidente amor a la música negra y con una temática en las letras que tiende a hacerse cargo de cierto imaginario nerd y perdedor al mismo tiempo que lo cubre con grandes dosis de ironía y auto parodia. Hot Chip es el caso mas paradigmático, pero Fujiya & Miyagi entrar en esa categoría de cajón.
Tres datos comunes sobre Fujiya & Miyagi: no son japoneses, son ingleses; no son dos, son un trío; tienen mucha influencia de Can y Neu. Eso es lo que probablemente lean en cualquier reseña. Pero, mas allá de esos rasgos superficiales, lo interesante es como se apropian de esas influencias y de alguna manera las reproducen de un modo que es nuevo.
Esta canción es quizás el mejor ejemplo de eso. Sobre una base que podría pertenecer a algún tema funk de los 70, cantan sobre caerse pisándose los cordones de las zapatillas, quebrarse el cuello y tener que comprarse unas nuevas zapatillas para “saltar alto”. Una letra que parece compuesta por un perdedor inocente y adorable en la escuela secundaria. Sin embargo, al combinar elementos divergentes entre la música y la letra, la impresión que nos queda de Fujiya & Miyagi es completamente la opuesta: que son 3 outcasts a los cuales no les interesa integrarse, porque saben que son más inteligentes que nosotros. Y encima pueden reírse de ellos mismos. Clever punks, they are.

The Apples In Stereo – Skyway
¿Se acuerdan del ultimo disco de los Apples In Stereo que por poco nos hacia sangrar los oídos de tan comprimido que estaba el sonido?. Bueno, hay buenas noticias. No solo su último disco no les va a producir heridas, sino que esta repleto de esas canciones optimistas y soleadas que tan bien les salen.
¿Como decirle no a un disco cuya segunda canción es esta?. Un especie de autito perfectamente tuneado que se mueve hacia adelante sin ningún problema y que nos tiene cantando a la segunda estrofa. Ahora que Kevin Barnes se deprimió, la última banda verdaderamente feliz del mundo. La letra no tiene mucho sentido, pero comunica una sensación de furia justa, de reproche, de frustración. E incluso con ese sentimiento ominoso los Apples logran un hit que podría alegrar los picnics de Riverdale.

Teddybears (Feat. Iggy Pop) – Punkrocker
Los Teddybears son un grupo de muchachos de Suecia que comenzó siendo una banda grindcore a principios de los 90. Con el paso del tiempo se dieron cuenta que adorar la oscuridad no los llenaba y se comenzaron a mover así la electrónica y el pop. Evidentemente a Satán le gusta bailar porque hoy en día son un grupo que se da el lujo de trabajar con Annie, Robyn e Iggy Pop.
El disco que sacaron el año pasado es enormemente recomendable, aunque quizás sea un poco repetitivo en las canciones que no tienen una “estrella”. Justamente esta es una de las colaboraciones que mejor funciona. Lo que tiene de bueno esta canción, lo que la vuelve realmente catártica es la sensación de derrota que imprime Iggy Pop a la letra. En vez de ser un hit punkie facilongo, que es lo que muchos harían teniendo a Iggy Pop para que cante, se parece mas a una suerte de balada alla “Candy”, extrañamente conmovedora.
Iggy canta “Porque soy un punkrocker / Si, lo soy” con un cansancio enorme sobre una base repetitiva e impregnada de tristeza, que pareciera ser la banda de sonido de alguna última batalla en la que no se puede triunfar. Y quizás eso diga más de Iggy Pop que sus últimos dos o tres discos.