Monster Robot Sex Craze From Hell.

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(Cuidado: esta reseña tiene algunos spoilers suaves, pero se centra más en lo conceptual que en lo narrativo).

Pacific Rim era la película que más anticipaba de esta temporada de grandes blockbusters. El concepto es tan sencillo y tan grandioso que parece diseñado para mí: robots gigantes (llamados Jaeger) pelean contra monstruos gigantes (llamados Kaiju). No hay nada en el mundo que me guste más que los monstruos, y los robots están en un cercano segundo lugar. Nunca entenderé por qué, pero probablemente tenga algo que ver con la sensación de que este mundo es demasiado chico y aburrido, que le faltan COSAS, cosas gigantes y destructivas, MONSTRUOS que vayan en contra de la ley de Dios. Y que repten, vuelen, caminen y salten por todos los cielos y la tierra. Así que desde el momento en que me enteré del concepto, algo así como un año y medio atrás, que soy una máquina del hype, quemándoles la cabeza a amigos al respecto, que la mayoría de las veces me ven con una sonrisa de incomprensión.

Por otro lado, me cae muy bien Guillermo del Toro. Es cierto que le falta una obra maestra, que la mayoría de sus películas están muy bien, pero que nunca hizo una película que sea una destilación compacta de diseño+guión+actuaciones+subtexto. Además tiene, al menos, dos tipos de películas en su producción. Las primeras son aquellas que tratan sobre historias de fantasmas o historias con un solitario elemento fantástico que se entrelaza con algún elemento de la historia española o mexicana. En este grupo se podrían poner a Cronos, El Espinazo del Diablo y El Laberinto del Fauno. Este grupo de películas tienen momentos lacrimógenos y sensiblones pero mezclados con finales generalmente oscuros, que dejan a sus protagonistas infantiles muertos o huérfanos. Es una extraña combinación entre la fe en un mundo fantástico y la crudeza de los escenarios elegidos. Las otras películas son aquellas que son un festival de efectos, monstruos y conceptos alojados en el interior de una historia más o menos tradicional que muchas veces alcanza la excelencia por la alegría que emana la manera en que Del Toro filma y por un gran ojo para el casting, que logra extraer lo mejor de sus actores. En este grupo entrarían las dos Hellboy y la película que tratamos en esta ocasión. En el medio hay otro tipo de películas de Del Toro, que son como experimentos a medio camino, generalmente no muy exitosos: Mimic, Blade II.

Bueno, Pacific Rim (que ha sido, sorprendentemente, traducida con el muy apropiado título de Titanes del Pacífico) es una muy, muy buena película, muy sólida pero que me dejó un ligero sabor a poco al no tener mucho subtexto en su historia. Es lo que te dice en el envase: una película sobre monstruos gigantes contra robots gigantes que no intenta profundizar más que ello.

Ahora bien, muchos podrían decir “¿que clase de subtexto esperas de una película como esta?” Bueno, hay muchos posibles: la idea de los monstruos gigantes que ya está presente en las películas originales de Godzilla (especialmente en la primera) que los presenta como una metáfora de la Bomba Nuclear en Hiroshima y Nagasaki; los monstruos como la construcción metafórica de la ocupación y silenciamiento de los medios de comunicación japoneses por parte del ejército de los Estados Unidos; una fábula ambientalista en la cual la naturaleza se vuelve en nuestra contra por el deseo de la raza humana de jugar a ser Dios; la idea de la tecnología como deshumanizante a la que lleva la transformación de los pilotos de robots gigantes en máquinas sincronizadas y afectadas física y emocionalmente por las batallas; la idea de una guerra sin fin contra fuerzas que no paran de atacar a la humanidad, en el estilo de La Guerra Interminable de Joe Haldeman y de ciertas sagas de Gundam; una historia alternativa en donde la construcción de los robots funciona como la Revolución Industrial, reproduciendo las mismas iniquidades que el capitalismo; una reflexión sobre lo que significa ser humano en un mundo de máquinas casi humanas y de monstruos que no comprendemos pero que, quizás, no sean los monstruos que observamos sino otro tipo de forma de vida con la cual podemos convivir. Finalmente, funciona como una metáfora (otra más) del fin del mundo y la destrucción de la sociedad humana como la conocemos, algo con lo cual el cine fantástico y de ciencia ficción de los últimos 10 años está obsesionado de manera insana (una pequeña lista que trata este asunto: Oblivion, After Earth, I Am Legend, World War Z, 2012, Cloud Atlas, The Road, Children of Men, 28 Days Later, Terminator 3, Southland Tales, The Happening y hay muchas, muchas más, es un tema que merece su propio artículo).

