Más Mujeres

A causa de mi reciente desconexión de Internet en el trabajo(el horror, el horror…), le pedí a Dario unos libros en PDF para leer. Hoy, martes, terminé de leer el primer libro, “La bondad de las mujeres”, de JG Ballard. Son unas 300 hojas y lo liquidé en unos 4 días. Creo que el año pasado solamente logré leer dos o tres libros, y todos bastante cortos. Y ahora, en menos de una semana, terminé de leer un libro en el cual estaba interesado hace años. En fin.

Había leído que “La bondad de las mujeres” era una autobiografía semificticia sobre la vida del escritor, centrada mayormente en su vida luego de su juventud en Shanghai. El libro va girando sobre las mujeres del título, sus amantes, su esposa, y las compañeras que la acompañan luego de que su esposa muera inesperadamente. Sabía que una particularidad del libro era cómo se representaban todos los actos sexuales, de una forma casi clínica, fría, contrastada con la calidez con que las retrata. El libro va siguiendo toda su vida y avatares y la de su grupo de amigos hasta que finaliza muy apropiadamente en la filmación de Empire of The Sun, su primer libro autobiográfico adaptado al cine donde vive lo mismo que narró al comienzo del libro de nuevo, en su propia vida, en un stage con actores. Una ficción dentro de una ficción dentro de otra.

Lo que más me inquietó del libro justamente fueron las partes donde se describían los actos sexuales, pero precisamente por lo adecuadas que me parecieron sus descripciones. Tal vez podrían ser frías y estériles las formas en que nombra los órganos y las partes del cuerpo femenino que lo obsesionan (los muslos, axilas, cicatrices, estrías, moretones), pero yo me sentí totalmente en casa. O sea, era la forma en que yo también podría perfectamente describir esos actos. Supongo que lo que le fascina a Ballard es esa comunión extraña entre los sentidos, los órganos, la relación que tiene el sexo con los sentimientos y afectos. En el libro se narran actos sexuales que se dan luego de 15 o 20 años de tensión y expectativa, pero en ese momento tocar una vagina sigue siendo tocando una vagina y el sexo y el vínculo emocional están tan juntos como separados.

Esa dualidad es la misma que le interesa tanto con los autos como extensión mecánica del cuerpo, con el choque y los caños torcidos y deformados como metáfora del coito: El Hombre y La Máquina como uno solo. Pero por sobretodo la dualidad más intensa en su obra es la de La Mente y El Cuerpo, tan separados como en esa descripción de David, su amigo y compañero en las fuerzas aéreas, que, mientras coge con una prostituta, mira al narrador constantemente “con una extraña mirada de inocencia y confianza”. Ballard sabe que esta viviendo una visión un tanto extraña, como si viera todo el mundo tras un lente de pez, o debajo del agua, o adentro de un sueño repleto de violencia y muerte. El libro narra cómo vivir una vida adulta dentro de esa burbuja, cómo hacer una vida sobre ella para terminar siendo un viejo digno y en paz con ese mundo extraño, monstruoso y bello.


Néstor.

En el 2002 yo tenía 17 años y cursaba mi último año de secundaria. Con uno de mis compañeros, un tipo alto que jugaba al básquet, con un padre abogado con libros de política y de la dictadura en su casa, hablábamos de política aunque no sabíamos aún que hablábamos de política. En ese año a caballo, un tanto desdibujado, me decía: “A mí me gusta Kirchner, lo veo como un político polenta, pero para el 2007”. Quién sabe quién elucubrábamos como el candidato con más chances para el año siguiente. A veces me acuerdo de López Murphy. Todo se precipitó y en el 2003, la primera vez que voté, con 18 años flamantes, voté a Néstor Kirchner sin saber muy bien por qué. Me acuerdo de Menem saliendo por el televisor del bar de la facultad diciendo que nunca había perdido una elección y que se retiraba triunfante.

