Zapatillas y Championes.

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Desde hace más de un año que vivo en Buenos Aires, ciudad en la que nací pero a la que solo volví de visita desde que me mudé a Montevideo cuando tenía 5 años.

Como capitales de dos países a menos de 5 horas de distancia, cada habitante de cada ciudad tienen una opinión muy definida de la otra. Los porteños aman a Montevideo y los Montevideanos aman a Buenos Aires, pero ambos con sus reservas y escepticismos, como si fuesen dos polos opuestos de una misma situación urbanística, y donde quizás la mejor opción sería una tercera ciudad, balanceada, sin los extremos de ninguna de las dos que realmente existen.

Los montevideanos ven a Buenos Aires como un monstruo gigante, tan terrorífico como fascinante. No ayuda mucho a esa impresión que la primera imagen que un turista puede ver de Buenos Aires usualmente sean los edificios monstruosos de Puerto Madero y la locura del Microcentro. Muchos amigos me comentaron en algún momento, y bien bajito, que les gustaría irse a vivir a Buenos Aires, cual un pueblerino del medio del campo se va a la gran urbe a buscar más posibilidades. Los porteños, por otro lado, adoran a Montevideo como al vecino más tranquilo, sereno y relajado. Aunque muchas veces el aprecio que tienen por Montevideo puede llegar a ser un poco condescendiente, con esa mirada de “pobrecito el paisito”, y – si se enojan- es muy fácil que caigan en el tradicional golpe bajo de que “en realidad Uruguay es una provincia más de la Argentina”.

A la fecha solo conozco una (1) persona Argentina que se vino a vivir a Uruguay. Hablo de Adrián Biniez, “El Garza”, gran músico y gran cineasta. Nadie entendió como un argentino se podía haber mudado a Montevideo, y muchos lo miraban como si fuera un bicho excéntrico durante años. Onda “que hacés acá? ¡rajate, esto está mal, la gente no viene a vivir para acá!”

La primera diferencia obvia entre ambas ciudades es su densidad geográfica, Buenos Aires unas diez veces más poblada que Montevideo. También está el hecho de que no es una ciudad construida ‘mirando’ al Río de la Plata, lo cual da una sensación más agobiante para los uruguayitos que estamos acostumbrados a caminar 10 cuadras y tener una rambla ahí. Una ciudad tan grande y tan poblada hace que la vida cotidiana y el transporte sea muy, muy diferente.

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Hay tres cosas que uno ve en Buenos Aires mucho más seguido que en Montevideo. 1) Gente puteando a los gritos, 2) Gente corriendo al máximo de su velocidad por alguna razón y 3) Gente llorando. Hay como una tensión, constante, que corre en el aire, una pelea que tienen sus habitantes contra su propia ciudad. Hay pocas cosas más plenas de nervios que una cola de un Carrefour a hora pico. Mientras que uno espera un bondi en Montevideo simplemente “estando ahí”, en la parada, las colas para el bondi en Buenos Aires son una institución. Uno piensa que es una exageración de protocolo hasta que te toca esperar 25 minutos un omnibus y ahí te das cuenta que si no hubiese una cola el único resultado posible sería una batalla campal con vísceras desparramadas por todo Corrientes.

Todo esto haría pensar que es un lugar peor para vivir que Montevideo pero la verdad que no es así. Empecemos por lo obvio: Buenos Aires es mucho más barato. Yo sigo yéndome del supermercado con una sonrisa de oreja a oreja por el precio totalmente razonable que pagué por un surtido de toda una semana. Posta: Convirtiendo a pesos uruguayos, los productos normales de consumo salen la mitad o a veces menos. Mis amigos de Uruguay no dudan en aprovechar su último día en Buenos Aires para llevarse productos tan exclusivos y mágicos como CAFÉ, SHAMPOO o PASTA DENTAL, cosas que salen un tercio en comparación con los precios en Montevideo. Bebidas, lácteos, frutas, verduras, lo que sea. Cada regreso a Montevideo vuelvo más asceta, esquivando los supermercados con terror.

