Margaret Glaspy
Me encantan las guitarras. Esto no es novedad para cualquier persona que me conoce o me vió tocando en vivo: aunque tengo mi vieja Telecaster acompañándome hace más de 13 años, siempre ando rotando y probando otras guitarras, y voy aprendiendo y buscando que me gusta, y que no, desarrollando mi gusto y criterio al respecto. Lo mismo con los pedales de efecto, distorsiones, delays, compresores y amplificadores de todo tipo. Digamos que soy muuy nerd e insoportable y mi nerdismo termina en lugares recónditos como saber la diferencia entre válvulas 12ax7 y 12ay7 y los distintos chips que se utilizan para pedales de delay analógicos. Infumable.
Esta información sirve para explicar donde conocí a Margaret Glaspy: En una nota que hicieron sobre ella en www.premierguitar.com. Premier Guitar es un agujero consumista con reseñas de pedales, guitarras, y entrevistas a miles de músicos. Lo novedoso o interesante es que puede interesarse por muchos músicos quizás más outsiders o indies, y tienen muchas Rig Rundows donde entrevistan desde a los Red Hot Chili Peppers a los War on Drugs pasando por Messhugah, mostrando todos sus pedales, guitarras y petates, explicando detalladamente como lo usan. De nuevo: insoportable.
Claramente no todo lo que ponen en ese sitio me interesa y solo pispeo algunas notas de vez en cuando, ya que el rango de músicos que tratan va desde el jazz más azucarado a metal extremo con todo lo que hay en el medio. Pero por alguna razón termine leyendo sobre la muchacha esta, supongo que inicialmente por la foto que era la portada de la tapa, que me costó clasificarla. No entendía bien que género era. Folk? Country? Y esas ropas? Esta ahí, sentada en el piso, con su guitarra, concentrada en su instrumento.
En la nota empezaban a contar un poco sobre sus canciones, su forma de tocar, y su particular setup de guitarra, que es extremadamente simple: una telecaster, un cable que conecta esa guitarra a un amplificador fender champ de los 50s (un amplificador muy chiquito, como de uso hogareño), puesto con el volumen al mango. El resultado es un sonido extremadamente sucio, distorsionado, pero que puede sonar más limpio al tocar con más suavidad las cuerdas. Tocar de esta forma te deja totalmente expuesto a cualquier detalle y error que hagas: Para hacerlo bien tenés que tocar de forma excepcional, y como ventaja te permite tener una gran expresividad con el instrumento.
Cuestión que escuché una canción en Youtube: me gustó la canción (pero tampoco tanto), me gustó mucho su sonido, no tanto su voz (que de a ratos hace unos malabares medio blueseros que me molestaban) y me olvidé de ella por completo. Unas semanas después, por alguna razón, la recordé y volví a escucharla: Algo se había quedado en mi memoria. Me bajé su disco debut, “Emotions and Math”. Lo tuve ahí unos cuantos días, hasta esta semana donde lo puse para ver que tal. Cuestión que lo terminé escuchando, sin parar, deteniéndome en cada canción, escuchando algunas dos veces, dejando que el disco termine, poniéndolo de nuevo. Hace mucho tiempo que no me pasaba eso con un disco.
¿Que era tan fascinante? había algo nuevo: No tenía ningún tipo de referencia sobre ella. Nadie me la había recomendado. No es ni siquiera “conocida» de ninguna banda que me guste. Si la busco en last.fm y veo los ‘similar artists’ no hay ninguna banda que conozca. No conozco a nadie que la conozca. Margaret era una hoja en blanco, en la cual yo podía juzgar y opinar sin ningún pre-concepto anterior. Las escuchas del disco eran un constante “¿Esto esta bueno? ¿Me gusta esto en serio?”. La combinación de géneros que tocaba, una especie de country/alt-rock también ayudaba a la confusión.
La banda de Margaret Glaspy es un power-trío tradicional de bajo, guitarra y batería, y “Emotions and Math» tiene un sonido seco, con casi ninguna sobregrabacion o efectos extra agregados. La base siempre son esos 3 instrumentos, y la gran mayoría de arreglos o riffs de guitarra lo hace en un entorno despojado, con solo el bajo y la batería apoyando con humildad. Luego de muchas escuchas uno descubre pequeños detalles: Unos toques de piano en un verso en un tema, super bajito en la mezcla. En otro un arreglo de hammond. En «Situation», el tema más raro y atonal, hay un arreglo noise bien raro que todavía no entiendo bien como lo hicieron. Pero la sensación del disco es como de “vacío», y me puede recordar – aunque nada que ver – a lo que hacen los ingleses de The Wave Pictures o a los viejos y queridísimos Hefner, militantes absolutos de la grabación en vivo sin overdubs que te graban un álbum en una tarde mientras toman el café con leche. Nuevamente, algunas acrobacias vocales no me gustan del todo pero me conformo igual con el sonido de guitarra de todo el disco que es alucinante, y queda perfecto para la forma de tocar de ella, llena de personalidad, firme y con el nivel exacto de desprolijidad y suciedad. El resto de la banda (batería y bajo) brillan muchísimo por todo lo que NO hacen. Se mantienen quietitos como perro en bote durante todo los temas, tocando siempre y exclusivamente SOLO lo necesario. Bien ellos.
Pero por sobre todo, lo que me fascinaba era el descubrimiento absoluto, y – de nuevo – la ausencia de referencialidad. No puedo recordar la última vez que me pasaba eso. ¿En mi adolescencia gordita revisando discos rarísimos de Warp Records? Nah, ahí tenía la referencia enorme del sonido de ese sello tan popular. Creo que lo más parecido es volver bien atrás, a mi infancia, al ridículo “Big Ones” de Aerosmith, el primer disco que tuve, el que escuche miles y miles de veces, y que todavía recuerdo de memoria de principio a fin. Lo escuchaba todo el tiempo, probaba distintos ordenes, me saltaba temas, lo escuchaba del último tema en orden inverso al primero, una y otra vez. Un disco gigante y eterno, que no se acababa nunca.
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Si quieren escuchar a Margaret, el KEXP de ella es muy bueno. El tema más noise/raro es «Situation» y la mejor canción del disco posiblemente sea «Memory Street».
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