Hoy y ayer fui a la Plaza de Mayo, conmocionado, triste. Había chicas con marcos de anteojos blancos. Viejos con sacos gastados y bigotes gigantes comiendo hamburguesas. Una mujer cambiando los pañales de su hijo sobre un banco. Un morocho todo vestido de azul con pantalones cortos frente de los móviles de la televisión. Una joven vestida de hippie a metros nuestro que saltaba y lloraba y cantaba al mismo tiempo. Mucha, mucha, gente en silla de ruedas, en muletas. Sindicalistas gordos que aplaudían y mostraban los dientes. Una cola de gente increíble, que seguimos durante cuadras, donde las caras mareaban y confundían. Donde se mezclaban trajes, chombas, musculosas, zapatillas y zapatos. Lo que casi todos tenían en común eran sus ojos húmedos, una catarata donde no había vergüenza en sacarse los anteojos y limpiarse con la manga de la remera.

Me encontré el miércoles con mi amigo Fabrizio, al que conocí en mi primer año de Historia, lloraba y decía “Esto es lo lindo, ¿no?”. Con él nos juntábamos en el 2003 y 2004 a fumar porro y hablar de ese gobierno que comenzaba y del que veíamos muchas cosas a ritmo de vertigo. Él no tenía trabajo, yo tampoco, para él el menemismo era algo presente, para mí era un recuerdo difuso, yo no me había dado cuenta de que el país se caía a pedazos hasta el final. Venía de una familia donde la Marcha Peronista sonaba desde chico y yo de una familia donde mi padre se definía peronista pero se sentía en la obligación de defender a Menem, a veces, con dudas, como si siempre se esperase que volviese a ser lo que alguna vez prometió.

En el medio no sé que nos pasó. Bah, puedo saber que me pasó, que creo que es lo que les pasó a varios: nos recibimos, trabajamos precarizadamente, vimos luchas que se perdieron y momentos en los que todo estaba mal y también vimos triunfos fulgurantes, nos pusimos de novios y nos peleamos y aprendimos sobre el compromiso y también sobre ser un poco hijo de puta, escribimos mucho, discutimos con amigos, de pronto comenzamos a ver como nacía algo en nosotros que ni nosotros sabíamos que estaba. Ese mismo agujero que intentábamos cubrir escuchando discos, leyendo comics y novelas, viendo películas producidas por jóvenes llorones de Nueva York.

Para algunos lo importante fue la conmoción inicial de ese presidente que se tiraba al público y se rompía la crisma, que agarraba el bastón al revés. Comenzábamos a leer blogs, aquellos primeros blogs rioplatenses del 2003 y lo veíamos comentado por tipos que oscilaban entre la incredulidad y el cinismo. Otros tantos quedaron indeleblemente shockeados por la obra de gobierno inicial de Néstor, por esos meses y años brillantes donde todos los días parecía haber una nueva decisión. Para otros lo importante vino después, circa 2008 cuándo de golpe todos te puteaban si decías que eras peronista (y mucho menos kirchnerista) cuándo te miraban con cara de suficiencia y cuando todo parecía perdido. Para otros fue la apuesta posterior, el redoble de tambores que de golpe dio vuelta la tortilla. Quizás para unos cuantos muchos fue El Bicentenario.

No importa. Lo que importa es que en el medio este tipo estrábico y su esposa nos metieron un cable de alta tensión en el culo y nos hicieron saltar.

Mariano Canal escribe que “se cierra un ciclo iniciado en 2001: el arco sentimental y político de mi (nuestra) entrada a la adultez”.

Ezequiel, un amigo de Tucumán que en estos años perdió a su madre y tuvo que comprar una casa y aprender a vivir completamente solo, quién fue uno de mis primeros interlocutores a la hora de discutir sobre Néstor y Cristina, me manda un mensaje: “Intente tocar ese cajón, compañero”.

Dario, uno de aquellos con quienes en estos años comencé una de las empresas colectivas más lindas en las que participé, que jamás fue nada que se le pueda achacar K me escribe: “Me emocioné en la plaza, gran consigna Néstor con Perón el pueblo con Cristina”.

Mi novia, a quién la escuche defenestrar la asignación universal por hijo, lloró como nunca todo el miércoles, todo el jueves, no entendía que le pasaba, no podía estar en la plaza más de dos horas porque todo la abrumaba. Se enojaba, me puteaba por cosas que no tenían razón y sin saber por qué.