De esa misma forma, hay formas distintas de vivir que son mucho más válidas. La posibilidad de tener un trabajo super básico como en una librería o en un café y poder vivir solo – quizás con alguien más pero vivir “por tu cuenta” al fin – es mucho más razonable. Los jóvenes se pueden emancipar más rápido de lo de sus padres, porque la relación entre un sueldo básico y los costos de vida son mucho más coherentes. Con el tiempo, Buenos Aires te deja de parece barato para que Montevideo en realidad te parezca impagable y no entiendas porque la gente no está prendiendo fuego 18 de julio protestando por el alquiler, Buenos Aires style.

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Buenos Aires es muy hermosa. Hay que saber recorrerla, y hay de todo un poco, pero está repleto de barrios muy tranquilos, amables y serenos, equivalentes a un Buceo o Malvín de Montevideo. Otra maravilla de su extensión es que uno siempre está paseando y conociendo nuevas zonas y recovecos. Hay una sensación pequeña de aventura que puedo ver incluso en los porteños más porteños que vivieron aquí toda su vida. También los barrios son mucho más barrios, y saliendo de la ciudad en el Conurbano hay unos sentimientos de pertenencia hermosos, cosas que uno ve muy poco en Montevideo – creo que solo Malvín o el Cerro se pueden comparar en ese arraigo cariñoso por el lugar donde te criaste.

También es una ciudad con mucha más vida, llena de bares y lugares que abren y cierran. Los habitantes de cada barrio se pelean de forma absurdamente genial por recomendar su mejor heladería o mejor pizzería, que defienden con completa pasión. Y uno no puede evitar pensar en los helados de mierda que se consumen en Montevideo, o en zafar con la pizzería de segunda que queda cerca de su casa. Es libre mercado, bitches: la competencia mucho más intensa que hay en la capital Argentina hace que la gente se rompa por hacer comida deliciosa. Y esta panza generosa y contenta que voy llevando de país a país lo confirma.

Pero ocurre que llegás a Montevideo y pese a que la comida es peor, el super es impagable y el transporte público sale unas CUATRO veces más, hay otro aire, otra cadencia, que es muy, muy atractiva. A grandes rasgos hay cierto desestrés y desenvoltura general. La gente tiene menos plata, gana menos, los alquileres son impagables, el supermercado es un infierno, pero de cualquier forma no sé, la gente “se maneja”. Es curioso. Son cosas que no notás hasta que alguien de afuera las ve, por ejemplo, pero recuerdo muy claramente a Julia sorprenderse por cómo “la gente iba a un bar y no entraba, se quedaba afuera, charlando”. El tradicional “hacer puerta” o “hacer murito”. O el concepto de “la previa”, esa idea tan estandarizada como ridícula de juntarse con amigos a emborracharse hasta las 3 de la mañana para RECIÉN después salir. ¿Por qué hacemos eso en Montevideo? Fácil: Y… es más barato.

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En Montevideo he ido a un cumpleaños de una amiga, saludar, tomar una cerveza, y volver, todo eso en 2 horas. El lugar me quedaba a 6 cuadras. Fui y volví. En Buenos Aires eso es un sueño dorado. Las distancias son brutales y lo normal es viajar 45-50 minutos para ir de un lado a otro de la ciudad. En cierta forma, la amistad y los contactos se vuelven algo más exigente, algo que exige que te pongas a trabajar en ello. La gente se reúne más tiempo, a veces por razones más nimias. Hay que justificar ese tiempo de traslado, esa inversión.

De las cosas que más me causan gracia en la contienda Uruguay vs Argentina es lo futbolístico. Por las dudas: El rival número uno de Uruguay en el fútbol es, SIN DISCUSIÓN, Argentina. El rival número uno de Argentina en el fútbol es… Brasil, obviamente. Esto causa una especie de resentimiento y enojo no correspondido totalmente ridículo, donde es común ver a un argentino hinchando por Uruguay contento en una Copa América, y a un uruguayo odiar a Argentina no importa la situación. Y creo que esta “no correspondencia” es uno de los pilares para entender un poco la compleja relación entre ambos países.