Bueno, Pacific Rim utiliza muchos de estos elementos pero nunca los vuelve parte de una declaración de intenciones explícita. Los monstruos vienen atacando a la humanidad hace ya más de una década, con lo cual la guerra ya pasó por varias etapas; algo que nos es contado en los primeros 10 minutos, poniendo en evidencia la enorme imaginación de Del Toro y su voluntad de construir un nuevo mundo. Sin embargo, la sociedad sigue siendo más o menos la misma, con la molestia adicional de algunos ataques a grandes ciudades. Los robots comparten una interfaz neuronal con los pilotos, que en cierto modo SON los robots, pero eso nunca desciende en una reflexión del efecto devastador en una mente humana de estar conectado con pilas y pilas de metal y circuitos. Una breve digresión: en este pequeño detalle muchos críticos han visto una similitud insoslayable con Evangelion, y han procedido a caracterizar a Pacific Rim como una película que le roba a Evangelion. Nada más lejos de la verdad. Evangelion está ahí, en algún lado, pero como parte de una mezcla mucho más grande de inspiraciones en mangas y animes de mechas que no se agota en la obra de Hideaki Anno. De hecho, el detalle de que la sincronización es realizada con las memorias de los pilotos y de que los mismos están conectados a los robots de forma psíquica es lo único que toma, y, por suerte, por suerte, no se va por la alcantarilla de la autocompasión y la poesía digna de un adolescente angustiado de 14 años que plaga a Evangelion (la vi a los 14 años y me pareció lo más: no creo que pudiese aguantar la vergüenza de volver a verla ahora, especialmente el final). Es una película que está mucho más cerca de Mazinger Z (sin el sexo) que de la serie de Gainax.

Lo que más sorprende de Pacific Rim es cuan japonesa es. No parece una película de acción norteamericana. ¡Y eso es algo bueno! Es una película que es enormemente fiel a su material original, inclusive en los tonos confusos que éste suele desplegar. O sea, mezcla acción con un poquito de melodrama, con un poquito de romance y un poco de humor y es una película profundamente optimista y feliz. Transmite de forma genial ese optimismo japonés en el cual a pesar de estar luchando contra enemigos mucho más poderosos, la energía, el valor y el corazón de un grupo de jóvenes son suficientes para “cancelar el Apocalipsis”. Es tan fiel a su material original que tiene todo un subplot con científicos totalmente bufones pero que, sin embargo y gracias a sus métodos heterodoxos, consiguen avances importantes en la lucha. Y esos científicos están interpretados por Charlie Day y Burn Gorman con una energía gonzo totalmente encantadora ¡La co-protagonista es japonesa! ¡Hay un traficante de partes de monstruo interpretado por Ron Perlman y con el genial nombre de Hannibal Chau que parece salido de un manga! ¡Hay caricaturas de habitantes de distintos países que pilotan Jaegers que parecen dibujados por Osamu Tezuka y un piloto arrogante y altivo que al final demuestra tener buen corazón! ¡Hasta tiene un subplot sobre “no-quiero-que-pilotes-un-robot-porque-sos-mi-hija”! Quizás ese choque de tonalidades sea molesto para algunas audiencias que quieren su ciencia ficción y fantasía Seria, Aburrida y Gris, pero para mi lo maniático de su mezcla de estilos demuestra que le prestaron real atención a aquello en lo que se inspiraban y que intentaron hacer una película diferente.

sewashi nori nori(O sea, PR tiene personajes que son símiles de estos tipos)

Con lo cual llegamos a un punto importante: las actuaciones. Como dije arriba, Del Toro es muy bueno cuando se trata de casting, y esta no es una excepción. Idris Elba está absolutamente genial como Stacker Pentecost, el oficial a cargo de toda la operación, duro como una roca pero controlado y justo cuando se debe. Al fin una película fantástica que le da algo que hacer con sus inmensas habilidades actorales. Rinko Kikuchi está muy bien como la pilota inexperta, transmitiendo vulnerabilidad y decisión en partes iguales. Todos los secundarios pueblan la pantalla como partes imaginativas de un mundo nuevo que estamos fisgoneando, y hay un par de cameos muy simpáticos. Quizás el que es más una tabula rasa es Charlie Hunnan en el papel protagónico, que es lindo y pone caras nomás, pero tampoco molesta ni desentona. En general, se nota que todos los actores están disfrutando habitar ese mundo, que están compenetrados con los costados a menudo caricaturescos de sus personajes. Incluso los pilotos chinos y rusos, que prácticamente no tienen líneas, cruzan por la pantalla de una manera tan colorida que te hace pensar que podrían tener toda una serie o película dedicadas a ellos.