Yo no había dormido todavía cuándo me llamó mi primo Facundo, un tipo con el que discutí mil veces, un liberal clásico que detesta aquello difuso que se llama peronismo, el primero que me habló, notablemente conmocionado y me dijo “Viejo, sorry que te despierte pero creo que tenés que estar despierto ahora. Se murió Kirchner”. Y yo no lo podía creer.

Y creo que todo se resume en esas palabras de Diego Vecino, que fueron dos twits que casi pasaron desapercibidos y que cada vez que leo me conmueven y me llenan de lágrimas: “Néstor le enseñó muchas cosas a mi generación, compañeros. Casi casi que nos salvó. Hace diez años yo no me hubiese imaginado a mi generación llorando a sus líderes o llorando por nada.”

Es eso, compañeros. De la nada surgió alguien que, de golpe, nos hizo creer que se podía triunfar en algunas cosas, con todos sus defectos, con todas sus limitaciones. Que, quizás, la política podía servir para las mejores aspiraciones humanas, para no tener que caminar por las calles de una ciudad argentina cualquiera y sentirse tan solo, tan abrumado por todo aquello que vemos, ya sea pobreza, tristeza o apatía. El reverso de eso que vivimos, que al fin y al cabo fue ese momento de nuestras vidas donde todo se vive más intensamente que el acero al rojo, son todas esas lágrimas que no pudimos contener.

Nuestra identidad se marcó, se construyó, al mismo ritmo con la política que con el arte o el amor. Y por ello, eternamente agradecidos, Néstor.


Una vez, conversando con la madre de un amigo, me dijo que el principal motivo para el que estaban hechas las canciones era para recordar, al escucharlas, algún momento de tu vida. Exactamente eso es lo que me pasa con Vargas Llosa.

Recuerdo tener once años y, sentado en medio de una casa casi vacía, mientras mi madre terminaba de preparar la mudanza, y en La ciudad y los perros Ricardo llegaba a Lima, sentir, por primera vez, como la literatura me volaba la cabeza.

Recuerdo escuchar a mi padre hablar de los momentos finales de la utopía de Canudos, cuando los discípulos rodean el cuerpo ya inservible del profeta. Recuerdo su risa, y recuerdo la mía cuando, al tiempo, llegué a leer la misma escena que él contaba.

Recuerdo despertarme temprano un día de playa, antes de los quince, y acostarme en la sala de una casa que ya no existe a aprender que los celos son un gusano que te roe, y que es posible, e incluso valiente, no hacer nada, no tomar partido por nada, con tal de que no lo tomes por lo que sabes que está equivocado.

Recuerdo Ecuador, pero más recuerdo Santo Domingo, aunque jamás lo he pisado, y la media luz de la espera al costado de una carretera.

El 7 de octubre una parte importante de mi vida recibió el Premio Nobel de Literatura. Y yo, por primera vez, lloré de alegría.


Las Islas Invisibles

Bienvenidos a otra edición de terrible cuelgue wikipediano. Ya tuvimos mapas antiguos, montañas, y ahora seguimos con las islas, lo cual me hace darme cuenta que tengo cierta afinidad por los temas geográficos.

Creo que fue a causa de un post en metafilter que nombraba un estudio sobre la sexualidad en Samoa, que terminé leyendo sobre esas pequeñas islitas del Pacífico. No había nada muy interesante en realidad, aunque me llamó la atención como puede funcionar una cultura viviendo así tan aislada del resto del mundo. Ahí fue cuando empecé a revisar otras islas y naciones cercanas. Rápidamente encontré a Tuvalu y las cosas se pusieron muy interesantes.


Tuvalu es, después del Vaticano, el estado menos poblado de mundo. Tiene tan solo 12.000 habitantes. Son 5 islitas y 4 atolónes. Acá tienen un link a google maps mostrando uno de los atolones. El terreno de los atolones es muy malo y no sirve para el cultivo. La elevación más alta de Tuvalu es de tan solo 4.5 metros, lo cual hace que toda la nación pudiera hundirse en el caso de que el nivel del agua suba. Tampoco tienen agua, y el agua para beber se consigue exclusivamente de la lluvia, lo cual produce escasez.