Y la política.. Puf. La cosa es más o menos así: la vida política – al menos de la izquierda que yo conozco de ambos lados del charco – es muy, muy diferente. Primero que nada, está el peronismo, movimiento complejo y cuasi incomprensible para un uruguayo, al punto de que un “Curso Básico de Peronismo Para Uruguayos” sería un negocio bastante piola y al cual muchos se anotarían. La izquierda uruguaya tiene todo un transfondo mucho más intelectual, europeo, de rascarse la barba y pensar fríamente como son las cosas, lo cual hace que vivamos toda la política – como diría mi querido Amadeo – “como dentro de un témpano de hielo”.
Obvio que estoy generalizando, al igual que hay gente totalmente fría y intelectualosa respecto a la política en Argentina, así como militantes fervorosos en Uruguay, pero creo que se entiende por dónde va la mano. No es lo mismo, y en general se vive muy distinta la política, el culto a las personalidades es muchísimo más fuerte en Argentina (piensen en la cantidad de “ismos” que hay detrás de cada nombre de un político, sciolismo, macrismo, peronismo, menemismo, kirchnerismo, mientras que en Uruguay solo puedo pensar en el batllismo, cuando hubo 4 Battlles presidentes y el movimiento en si ya tiene más de 100 años).

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Entonces, viniendo desde Montevideo, en Buenos Aires tenemos una ciudad más grande, más alocada, con una política incomprensible, con piquetes en la calle, taxistas esquizofrénicos y subtes llenos hasta las manos, un montón de posibilidades más y miles de comodidades. Pero hay un factor extra, una diferencia que me costó mucho notar hasta que lo pude ver muy claramente no en Uruguay ni en Argentina sino en Chile, donde estuve hace poco más de un mes. Es una diferencia que encompasa no las ciudades sino los países y de la cual todavía no encuentro ninguna explicación razonable: los uruguayos somos anti-nacionalistas. Excepto en el fútbol, es mucho más raro ver a alguien sacando una bandera del país, o festejando realmente un día patrio. Quizás es culpa de Lord Ponsomby y saber la ‘realidad’ acerca del país (creado estrictamente para amortiguar las relaciones entre Argentina y Brasil) que haga que los uruguayos mismos seamos tan condescendientes de nuestro propio país, que no tengamos ningún problema en que alguien se vaya de “la patria” a un lugar mejor, y que parezca tan graciosa la canción de “Uruguay es el mejor país”, porque todos sabemos en el fondo que Uruguay no es el mejor país. Eso no pasa en Argentina. Es normal que cuando entrás en, por poner un ejemplo random y particular, un foro de sintetizadores internacional salte el argentino hablando de cosas argentinas como si fuese el único país en el mundo, ver la banderita de argentina en un baño en Yugoslavia, y que tu DNI nuevo llegue en un sobre que reza “DNI 100% ARGENTINO”. Mientras tanto, el nacionalismo semi-escondido de los uruguayos se le permite flotar con el fútbol, que en cierta forma reemplaza nuestra ‘historia nacional’, tan pálida y amarga con una llena de momentos épicos, gloriosos y emocionantes.

Y sin embargo después te vas a Chile, o cualquier otro país, y la gente saca sus banderas y siente orgullo. Pero para el uruguayo, el nacionalismo, en general, está mal. Lo cual a mi lado ultra racional le parece algo muy positivo, pero por otro lado, quizás sea un poco… frívolo y triste. Quizás ahí se puedan sintetizar las diferencias entre ambas naciones, países o ciudades, términos que mezclé bastante en este post por varias razones, que usted, querido lector, espero sepa disculpar. La pasión contra la mesura, la locura contra el aburrimiento, las facturas contra los bizcochos, la zapatilla contra el champión.


7 comentarios en “Zapatillas y Championes.

  1. xopxe

    Argentina: Italia. Uruguay: España.
    Uno tiene los genios y los quilombos. El otro tiene el complejo de no ser realmente Europa.
    Es como comparar a Mussolini y Franco. Uno era el hipnotizador de masas que termino colgado de los pies en una plaza. El otro murió de viejo y la noticia de su muerte fue retenida para ver cómo se seguía.