Finalmente, lo mejor. Todos los monstruos y todos los robots son EXCELENTES. Lo cual, para mi, es algo sumamente importante en una película como esta. Con respecto a los monstruos, logran algo completamente inaudito: logran que se note que pertenecen a la misma “raza” pero sin que eso los vuelva a todos bichitos iguales con una armadura aburrida. Al igual que en Monsters University, hay una tarea muy creativa de combinación genética continua de animales reales para crear cosas híbridas y con verdadera PRESENCIA. Los monstruos pesan, pisan, destruyen y gruñen de una manera muy ominosa y es notorio que el objetivo de las escenas de lucha es, en general, evitar que lleguen a una ciudad muy poblada, asumiendo que el hecho de que un monstruo gigante pise tu ciudad es un nivel de destrucción a escala… no sé… ¿nuclear? Y cada uno tiene un estilo de combate bien diferente, que surge de sus características animales primordiales. Por el lado de los robots, la elección es evolutiva, ya que si bien los monstruos son creados de una misma base genética que se re-combina, los robots son el producto de años de experimentación y construcción por parte de los humanos. En ese sentido, la película logra transmitir muy bien una sensación de ingeniería, de armaduras, de tanques, de industria pesada. Y también, la idea de que fueron evolucionando y refinándose con el paso de los años, como cualquier arma. No es lo mismo un Jaeger de Primera Generación, pesado y humeante, que un Jaeger de Quinta Generación, cromado y aerodinámico. Como si esto fuera poco, no solo transmiten esta progresión, sino que también tienen conexiones muy directas con su país de origen. Entonces el Jaeger chino es pilotado por trillizos que utilizan un estilo de combate colectivo y el Jaeger ruso es pesado y TIENE UNA CENTRAL NUCLEAR EN LA ESPALDA.

Pacific Rim es una película que, a diferencia de Man Of Steel, por ejemplo, mejora cuanto más la pensás y cuanto más te alejas de la experiencia del cine. Es honesta, respetuosa, imaginativa y sólida. Quizás no cumplió absolutamente todas mis expectativas, pero creo que yo tengo expectativas demasiado elevadas para este tipo de cine. De alguna manera le estoy pidiendo, todo el tiempo (y es lo mismo que le pido al comic de superhéroes) que sea mejor, que esté a la altura de sus Grandes Ideas y no de su realidad de fábrica de chorizos. Que de alguna forma justifique la emoción que me produce en sus mejores momentos. Es una curiosa experiencia, a la que me someto casi todas las temporadas de tanques hollywoodense: entrar en una sala oscura esperando lo mejor, basado muchas veces en un puñado de imágenes y un trailer y un concepto, para salir con la boca llena de las cenizas de lo previsible, lo cliché, lo sentimentaloide y lo formulaico. Pero mi eterno optimismo y, a veces, películas como Pacific Rim, siguen encendiendo ese fuego inexplicable en mi corazón al ver un robot y un monstruo trenzados en danza.


3 comentarios en “Monster Robot Sex Craze From Hell.

  1. Nicolás

    Va a resultar que es mejor que hagan películas para todo público. En las películas «adultas» se gastan el primer tercio contando el origen, además de confundir lo maduro con lo aburrido y gris. Me quedo con Pacific Rim.

  2. Matias

    me gusto la peli y el comentario. lo unico, y con man of steel tambien pero mas con esta, el final es demasiado igual a Dia de la Independencia.

  3. gervas

    Zizek ha hablado sobre las películas «como metáforas del fin del mundo y la destrucción de la sociedad humana como la conocemos», puede ser útil para un artículo!
    Me encantó que de Pacific Rim que fuera, a su manera, un guión «original», no tengo claro porqué exactamente, pero es refrescante asistir a algo que no tenga un copioso «fandom» preexistente.

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