En Tuvalu no hay recursos, así que básicamente viven de la ayuda de Inglaterra, así como de Nueva Zelandia, Australia, y Estados Unidos. Los únicos trabajos estables y asalariados son del gobierno. Una de sus fuentes de ingresos es, bizarramente, la venta de los dominios .tv que son de su país.
En cierta forma, Tuvalu esta detenida en un extraño tiempo semi-colonial. Hay un sistema comunitario, donde cada familia se dedica a una tarea específica (pescar, construir casas, etc). Hay pequeños negocios del gobierno donde venden comida y alimentos.

Siguiendo por la polinesia, tenemos a Nauru, que es la nación-isla más pequeña: tan solo 21 km de diametro. Aca pueden verla en google maps.


Tiene 14.000 habitantes y básicamente es una gran piedra de fosfato. Está rodeado de arrecifes de corales, por lo cual es una isla que no tiene puerto. El desempleo es de 90%, y casi todos los que trabajan, al igual que en Tuvalu, trabajan para el gobierno. ¿Que hace toda esa población desempleada? Aparentemente solo come y come, porque Nauru es la nación más obesa del mundo: El 90% de sus habitantes tienen sobrepeso, y el 40% de la población sufre de Diabetes. Yay.
Supongo que me habré colgado con este tema debido a que uno no se puede imaginar muy bien como sería vivir en una isla tan aislada, uno como buen citadino tradicional de país colonizado por europeos. Es todo bastante alienígena y extraño. Y hay decenas y decenas de paises o pequeñas provincias ahí, perdidas. Hablaba con Dario al respecto, y me decía “¿Pero conoces de Surinam? Sabes que es acá en Sudamérica? ¿Sabes que ahí hablan Holandés?”
Pero bueno, volvamos a las islas, y al siguiente objetivo del viaje, que fueron las islas del Caribe. Hay cientas y hay un montón interesantes. La mayoría igual son colonias, muchas inglesas. Una de mis favoritas es Montserrat.

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La población de Montserrat es muy chica, unas 4000 personas. Llegó a tener 14.000 habitantes pero ocurrió algo. Algo así como que un volcán de la re puta madre entrara en erupción y dejara la mitad de la isla totalmente inhabitable, incluyendo su capital, Plymouth, cubierta de 12 metros de lodo. Así se destruye una ciudad, estimados.


En google maps se puede ver Montserrat, y se puede notar clarísimo como quedó la mitad de la isla convertida en un manchón gris y muerto. El volcán a la fecha sigue activo.

¿Algo más sobre Montserrat? ¡Sí! George Martin armó un estudio ahí, donde se grabaron un montón de discos en los 80s. El estudio convirtió la isla en un lugar bastante popular, por el atractivo de grabar un disco en una isla paradisíaca en la concha de pato. Ahí se grabaron discos de Elton John, The Police, Rolling Stones, Duran Duran, Rush y The Police. Oh, los ochentas. Lamentablemente un huracán horrible destruyó un montón de edificios en 1989, incluyendo los estudios.

Sigamos. Tenemos a San Martín, otra isla caribeña, que está dividida en dos: la mitad norte es francesa, la sur es holandesa. O sea, se llamaría en realidad «St-Martin / St Maarten».
Hay cierto folklore sobre la división entre ambas zonas. Según la leyenda, cada mitad eligió a una persona para que vaya caminando de un extremo a otro de la isla, y marcando una línea que separará ambos lugares. La francesa terminó siendo más grande, supuestamente por que el caminante frances había tomado vino en su trayecto, mientras que el holandés cerveza, lo que lo volvió más lento.
San Martín es una de las ‘islas de lujo’ que hay en el caribe. Casinos, tiendas, playas nudistas, free-shops y mucho, mucho dinero.
Cerremos con mi favorita, la isla de Saba. Saba es la isla más pequeña de las Antillas Holandesas. tiene 1.400 habitantes. Y así se ve desde un avión:

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(link a google maps aquí)
Hace unos siglos, era una isla de piratas y punto de traspaso y mercadeo. Luego se fue poblando lentamente con muchos ingleses, escoceses, holandeses y africanos.