  2. Caro

    Decir que Uruguay es español y Argentina italiano es simplista e irreal. Ambos países tienen una influencia muy grande de ambos origenes y la diferencia nunca seria suficiente para explicar nuestra indosincrasia. La diferencia de tamaño entre los 2 países + la cultura similar es lo que juega el papel principal en la relación entre ambos. Pensemos en Belgica-Holanda, Inglaterra-Wales, Alemania-Austria.

  3. xopxe

    Cualquiera diría que acusar a una analogía entre dos pares de países en un comentario de un blog de «simplista e irreal» sería trivial y redundante. Sin embargo, el comentarista logra convertir la objeción en otra cosa al centrar su argumentación en torno al relacionamiento entre paíes, cuando el texto impugnado no hacia tal cosa sino que hablaba de las características internas de cada uno.

  4. Fernando Benítez

    Che, es tal cual lo que vos decís. Yo hace 2 años y medio que me vine para acá, y viví en Salto y Montevideo, y casualmente, también anduve por Chile, y es todo exactamente como vos decís. Parece que el artículo lo hubiera escrito yo, ¿no serás un hermano separado al nacer? XDDDDDDDDDDDDDD

  5. Akurosawa

    Bó, (lo empiezo así por razones obvias, jeje) no te metas con los bizcochos. Hablando enserio, me pareció genial el articulo. Aprecio las cosas que has notado y compartes aquí, comparto muchas de ellas. Para diluir un poco la situación, esa rivalidad futbolística de la cual hablas creo que es plenamente Montevideo – Buenos Aires. Yo soy de Chuy, frontera con Brasil, y la rivalidad de allá es plenamente con los brasukas. También noté que en otras ciudades fronteras con Brasil la cosa es igual a de donde yo vengo. Ahora hace mucho vivo en Montevideo y creo que entiendo lo que dices, pero es una rivalidad entre capitales, no se si nacionales.
    Lo del nacionalismo: «…para el uruguayo, el nacionalismo, en general, está mal. Lo cual a mi lado ultra racional le parece algo muy positivo, pero por otro lado, quizás sea un poco… frívolo y triste.» También entiendo esto, pero me encanta que sea así. El nacionalismo bloquea y da miedo. Te puede hacer muy burro. Yo amo este paisito chiquito de morondanga. Es re lindo y tiene su magia, pero no me interesa que exista un amor por la bandera. Los países son tremendo invento y dan muchos problemas a la gente.
    También concluí con el articulo que puede llegar a ser muy interesante mudarse a Argentina, mi primer opción como país extranjero latinoamericano al que me gustaría mudarme siempre fue Brasil, habían cosas mundanas de Buenos Aires que no me las imaginaba como las describes.
    Bueno, gracias!

  6. Pablo

    Coincido con todo,sobre todo con la apatia uruguaya hacia su propia nacion (bastante perjudicial en muchos sentidos,ya que no nos esforzamos para ser un mejor pais,yq que no creemos la peor m****) y hay algo que cambio y que me di cuenta cuando viaje a Bs As……ya no es barato Buenos Aires …lo fue hasta principios de año,ahora esta carisimo y casi me muero cuando fui en la semana santa y no pude comprar nada por que todo me salia carisimo….la leche por ejemplo salia el doble que aca por ejemplo….Lo que estaba barato sale lo mismo y lo que salia lo mismo a nosotros los uruguayos ahora no sale muchisimo mas caro,tema cambiario o lo que sea,fui dispuesto a hacerme un festin y sali esquilado…
    Lo que me gusta mas de Uruguay es nuestra feroz laicidad,por suerte nuestro pais se quito ese lastre latinoamericano y colonial ,tambien la intelectualidad en general del uruguayo,te encontras a Sartre de taxista.
    Lo que me gusta mas de Argentino es su orgullo patrio,los impulsa a mejorar su ciudad,su pais,su apariencia,aca son unos piojosos,no te pintan una medianera,no te arreglan una plaza….lo disfrazamos de austeridad pero pasamos la linea de la miserabilidad muy facilmente y a menudo.

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