Saba tiene un montón de cosas interesantes. Por ejemplo, en saba hay solo una calle. Se llama, apropiadamente, “The Road”. Se construyo en 1940 y tardaron como 10 años para que al fin apareciera el primer vehículo a motor. Andar en auto por “The Road” parece ser algo muy peligroso y la calle esta repleta de curvas.
Otro dato interesante es cierta endogamia, a causa de su población. Son muy pocas familias, y parece que se repiten mucho los apellidos, siendo los más populares Hassell y Johnson. Saba, además, tiene el aeropuerto más pequeño de mundo. La pista mide 400 metros y solo 3 modelos de aviones pueden aterrizar.


Saba se dedica mucho al turismo, particularmente al buceo, a causa de sus arrecifes de coral. Esta aislada, y es muy poco conocida todavía, por eso sus costas y terrenos estan muy cuidados y son casi vírgenes. Parece un lugar tranquilo, y así se ven sus casas y sus calles, y con esta foto cierro el post. Si alguien quiere ir, que avise.


MONTAAAÑAAAAAASSSS!!

Este post viene a ser una continuación espiritual de este otro, donde me dediqué a pasear por la wikipedia y encontrar información de mapas antiguos. En este caso, el tema que me hizo perder como 5 horas fueron las Montañas. Aquí vamos.
Todo empezó de una forma inocente, abriendo la wikipedia y tipeando «Mount Everest». El Everest es aburridamente conocido, pero algo interesante supongo que tendrá, ¿no?
Y en sí, no hay mucho nuevo. Sigue siendo la montaña más alta del mundo, y es un paseo casí turístico, y muchos alpinistas profesionales o novatos pagan un montón de plata para subir. Pese a sus 8.848 metros de altura, no es la montaña más difícil ni complicada de escalar, y ya subieron más de 4000 personas a su punto más alto. Se encuentra en los Himalayas, donde estan las catorce montañas que superan los 8000 metros de altura que existen en el mundo.
Lo primero que me pregunté fue «Bueno, si el Everest no es la montaña más difícil de escalar, ¿Cual es la más complicada?» Una respuesta probable parece ser K2, la segunda montaña más alta del mundo (8.611 metros).

Lo interesante de K2 ya comienza con su nombre. ¿Porque K2, ese nombre tan técnico, abstracto, como si fuese el de un monstruo innombrable? Aparentemente uno de los primeros exploradores, al anotar y mapear esa zona, le puso nombres a los dos picos más prominentes, a los cuales nombro K1 y K2. Las normas indican que en la medida de lo posible, se mantengan para las montañas los nombres locales, pero K2 jamás tuvo un nombre local – esta demasiado aislada, y nunca fue accesible desde ninguna población cercana. Se promovieron algunos nombres locales pero ninguno realmente se acostumbró a usar, así que se siguio utilizando «K2» hasta ahora. El cual me gusta. Fosco Maraini, un alpinista italiano, lo definió así: «…just the bare bones of a name, all rock and ice and storm and abyss. It makes no attempt to sound human. It is atoms and stars. It has the nakedness of the world before the first man – or of the cindered planet after the last.»

A pesar de ser un poco más baja que el Everest, se la considera mucho más complicada, principalmente por el clima (vientos y tormentas que pueden durar días), por ser tan empinada, y su altura desde la base al pico es mayor. Comparando con el Everest (4000+ personas), solo 299 personas escalaron la K2, y en varios intentos, 77 fallecieron. O sea: aproximadamente 1 de cada 4 personas mueren al intentar subirlo.

(Algo buenísimo de wikipedia comons, con respecto a articulos relacionados con la naturaleza, son la cantidad de buenas fotos y en gran resolución. Acá esta la foto que decora el post, en 1600×1200.)

Sigamos. Annapurna es una serie de montañas de los Himalayas, con varios picos, donde el más alto (Annapurna I) alcanza los 8.100 metros. Los picos del Annapurna son terriblemente peligrosos, con un nivel de mortalidad de un 40%. Todo mal. Pero miren que lindos que son:


Luego tenemos a Nanga Parbat, con su nombre de malo del Mortal Kombat, también en los Himalayas, en Pakistán. Nanga Parbat es terriblemente empinada, y su cara sur es un muro gigante de 4600 metros de altura.


Volviendo a ver por altura, tenemos al Everst, y a K2. El tercer pico más alto se llama Kangchenjunga. Y en su página encontré una descripción que me pareció totalmente salida de un cuento de Borges:
«Kangchenjunga significa «los cinco tesoros de las nieves», ya que contiene cinco picos, cuatro de ellos de más de 8.450 metros. Los tesoros representan los cinco repositorios de Dios, que son el oro, la plata, las gemas, los granos y los libros sagrados.»
Cuando fue escalada por primera vez, en 1955, la expedición británica respetó las creencias de los pueblos y se detuvieron unos metros antes del pico, que es considerado sagrado. Se mantiene esa tradición, y la mayoría de las escaladas completas nunca llegan realmente al tope de la montaña. Es una montaña sagrada, y no esta permitido subirla, al menos desde el lado que se encuentra en la India.

Si salimos de los Himalayas, tenemos al Monte McKinley, en Alaska. Para algunos se lo podría considerar más alto que el Everest, ya que este último ‘empieza’ a unos 5000 metros de altura (en la «base» del Tibet), mientras que el McKinley se eleva desde los 600 metros. De aspecto, supongo que parecería más alto.

El nombre nativo de McKinley era»Denali», «the high one», o «la más alta».  El nombre McKinley, proviene de quien fue presidente de los Estados Unidos, William Mc Kinley, quien tenía una cara bastante  jodida). El nombre fue elegido de forma promocional para él, más bien una maniobra política totalmente olvidable y estúpida. El nombre sigue en controversia y algunos siguen llamándole Denali.

«Ok, estas son montañas muy altas. Pero saliendo de ese limite de altitud, cuales son los más jodidas de escalar?» La respuesta son picos extremadamente agudos, donde ya la altura no importa tanto Porque son caídas prácticamente verticales. Con ustedes el Monte Thor, en Canada,  con una pendiente de 105 grados:

En la misma categoría, no tan verticales pero más altas, estan las Trango Towers.

Unos picos infernales en Pakistán, que se consideran las escaladas más difíciles del mundo. La torre principal mide unos 6.000  metros, y es prácticamente vertical.

Si nos acercamos un poco, lo más cercano que tenemos es el viejo y querido Aconcagua, en Mendoza. 6.900 metros, es la montaña más alta fuera de Asia. ¡Y es muy accesible! Aparentemente es una montaña relativamente fácil de subir. Como se podrán imaginar, a esta altura y después de haber leído tanto, ya estoy considerando si podría hacerlo. ¿Vamos?

Tal vez se preguntaran si queda alguna montaña gigante por escalar. Según este artículo bastante incompleto, la montaña sería Gangkhar Puensum (7.500 metros), en Bhutan. ¿La razón? El gobierno de Bhutan prohíbe subir montañas mayores a 6000 metros desde 1994, por cuestiones religiosas y de seguridad. Y desde el 2001, esta prohibida la escalada en general. Así que bueno, mala suerte.

Ahora Europa: En Noruega, tenemos la Troll Wall, muro infernal y enorme con una caída vertical de 1.100 metros. Esta foto es totalmente lo más:


(véanla en grande por favor que es la gloria)

Y para terminar, encontré unos artículos geniales acerca de los malditos dementes que se dedican a subir a todas estas montañas. Aparentemente existe algo llamado el «Explorers Grand Slam» que se trata de (ojo al gol): Llegar al polo norte, al polo sur, y a las montañas más altas de cada continente. Increíblemente, ya hay 21 limados de la mente que lo hicieron, incluyendo al enfermo de Park Young Seok, que no solo hizo eso sino que subió a las 14 montañas más altas del mundo, y casi todo en tiempo record. Incluso planea ahora subir DE NUEVO a todas las montañas pero esta vez sin ayuda de oxígeno y llegar a los dos polos esquiando y sin soporte de ningún tipo. Un grande. Aquí tenemos una foto de él y con esto cerramos este post.

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